28 septiembre 2014

Dicotomía universal

En el transcurso de la vida de una persona actual, se ha sido testigo de dos hechos que han marcado de forma indeleble los cambios que caracterizan a la modernidad, cambios, que han supuesto la revolución de costumbres de mayor trascendencia de la historia de la humanidad, al incorporar el elemento neurológico: (la mente humana), a la producción de bienes y servicios que permitirán disfrutar de una buena vida a todas las personas, con la obtención de lo material necesario para dicho fin.

El primer cambio vino de la mano del capitalismo, tras la gran crisis económica de 1929, con el New Deal del presidente Roosevelt y la victoria en la Segunda Guerra Mundial, con la incorporación de las nuevas tecnologías al erigirse los USA en la primera potencia mundial, título mantenido hasta nuestros días, mediante la preponderancia del capital financiero incrementado mediante la especulación fiduciaria hasta nuestros días, con lo que se han hecho con el control del gobierno de los Estados del mundo occidental, mediante un símil democrático, que consiste en la perpetuación de las castas hereditarias del dinero y los medios de producción y la jerarquía que confiere la casta, que se transmiten a través de generaciones, y que son administrados por muy pocos componentes de lobbies multimillonarios, cifrados por muchos economistas, en el 1% de la población de dichos países, acaparando los dineros depositados en los bancos y consiguientemente de las decisiones gubernamentales de los países de su área económica de influencia, mediante la promulgación de leyes favorables a sus intereses.

En 1949, se dio otro cambio trascendental en la marcha del mundo moderno, consistente en que el gobierno comunista chino, bajo la égida de Mao Tse Tung expulsó de su continente a Chang Kai Chec, tras un siglo de semi-colonialismo occidental y ocupación militar japonesa, que dejaron a China humillada, país que en la antigüedad, fue el Imperio del Centro, del que a través de la ruta de la seda Marco Polo aportaría conocimientos útiles para el Renacimiento italiano. Mao Tse Tung, se dice que trajo a China dos hechos que tuvieron trascendencia: el gran salto adelante y la revolución cultural, que caracterizaron al comunismo chino para bien o para mal, tras los cuales sobrevino la convulsión de Tiananmen de 1989, que cambió el rumbo político de China, con Deng Xiaoping, que introdujo el concepto de que enriquecerse es glorioso, hecho que realmente ha sucedido en dicho país, del que numerosos comentaristas dicen que ha redimido de la pobreza a 600 millones de campesinos. Otro hecho que me ha llamado la atención, ha sido la crónica dominical de El País de Moíses Naim, (que como colaborador de dicho periódico, es enemigo acérrimo de todo lo que huele a comunismo), crónica, en la que asevera que es inevitable que China en pocos años será la mayor economía del mundo, sus fuerzas armadas dice que también están creciendo, aún siendo inferiores a las fuerzas de orden interior para reprimir a Xinjiang y Tibet. Que su influencia e inversiones en Africa y en América del Sur son importantes, pero que existen dos Chinas, la de las ciudades y la del campo, que supone el 48% de la población, (porcentaje que casa mal con los 600 millones de campesinos que dicen que han sido redimidos de la pobreza), los cuales dice que reciben solo un tercio de los sueldos que se pagan a los capitalinos. El autor de la crónica no cree que China vaya a ser la potencia hegemónica del siglo XXI. Es verosímil que no exista en el presente siglo, una potencia hegemónica, como han sido los EE.UU .de Norteamérica en los tiempos que corren, en los que el poder omnímodo mediante la acción militar aplicada en tantos casos y la capitulación que supuso para el resto del mundo el tratado de Bretton Woods, al designar al dólar como moneda de cambio mundial, privilegios que no casan con los tiempos actuales en los que existe un competidor con similares atributos, para que cada uno aporte sus ventajas económicas al acervo común mundial, para ser tomado como ejemplo a imitar para beneficio de sus nacionales, y de pedagogía para acceder al progreso, para los países del tercer mundos.

Como parece evidente a pesar del disfraz interesado que pretenden aportar los medios de difusión-persuasión occidentales, que conceptúan a China como Estado capitalista, se advierten en sus actuaciones abismales diferencias con el capitalismo que sufrimos por ejemplo en nuestro propio país. De entrada, la aplicación de la austeridad impuesta tras el despilfarro, no es lo mismo que la austeridad sobrevenida de una escasez crónica; que los bancos estén en manos de unos pocos capitalistas a que sean propiedad del gobierno que es de todos, en contra de lo que aquí se dice que lo que es de todos no pertenece a nadie es una mentira, puesto que el Estado del Bienestar administrado por el gobierno, es el mayor activo con el que contábamos los españoles, que con la fiebre de la privatizaciones ahora se nos está hurtando; que el crecimiento económico del 7,5 %,anual no tiene nada que ver con el raquítico 1,5% nuestro; que la intervención directa del gobierno en los contratos económicos con terceros países, es más efectivo para el conjunto de los ciudadanos de cada país que el confiarlos a las multinacionales, que solo miran para el beneficio de unos pocos; podríamos seguir hasta el infinito en mostrar las diferencias entre capitalismo y comunismo que se exhibe como la marca oficial de China, pero quizás, el hecho más representativo se ha publicado hoy, consistente en que cada chino, libera a la atmósfera, la misma proporción de CO2 que un europeo, lo que da cabal noticia de que la eficiencia de un país, que partiendo de la pobreza, en el plazo de medio siglo se ha equiparado a los países ricos de la Unión Europea.