14 noviembre 2011

Consecuencia de la polarización de las rentas

¿ A quien puede sorprender el hecho que tantos critican en este momento, que la incidencia que han tenido los bancos en la presente crisis fraguada inicialmente en Wall Street, con las hipotecas basura,… avaladas por personajes como Greespan, llamado el oráculo, que nunca permitió la intromisión de los miembros del Congreso ni del Senado estadounidenses, en los tejemanejes económicos de los financieros, que según la formulación neoliberal, el comercio es por sí mismo el mecanismo por antonomasia para el justo reparto de la riqueza.?
Pues bien, el resultado de tan equitativa distribución de la riqueza a desembocado en la situación actual contra la que tantos claman, será con algún fundamento de que la mayor concentración de la riqueza mundial reside en el 1% de la plutocracia constituida por los lobbys financieros que a través de los bancos depositarios de los fondos de todo tipo, por medio de la especulación y la imposición de intereses arbitrarios, mediante el acaparamiento de: materias primas, energía, alimentos y toda clase de ítems estratégicos,…consiguen doblegar a los gobiernos de los países obligándoles a aplicar consignas que favorezcan los intereses de los poderosos de siempre.
Frente al poder avasallador del dinero, la democracia queda en el más espantoso de los ridículos, con las experiencias puestas en práctica estos días en Grecia y en Italia, dos países con gran pedigrí histórico, que acaban de claudicar del principio democrático, de responsabilizar al pueblo de la marcha de los asuntos públicos, para concedérselo a técnicos ex banqueros que son los que nos han conducido a la presente crisis, que según muchos entendidos tiene visos de ser sistémica, a la que no se ve solución en años. No parece indicado dar más armas al verdugo para que siga matando, cuando es evidente que la desigualdad económica descarta toda posibilidad de alcanzar: solidaridad, concordia, justicia, armonía, bondad,.. entre otras muchas condiciones susceptibles de procurar paz social a las comunidades humanas.
La cantinela tan prodigada en estos tiempos incluso por los economistas que son los estudiosos de la materia, a la que nos referimos de que el 1% de la población acaparadora de la riqueza existente hoy en día en el mundo occidental, activos producidos en su mayor proporción por los trabajadores y los inventores del inconmensurable arsenal de ítems que hoy proveen a tantos millones de beneficiarios del progreso, sea confiado a tan exigua cantidad de codiciosos, que consiguen hacer tabla rasa del principio democrático que avala la igualdad de oportunidades, por ser asignada a cada persona un voto, para nombrar a sus representates.
Los poderosos en el transcurso de la historia de la humanidad apelando a expedientes arteros, para que unos pocos pueden avasallar a las mayorías, mediante: guerras, ignorancia, esclavitud, colonialismo, neocolonialismo dictatorial impuesto desde el exterior y últimamente su última gran baza, han sido las finanzas virtuales llamadas de casino, por las que los que se han valido de normativas legales impuestas por el poder del dinero depositado en los bancos por los fondistas beneficiarios de: la corrupción, la especulación y la evasión de impuestos, ayudados por las agencias de calificación que dan al crédito de los distintos países, que gravan con intereses desorbitados las deudas de los más pobres, llevando actualmente a la recesión a gran número de ellos, con la imposibilidad de que puedan resarcirse de la misma en plazos previsibles.
En los años que siguieron a la segunda guerra mundial con la aplicación de normas keynesianas en los EE. UU, que les permitieron aplicar el plan Marshall de ayudas a los principales países de la Europa Occidental, con el que se resarcieron de los destrozos causados por la guerra con gran celeridad, al tiempo que se ponía en práctica el Estado del Bienestar que fué el mayor logro social alcanzado para la dignificación de las personas en esta parte del mundo.
En el largo período transcurrido durante el siglo XX y la primera década del XXI, se han sucedido numerosas crisis económicas provocadas por la codicia del capital que siempre ha sido el mayor enemigo del pueblo, pero gracias a períodos en que los partidos obreristas han conseguido por medios democráticos acceder al gobierno de pueblos: como los escandinavos y otros, que han aplicado pautas de actuación beneficiosas para los habitantes de dichos países, mediante la fiscalidad progresiva y las aportaciones estructurales de la tecno-ciencia que ha sido decisiva para rescatar de las servidumbres de la pobreza a numerosos beneficiados.
Consecuencia de la crisis sistémica que sufrimos en la actualidad en Europa se están manifestando con toda su virulencia las fuerzas de la reacción que son las poseedoras del capital financiero, con visos de querer dar al traste con las conquistas alcanzadas por los artífices de la producción que son los obreros y los forjadores del progreso científico-técnico, por el valor estructural atribuido al dinero, cuando éste, junto a la facultad de incrementarlo por métodos espurios, solo puede tener un efecto instrumental. Cuando los humanos se saturen de los bienes materiales y atribuyan la máxima jerarquía al reconocimiento social que confiere la meritocracia, dignidad alcanzada con las prestaciones al servicio de la comunidad humana en su multifacética gama de funciones desarrolladas en la vida de cada persona, que alcanza difusión planetaria en tiempos en que la globalización incentivada por las modernas tecnologías de la información y la comunicación se consiga glorificar mediante el aplauso unánime a los artífices del progreso real, no a los que por herencia o por influencias ajenas a sus méritos, les es atribuida una publicidad laudatoria inmerecida.
El neoliberalismo, la doctrina económica puesta en práctica en las décadas de los setenta y ochenta del siglo XX por los mandatarios: Reagan y Thatcher inspirados por economistas de la escuela llamada: los chicago-boys, secundados por la nueva vía de Blair en el Reino Unido, ha sido el germen de los mayores atrasos sociales en que se ha involucrado Occidente, al haber instaurado la mayor polarización económica de la historia, al asignar la posesión del capital económico a exiguas minorías de plutócratas, constituidos en lobbys de poder absoluto, sobre los pueblos que gobiernan, mediante manipulaciones mafiosas incrustadas en las jurisdicciones políticas y judiciales, permitiéndoles legislar y juzgar a los pueblos sometidos a su férula para su exclusivo interés, dejando a las prácticas democráticas en una caricatura ridiculizada, con la polarización de percepciones entre los que más medios tienen a su disposición y los indigentes formando parte del mismo conglomerado humano modernamente muy imbricado entre sus integrantes metropolitanos, con diferencias tan abismales como entre el cero al infinito.
La humanidad, que en último siglo ha hecho tantos aportes revolucionarios al acerbo común, en el orden material como en la formación de las conciencias, por la vía del conocimiento impartido a amplísimas masas de sujetos que habitan crecientemente en las grandes metrópolis urbanas, por efecto del más elemental sentido común no podrá tolerar por mucho tiempo, la ostentación del despilfarro de unos, frente a la inanidad de mayorías sometidas al espectáculo que supone la pérdida de la dignidad humana frente a la ostentación más provocadora. Muchos son ya los indignados del mundo, por riesgo de la pérdida de los mínimos atributos que concede la dignidad a las personas, llegando a límites que no son compatibles con la modernidad, acostumbrada a conceder privilegios tales como educación pública igual para todos como es el caso de Finlandia en que asisten a la misma escuela el hijo del director del banco con el hijo del conserje.