26 julio 2014

Reducir las desigualdades para salir de la crisis

Copiando los argumentos de Vicenç Navarro, por simples aproximaciones empíricas aplicadas por otros países con resultados satisfactorios, se podrían haber evitado, las consecuencias de la crisis económica que sufrimos los países PIGS de la Unión Europea. La evidencia de que aumentar los impuestos del 1% de los más ricos, para crear más puestos de trabajo y sueldos superiores para los trabajadores, conseguiría aumentar el consumo, reactivando la economía, supuso en el momento de la adopción del Estado del Bienestar, en los países escandinavos y con las recomendaciones de Keynes en los años cuarenta del siglo pasado en Norteamérica, hicieron el mayor cambio económico conocido en los tiempos recientes, cuyos resultados se consolidaron hasta la década de los setenta, cuando con el cambio imprimido por: Reagan y Thatcher, alteró el curso de la historia económica, con la introducción del neoliberalismo económico, que con la bajada de impuestos a los más ricos y a las artimañas financieras les permitió acumular ingentes cantidades de recursos en papel moneda, que se han erigido desde entonces en la casta dominante de nuestro tiempo, por la simple constatación de que todo tiene un precio, incluso en el devenir existencial de las personas, sometidas a la miseria física por carecer de medios para su alimentación, curar sus enfermedades, ser mantenidos en la ignorancia, sin estar a cubierto de los elementos, por no disponer de una vivienda para guarecerse, al tiempo que otros se permiten los mayores despilfarros.

El neoliberalismo económico, aplicado de distinta forma en la Unión Europea, donde por ejemplo, en los países escandinavos tienen un mayor porcentaje de trabajadores empleados en los servicios que presta el Estado a sus administrados, que sus sueldos son superiores, que tienen un porcentaje de paro ostensiblemente inferior al de los países del sur de Europa, que disfrutan de mayor prosperidad, aspectos condicionantes que hacen muy dispar a la asociación que nos engloba a todos, por lo que los acuerdos a adoptar conjuntamente se hacen más laboriosos, puesto que para los que están estructuralmente mejor pertrechados de servicios y especialmente donde existen menores desigualdades, se hallan en mejor disposición de competir en un mundo globalizado, donde quedan yacimientos vírgenes por explotar en países del tercer mundo, que con la modalidad: win-win es decir sacando partido para ambas partes contratantes, mientras que los países más retasados, deben orientar sus prioridades a implementar los servicios propios del Estado del Bienestar, la formación de las nuevas generaciones, las infraestructuras de todo tipo, la generación de energías limpias, la conservación del planeta...

Las atribuciones que se han auto-asignado las finanzas virtuales, con la especulación monetaria, y el asentimiento de los partidos políticos mayoritarios de los países del sur de Europa, que les ha permitido gobernar y dictar leyes favorables al neoliberalismo y la primacía otorgada a la especulación monetaria, sobre las producciones de bienes y servicios hechas por los trabajadores de toda condición que son artífices del progreso real, mientras que la especulación, junto con las herencias transmitidas por los predecesores de los actuales beneficiarios, son conceptos abstractos independientes de la transformación que experimentan las actuales estructuras socio-económicas, con los aportes del músculo de los que aún contribuyen con su esfuerzo físico al progreso, pero muy especialmente, con los logros que la inteligencia ha permitido alumbrar los milagros en todos los campos de la actividad humana últimamente, permitiendo el cambio copernicano de haber aportado más al progreso de la humanidad, que en el transcurso de los milenios que nos precedieron desde la aparición del homo sapiens.

Un ejemplo sangrante de los dislates que las finanzas especulativas han puesto en práctica, consistente en la prima de riesgo asignada a cada país, que es creciente en función del grado de pobreza de cada uno de ellos, por los intereses que se deben satisfacer por las deudas contraídas por las cajas de ahorros con ocasión de la burbuja inmobiliaria, intereses que han llegado hasta el 8%. Los bancos que pagan al BCE el 0,15%, de interés por los préstamos que les hace dicho banco, han obtenido un beneficio a su favor de hasta un 7,85%. Lo más peregrino de este caso, es que fueron las cajas de ahorros las que contrajeron las deudas que se consideraron soberanas, siendo los Estados los que las asumieron, con un coste para los contribuyentes de nuestro país de 60.000 millones de euros. Una vez dicha deuda ha sido satisfecha por el Estado, las cajas de ahorros, quebradas, han sido adquiridas por los grandes bancos a precio de saldo, con lo que los beneficios todos quedan para la casta, que nos tiene a los demás, supeditados a sus intereses.

Para librar a la mayoría de los ciudadanos, que no se benefician de la especulación económica, ni de la fortuna heredada de sus antecesores, siendo los que aportan a la sociedad los bienes tangibles que benefician a las personas, son discriminados por no pertenecer a la casta de los beneficiados por la fortuna y las triquiñuelas económicas, que son los que perciben con abundancia los frutos del progreso, mientras que los que contribuyen en mayor medida en conseguirlos, son los que menos los disfrutan. La solución al problema planteado, podría venir, de que las entidades financieras a las que se han dado tan altas prerrogativas, pertenecieran a los gobiernos de los pueblos participando de sus beneficios todos los ciudadanos por igual. De esta forma además de atenuar las diferencias de percepción entre las personas de un mismo país, se obtendrían mayores estímulos por los aportes individuales al bien común.

Otro cambio copernicano susceptible de ser introducido en la organización política de los países, que será tachada de utópica por la generalidad, por ser antagónica al dicho aceptado de “el hombre es un lobo para el hombre” de Hobbes, tan bien representado por las guerras, podrían sustituirse, por la introducción de la democracia laboral, consistente en someter a las agrupaciones gremiales de las infinitas actividades laborales que existen en las sociedades punteras, a encuestas, tan pronto éstas sean fiables, por la confirmación científica, para elegir a los think tanks, que asesorarían a los gobiernos en todas las gestiones a desarrollar para asegurar la mejor administración de los recursos, con los que dar cumplida satisfacción a los habitantes de cada país. Se nos ocurre en primera aproximación, algo incompatible con las guerras, que demuestran ser lo más irracional de los comportamientos humanos, dado que últimamente están aflorando instituciones como las Naciones Unidas, para paliar tal aberración.