28 mayo 2016

Argumentos contundentes

Los tres últimos artículos publicados por el profesor Navarro, referidos a la generalización que se está dando a que el reiterado eslogan de que el 1% de la población situada a ambos lados del Atlántico Norte: EE. UU. y la Unión Europea, son los grandes lobbies, los que dictan el comportamiento político-económico, de los habitantes de dicha área geográfica, constituyendo una exageración de difícil asimilación por lógica elemental. El tan reiterado 1% no podría atender los intrincados resortes de la gobernación de dicha zona, sin contar con el complementario 20/30 % de colaboradores necesarios con los que cuentan, que a su vez son beneficiados del sistema, consistente en privatizar lo más posible los servicios que con la doctrina del 'New Deal' del presidente Roosevelt restituyeron al pueblo norteamericano los resortes gobernativos de dicho país, hundido en la depresión de 1929.

En efecto, en el último siglo transcurrido, se han producido las mayores transferencias de poder en el mundo capitalista a las oligarquías dominantes, al tiempo que han surgido los países del área llamada comunista, donde la nacionalización de los resortes que inciden más directamente en la vida de las personas han sido asignados a los gobiernos, lo que determina la mayor polarización entre ambos sistemas político-económicos reinantes en el mundo.

Lo que resalta el profesor Navarro en sus tres crónicas aludidas, es en el hecho de todo punto irracional, que en el capitalismo es el 1% constituido por los grandes lobbies, que atesoran la gran mayoría del capital mundial existente en instituciones del tipo “Ibex 35” español, las que ostentan en exclusiva el privilegio de gobernar los países del área capitalista, sino que se valen de porcentajes del 20/30 % que son también beneficiarios del sistema neoliberal vigente, en detrimento de los excluidos de los beneficios que reportan: las tecno-ciencias, el incremento de la rentabilidad y la racionalidad redistributiva de los recursos, eliminando los privilegios ancestrales de clase, que han permitido por conducto hereditario con recurso a la irracionalidad de las guerras y otras aberraciones, a las diferencias abismales de poder y privilegios, que se confieren a unas personas en detrimento de otras que deberían atribuirse a méritos personales adquiridos por consenso de los beneficiados con sus aportes.

Del conocimiento histórico del pasado que nos ha precedido, pocas lecciones positivas se pueden extraer aparte de los tesoros artísticos y del conocimiento, acumulados en tantos siglos de pequeños pasos hacia el progreso, lastrados por las ambiciones de unos pocos sobre las mayorías sometidas a la limitación de recursos determinada por conferir al músculo con el recurso a la fuerza, lo que últimamente se está transfiriendo al conocimiento, mediante la potenciación de las facultades intelectuales que son las que distinguen a los humanos de los restantes especímenes vivos existentes en el planeta Tierra, el único explorado hasta aquí, que ha demostrado dentro de las trabas que aún se oponen a la optimización de los recursos existentes, a que grandes masas de la población mundial sigan excluidas de los beneficios reales que aún queda por aflorar, a medida que mentes privilegiadas aporten mayores bienes materiales y espirituales para bien del conjunto de la humanidad.

Por más que reminiscencias pasadas intenten conservar diferencias abismales de emolumentos asignados a las personas, la racionalidad económica moderna se orienta hacia políticas más afines a premiar los méritos personales otorgados en función de los aportes de cada uno al acerbo común, por consenso de los afectados directamente por dichos méritos. La evidencia democrática, otorgará a cada actor-trabajador el pago proporcionado por los servicios prestados a cada comunidad por vía asamblearia con el voto directo de sus miembros dando respuesta al clamor del 15M del “no nos representan".

La modernidad está dando muestras de cambios copernicanos que afectan estructuralmente a la vida de las personas, en aspectos capitales como pueden ser el crecimiento demográfico de población mundial, que ha sido multiplicado por tres en el espacio de un solo siglo, o que una de las dos primeras potencias mundiales, instale numerosas bases militares fuera de su propio territorio, mientras que la otra, preconiza la extracción de commodities en numerosos países del tercer mundo, para devolverlas en productos fabricados para el consumo de sus ciudadanos incapacitados de transformar las materias primas en objetos de uso y consumo a precio competitivo.