04 noviembre 2014

Evidencias recusadas por los establishments

El reconocimiento por parte de cada vez más economistas de distintas ideologías admiten que el fracaso del neoliberalismo instaurado en la troika europea, ha sido el causante de la crisis económica a la que no se le ve el fin, cuyas consecuencias son atribuibles a las ventajas concedidas al capital eminentemente especulativo, sobre el trabajo, que es indiscutiblemente es el artífice de todos los logros materiales y del bienestar de las personas, que son las beneficiarias de las conquistas alcanzadas en los últimos tiempos por el conocimiento y la laboriosidad humanas, puesto que el concepto trabajo, abarca todos los aportes efectuados por el mismo orientados al mejoramiento de la naturaleza confiada al cuidado humano. Consecuente con haber sido denigrado por parte de los poderosos el bien supremo del trabajo al trocarlo en esclavitud, ha sido la mayor injusticia cometida en la historia, por los que hasta aquí, han conseguido dominar por medio de actos espurios.

Aceptar los hechos y las cosas acaecidos en la historia, permite intuir otras cuestiones avaladas por el sentido común más elemental, consistente en observar los resultados alcanzados en un tiempo récord, con aplicación de cambios copernicanos aportados por revoluciones que hacen tabla rasa de costumbres y formas de gobierno obsoletas, que tuvieron argumentos tan infames para dominar como fueron: las armas, la ignorancia de las mayorías y el dominio indiscriminado y transferible del dinero y los privilegios heredados, como instrumentos para mantener las regalías de las castas y monopolizar el gobierno de los pueblos.

La entronización del conocimiento como factor: moderador, analizador, racionalizador, de los hechos y de sus circunstancias, para concluir en resoluciones justas y aceptadas por mayorías instruidas, constituye una exposición de principios original respecto de lo establecido por condicionantes heredados que repugnan a la ecuanimidad aportada por un análisis objetivo de los hechos sometidos a la circunstancia en la que se juzgan.

Pasando de las especulaciones mentales, a ejemplos de los hechos que tienen lugar en la actualidad, en países que al socaire de revoluciones han hecho tabla rasa de hábitos contraídos para acometer el enriquecimiento del país como meta prioritaria, a partir de niveles de vida muy bajos para la totalidad de sus ciudadanos, con la generalización de las comunas agrícolas en las que todos trabajaban para la supervivencia física, que fue cambiada por la asignación de una pequeña parcela de tierra para cada familia que se transformó en minifundismo agrícola, incompatible con la modernidad que requiere de grandes superficies, para ser cultivadas con maquinaria y otros medios modernos que permiten que la agricultura sea competitiva, sin requerir sacrificio.

Otras decisiones para alcanzar metas de enriquecimiento acelerado, sería acometer la industrialización mediante: bajos salarios, con factorías de economía de escala y una logística para distribuir los productos fabricados al resto del mundo, contando con las buenas relaciones con los países de su entorno para aprender las nuevas tecnologías mediante tratados como la Organización para la Colaboración de Shanhai para superar el retraso producido por: la semi-colonización de las grandes potencias, mediante la introducción del opio, la invasión militar japonesa, además de la larga marcha, con la que expulsaron al enemigo local a la isla de Taiwuan por ser contrario a la revolución. Todas estas vicisitudes han permitido al pueblo chino en el corto plazo de décadas, erigirse en la primera potencia mundial por su PIB nacional. Por supuesto que su potencial económico total es debido a que es el país más poblado del mundo, con una diáspora extendida por todo el planeta, donde además de presencia de sus naturales, invierte ingentes sumas de dinero para obtener materias primas e ítems necesarios para aumentar la riqueza y el bienestar de sus naturales, mediante formulas de win-win, para beneficio mutuo y formas de gobierno distintas al neoliberalismo reinante en el resto del mundo.

Si bien son poco publicitadas las formas de gobierno aplicadas por el gobierno chino que le permiten obtener crecimientos económicos sustancialmente superiores a los alcanzados por los restantes países del mundo por largos períodos de tiempo, sin los dientes de sierra que tienen lugar con las crisis cíclicas del capitalismo. Es lógico que no se haga publicidad de métodos de gobierno distintos al neoliberalismo económico aplicado en nuestro país, donde la corrupción económica alcanzado límites inauditos, con lo que no estaría de más, que otras orientaciones como las proclamadas por Podemos pudieran aportar procedimientos gubernamentales acordes con el sentido común, que hoy permiten concebir la modernidad ilustrada.

Las diferencias económicas entre personas que se publican últimamente, son muestra patente del grito lastimero de la calle, que protestaba por los hechos antes ignorados, que ahora son publicitados, por lo que difícilmente podrán ser acallados por métodos propios de las dictaduras, para que los poderosos se lo puedan permitir todo, sin ser denunciados y ser desenmascarada sus triquiñuelas, sin que tuvieran que dar cuentas de sus apropiaciones indebidas. El ejemplo puesto más arriba de un país, que desde posiciones de extrema pobreza, ha transitado en el espacio de unas pocas décadas, a ostentar el privilegio de llegar a ser la primera potencia en riqueza absoluta del mundo, mediante el título de República Comunista China, título vilipendiado hasta extremos aplastantes por el capitalismo imperante que merece ser puesta en consideración, cuando alguno de sus postulados, son apuntados por Podemos, y que en nuestro país, dicho partido alcance primacía en las encuestas de opinión, demostrando hasta qué punto está desacreditado el sistema neoliberal imperante en nuestro país, así como en el resto del mundo occidental en el que gran número de observadores políticos reconocen que un exiguo número de lobbies económico- financieros se han hecho con los gobiernos de sus pueblos con escarnio del título democrático, que se dan de democráticos.