Bases para afrontar el cambio
Las sociedades actuales se encuentran en el mayor cambio estructural conocido en la historia de la humanidad, consecuencia de la transformación de costumbres producida por el extraordinario desarrollo del conocimiento de la mano de la tecno-ciencia, que han alterado de forma crucial las expectativas de futuro de los habitantes del planeta Tierra. En el transcurso del último siglo en que han tenido lugar los mayores aportes de las más excelsas esencias de la naturaleza humana: las potencias mentales de los humanos asistidas por las neuronas que son las que nos diferencian de los demás seres vivos existentes en la naturaleza que han tenido la mayor eclosión en los últimos siglos con el salto cuantitativo y cualitativo más espectacular habido en las últimas décadas con la aparición y el desarrollo de la informática, que permite la obtención sin trabas del conocimiento, su información y difusión a todos a través del éter a imagen del aire para respirar.
Debido a las metamorfosis operadas en las sociedades actuales, por la incidencia que tienen en ellas los cambios de las condiciones ecológicas que podrían poner en peligro la secuencia en los contextos climáticos que inciden directamente en el bienestar físico de la vida de las personas que lo perciben en propia carne. La incidencia que tienen las emisiones incontroladas de CO2 en la atmósfera, son de tal gravedad, que es preciso tomar las medidas pertinentes desde este momento, como acaban de aprobar los dos mayores contaminantes: EEE.UU. y China, asegurando que disminuirán sus emisiones a partir del año 2030. Otro riesgo de parecida entidad a la contaminación atmosférica lo constituyen los arsenales de bombas atómicas, que deberían ser desactivados para evitar la tentación de producir el holocausto mundial, por la existencia de tan satánico ingenio en manos de los diferentes países, difíciles de controlar.
Es fácil comprobar los resultados obtenidos a través de los enfrentamientos generados por la codicia que conduce al acaparamiento de bienes materiales orientado a superar al rival por afán competitivo y/o de prestigio, comportamiento que a nivel institucional ha arrastrado a los Estados a desencadenar conflictos bélicos entre países, causantes de la mayor tragedia humana conocida, diezmando la juventud, factor crucial del progreso de los pueblos, por ser el escalón entre la infancia-formativa y la senectud, que genera el mayor entusiasmo, energía vital, que transforma el mundo.
Las metas a alcanzar, son dirigir los comportamientos humanos hacia fines racionales que conduzcan al bienestar físico y mental de la mayoría de las personas del mundo, objetivo alcanzable con los medios de que se dispone actualmente, que han innovado la casi totalidad de los instrumentos de que se servían las personas en su vida diaria y lo que es más importante: las instituciones que están en curso de perfeccionarse para dar cabida al uso del arsenal de medios dispone, con el fin de redimir a los pueblos de la miseria que es el mayor azote a la dignidad de las personas, servidas por la eclosión acelerada de las percepciones que aporta el conocimiento, para subsanar al mundo de sus carencias estructurales, abundando en la solidaridad humana que conducirá al bien común, cuando se asuma que la abundancia de bienes materiales dejará de ser perseguida como la meta a alcanzar, dejando paso al reconocimiento público como el mayor logro a perseguir por las personas que dejan su huella en su entorno y con mayores alcances para los asistidos por el aura de la publicidad que lo abarca todo, con la se hará justicia a los méritos reales atesorados por cada persona.
Las últimas décadas han alumbrado pensamientos con enfoques más acordes con la racionalidad, que ponen en cuestión vicios y rutinas asentados a lo largo de los siglos, asimilados a los rituales religiosos, que no obedecían a planteamientos científicos más acordes con los tiempos actuales: como por ejemplo, que se esté dando la primacía al dinero monopolizado por el 1% de la población mundial, asociada en lobbies, que han alcanzado el poder omnímodo sobre los gobiernos de la mayor parte del mundo que son los que promulgan las leyes favorables a dichos lobbies. Lo más aberrante, es que se hace creer a las personas comunes, mediante artificios tales como la publicidad, que dichos gobiernos son elegidos democráticamente, en que cada persona con su voto elige a quienes van a influir en sus vidas mediante leyes favorables a los que dirigen la economía que es de los que acaparan el dinero conseguido mediante la especulación, que se ha convertido en el mayor fetiche de nuestro tiempo.
La disyuntiva crucial a tomar en consideración es la que presentan iluminados políticos sobre si la función económica debe ser confiada a unos pocos, como ocurre ahora en el mundo occidental, o debe ser gestionada por los gobiernos siendo propiedad de todos. El cambio crucial que media entre las dos alternativas, supondría la mayor revolución que han conocido los tiempos, puesto que en la historia humana, a excepción de los pequeños ensayos fallidos, siempre han sido los poderosos blindados por el dinero, los que han gobernado el mundo. Para que pueda darse un golpe de timó trascendental para la marcha de los pueblos en un mundo globalizado, será preciso que se produzca una metamorfosis crucial, que en nuestro país se está configurando en los mensajes expuestos por jóvenes universitarios, que han suscitado una considerable adhesión, al sintonizar con las mayorías de trabajadores que han visto mermadas gran parte de las conquistas sociales alcanzadas con la transición de la dictadura a un régimen inspirado en los de la Unión Europea, que han resultado ser nefastos para las mayorías de las clases trabajadoras.
Los planes explicitados por el movimiento Podemos, se basan en una mayor igualdad en las percepciones económicas entre los distintos componentes de la sociedad, para que nadie quede excluido de los beneficios económicos alcanzados últimamente, en que el trabajo duro ha sido transferido a la máquina, en que los rendimientos efectivos del trabajo se han centuplicado, lo que debía traducirse en mejorar las condiciones de vida de las personas, impedido por los poderosos que se han asignado lo conseguido por los procesos tecno-científicos para sí mismos, desorbitando las diferencias.
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