Nueva moneda mundial
En estos últimos días apareció la noticia de que se establece una segunda moneda mundial, similar al dólar americano que tiene su localización en China, consecuencia del descomunal desarrollo alcanzado por el país oriental, al que se han adherido más de 40 países entre ellos el Reino Unido y España. No resulta sorprendente dicho anuncio, tras haber leído el libro “Eclipse” del profesor: Arvind Subramanian del “Peterson Institute for International Economics”, think tank estadounidense consagrado a la economía internacional, en el que ya se pronosticaba que en próxima década el gran país oriental, superaría el potencial económico de los EE.UU., en todos los índices del ramo: comercio, crecimiento, prestamos a otros países,… dejando atrás el esplendor actual, del gran país americano.
El hecho de que China viene de índices de riqueza correspondientes al tercer mundo, lo que determina que los sueldos de sus trabajadores son muy bajos, junto con que las industrias instaladas en dicho país, debido a su enorme población son dimensionadas en economía de escala, al tiempo que son la más modernas al no contar antes con industrialización previa, son tres condiciones cruciales, que favorecen la competitividad de sus productos, con lo que se han erigido en la fábrica del mundo, completado con la logística de alcance mundial para la distribución de sus artículos.
La industrialización moderna de dicho país ha conducido al trasvase de ingente mano de obra desde el campo a las ciudades que han tenido un auge inusitado, representado por un cambio sociológico positivo para sus habitantes, aportando mejoras ostensibles en sus condiciones de vida al pasar de residir en pueblos atrasados a alojarse en modernos rascacielos que caracterizan a las ciudades modernas provistas de centros sanitarios, culturales, asistenciales,.. que no tienen cabida en el mundo rural.
Si a todo lo expuesto se añade que en la China, se parte de la ausencia de privilegios heredados, sino que cada uno cuenta con méritos adquiridos por sí mismo, dándose condiciones iguales por nacer en distinta cuna para afrontar las vicisitudes de la vida de las personas. El contraste con las condiciones expuestas, el neoliberalismo occidental en el que gobiernan los más ricos, unidos en lobbies citados por economistas progresistas como Paul Krugman, en que el 1% de los votantes, cuando dicen que la democracia se basa en que el gobierno de los pueblos es determinado por cada persona un voto y que el 99% de las personas sean sometidos a los dictados de una minoría del 1% es el mayor sarcasmo que se puede atribuir a la democracia. En contrapartida en occidente se dice que la ingente mayoría de la población china está sometida a un gobierno dictatorial en que no existen las libertades que en Occidente tenemos instauradas.
Se tiene también como asumido en nuestros lares, que los gobiernos son malos gestores económicos, lo que queda desmentido por las actuaciones que ha tenido el gobierno chino, que en las últimas tres décadas ha tenido crecimientos económicos de dos dígitos, sin padecer ninguna de las crisis cíclicas propias del capitalismo, contando en que dicho gobierno mantiene bajo su administración los principales ítems económicos, que afectan más directamente en la vida de las personas como son: la propiedad del suelo, la vivienda, la energía, los transportes públicos, las infraestructuras viarias, el urbanismo, los bancos, las multinacionales, las inversiones exteriores, el agua potable, la ecología, aparte la totalidad de las clásicas prestaciones asignadas a los gobiernos que conocemos,…. Otro capítulo crucial asumido por el gobierno chino ha sido la organización del trabajo, que a partir de la gestión de lo que representan las finanzas en el mundo actual, las actuaciones de las multinacionales chinas al exterior de su territorio, y las facultades que presta la fiscalidad, para asegurar los preceptivos puestos de trabajo, en función de las horas asignadas para tal fin, de forma a eliminar el fantasma del paro, son atributos capitales que correspondería asignar a los gobiernos.
Caben dos actitudes, que no pueden dejar al albur de los acontecimientos los gobiernos responsables a la vista de las consecuencia apocalípticas que se han dado a lo largo de la historia de la humanidad, que son las guerras, pudiendo optar los países, por el poder blando, o por el duro. Tenemos el ejemplo de Suiza, que se ha desentendido de participar en las dos guerras mundiales habidas en su proximidad, mediante pactos de no agresión con sus países vecinos. China dice haber firmado el pacto de colaboración de Shangay, con todos sus vecinos al tiempo que la otra gran potencia actual los EE.UU. ha tenido múltiples intervenciones, a través de sus bases con las que cuentan alrededor del mundo, lo que da idea del abismal enfoque entre posturas antagónicas frente a problemas capitales de orden ético. No obstante todo lo apuntado no predispone que el ideal humano se haya conseguido en su plenitud, si bien, aspectos capitales tales como eliminar: el paro, la declaración de guerras y que la riqueza esté más repartida, solo se ha dado en países con partidos comunistas.
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