29 abril 2016

Confrontación Obama-Raúl Castro

El esperado viaje de Obama a Cuba, ha dado lugar a la exposición de cómo se conjugan los derechos humanos en un lado y otro del estrecho de Florida, en sus respectivos discursos. Por supuesto por parte de Obama, la verdad explicitada corre a cargo de los medios de información-sugestión, monopolizados por el dinero que es el factor determinante de los comportamientos de los pueblos sujetos a dicho imperativo fáctico, según se determina en los asertos que hacen los economistas progresistas, de que el 1% de los miembros constitutivos de los lobbies del capital mundial, dictan las leyes que determinan el comportamiento de los pueblos sujetos a dicha ideología.

Por su parte Raúl Castro dijo con muy buen juicio, que la perfección no existe, pero que puede ser eventualmente forzada por la vía de la democracia directa, con participación de los responsables afectados por disposiciones que se acomoden en cada momento histórico. Por ejemplo, que en lugar de que las cosas importantes cuya incidencia directa en la vida de las personas, sean administradas por los más calificados para tal fin, en vez de ser confiados a los que heredan los privilegios, como por ejemplo han sido los duques de Alba, que se han apropiado a lo largo de 5 siglos, constituyendo una aberración y un expolio a las sociedades afectadas por tales procedimientos.

Como aseveración de lo expuesto, tenemos el caso de la China actual, donde los privilegiados por herencia han sido excluidos del gobierno de dicho país, consiguiendo un extraordinario desarrollo en los últimos años, mediante la transferencia gerencial de los resortes económicos al gobierno de dicho país, en lugar de confiar dichas funciones como sucede en el mundo occidental, a los lobbies neocapitalistas formados por el 1% de la población mundial, según aseveran la gran mayoría de los economistas actuales.

La diferenciación entre las facultades de las que disfrutan personas provistas del resorte diferenciador por antonomasia de los derechos humanos, que reside en la transmisión de los privilegios adquiridos no se sabe por qué medios, ni cuando, al que se le concede el derecho de posesión de los recursos, que permiten la diferenciación respecto de los demás sin intervención de la meritocracia factor determinante permitiría el reconocimiento a la persona por méritos adquiridos. La modernidad ha situado la preponderancia del cerebro sobre la del músculo, por lo que, incorporar comportamientos del pasado para proyectos de futuro no tiene razón de ser, la revolución estructural de las costumbres sociales, que permitan implementar la acción directa a desarrollar por componentes de organizaciones sociales modernas, dedicados a administrar los comportamientos colectivos, será un imperativo insoslayable de futuro.

Si se preguntara a cualquier persona formada en los conocimientos con los que se cuenta en la actualidad en los países modernos, si preferirían ser gobernados por el 1% de sus congéneres, o que se pudiera contar con el asentimiento de todos los que quisieran contribuir a dicha gobernación, mediante los cauces previamente acordados para su implementación. ¿Cuál sería la respuesta? Es lógico pensar, que la mayoritaria se orientaría a la elección de las personas más aptas a implementar tal fin, fueran las elegidas en lugar de serles asignados tales cometidos al 1% de las poblaciones como acontece en la actualidad, lo que constituye el mayor escarnio al principio democrático de una persona un voto.

El sistema de elección de las personas más calificadas para dirigir los pueblos, tenida como la función estructural más señera destinada al beneficio de sus administrados, es aberrante e irracional confiarla a los herederos de personajes que lo hubieran podido merecer puesto que no existe la menor certeza científica de que: virtudes, vicios,… sean transferidos por vía genética a imagen de cómo lo son las fortunas. Elegir a las personas más idóneas para el desempeño de los más variados cometidos que requiere la vida moderna, que son antagónicos a los adoptados por la herencia como forma de asignación de beneficios, puesto que son los adquiridos mediante la inteligencia y el esfuerzo, los que nunca se han visto obligados a aportar lo que han nacido en lecho de rosas y comodidades.

La forma más idónea de seleccionar a las personas más idóneas para el desempeño de cualquier función, el asamblearismo, llevado a futuro a prácticas populares habituales, puesto que el trabajo físico tiende a desaparecer al ser sustituido por máquinas y robots que crecen exponencialmente, permitiendo que el desarrollo intelectual de las personas contribuya a mejorar la convivencia entre las mismas, como la función crucial que permite alcanzar el mayor grado de felicidad compatible con los capitales preceptos : “libertad, igualdad y solidaridad”.