El pensamiento es el mayor expediente de futuro
El pensamiento, fomentado por leyes de escolarización obligatoria, establecidas en los países punteros, ha supuesto en el último siglo, una difusión de cultura y saber popular, superior a lo acontecido en el transcurso de toda la historia de la humanidad. Retrotrayéndonos a hechos históricos, parecen incontrovertibles dos condicionantes capitales que incidieron en el pasado: las élites nobiliarias y las religiones, que por vía hereditaria, mantuvieron su hegemonía a lo largo de los siglos, sobre las masas sumidas en la más absoluta ignorancia.
A pesar de que aún subsiste la creencia en amplias masas de nuestras sociedades, que el mundo moderno está sometido a la férula de un materialismo voraz; los hechos demuestran palmariamente, que las grandes conquistas de la modernidad han tenido su gestación y puesta en práctica por vía del conocimiento de los hechos, a través de la difusión del pensamiento de los mejores, a ingentes masas de audiencias que certifican que de la calidad surge la cantidad de aspirantes que persiguen a la misma meta de culturización. Miríadas de neuronas ansiosas de: saber, conocer, asimilar, aprender, etc,.. los ilimitados tesoros del mundo actual: caleidoscópico, inabarcable y rico, en el más amplio y noble significado del término.
El pensamiento, cuya gestación tiene lugar en (la mente), el sacnta santorum de los humanos, donde radica la única faceta sobrenatural que tiene asiento sobre todo lo existente en el planeta tierra, merece que le sea atribuida la condición de eminente, tras haber sido enterrados los oprobios de esclavitud a que fueron mantenidas las mentes de la mayoría de los humanos en la ignorancia, a lo largo de la historia.
Aún hoy, se mantienen rescoldos de prácticas ancestrales por las que se tenía la convicción, que solo los caciques estaban facultados para gobernar a los pueblos y a sus moradores, haciendo propia renuncia de la posesión de la jerarquía de valores, de la que forma parte la inalienable libertad del pensamiento de todas y cada una de las personas, que les permite poder mantener y expresar sus juicios y convicciones sobre los acontecimientos cotidianos que tienen lugar.
Desde la Ilustración y sus sucesivas alternancias legislativas, se daba por sentado que la democracia había tomado asiento en las sociedades, mediante leyes plasmadas en las constituciones, donde el ejercicio del voto cada cuatro o cinco años, es suficiente garantía de idoneidad, aptitud y competencia de los gobiernos tras la cesión hecha por los votantes a sus elegidos. Discrepamos en este punto, al considerar que hoy existen medios de participación de los ciudadanos interesados en las funciones de gobierno, a través los inconmensurables recursos inéditos que aún atesora la informática.
De la disposición anímica de los ciudadanos para asumir responsabilidad colectiva, participando en tareas que les afectan tan directamente como son las políticas, darán en lo sucesivo la importancia capital de alcanzar consensos para la resolución de los asuntos que afectan directamente en la marcha de los países y sus moradores. Las prácticas que rigen mayoritariamente la política de las democracias al uso, se configuran en dos grandes partidos antagónicos que consecuentemente discrepan en las estrategias a emprender para perseguir el bien general de los países, enrocándose en una polarización que diverge del principio científico que ha conseguido los mayores logros de la humanidad, remando todos en el mismo sentido. El sentido común moderno, ha descartado las guerras y los enfrentamientos, como fórmulas para avanzar en los frutos del progreso, tenidos como la mayor desiderata humana.
La desgana, el desinterés y falta de entusiasmo, que se percibe en las participaciones electorales, cuyos porcentajes de votantes disminuyen, dando la medida en que el sistema languidece por falta del instrumental institucional que permite la implicación directa de los ciudadanos en la resolución de los asuntos que les atañen directamente. La informática tiene potencial, para agenciar los medios que permitan participar a las personas responsables interesadas en la función pública, cuya incidencia es universal.
Los paradigmas de futuro se orientan preferentemente, a la formación integral de los ciudadanos, despertando: incentivos, estímulos y entusiasmos en sus beneficiarios, contrariamente con tendencias que se advierten en nuestros pagos , con el abandono escolar que da la medida de la molicie, que genera el exceso de complacencias que produce el despilfarro y el culto al dinero, conducente a la degeneración de valores superiores, como la propia estimación y el reconocimiento a los servicios prestados.
La formación y la valoración aritmética de los méritos otorgados por la informática, a cada persona tal como está procediendo con la contabilidad de los movimientos que tienen lugar al interior de Internet, para confeccionar el currículo de cada estudiante y profesional, en sustitución de los méritos atribuidos hoy generalmente por herencia, nepotismo, etc,. todos ellos aleatorios, que trastornan la jerarquía de valores cruciales, dedicados a la administración del bien común, que deberían ser asignados en función de sus currículos específicos a SABIO-ÉTICOS calificados objetivamente.
La gobernación de las comunidades humanas en todos sus escalones, desde el local de los pequeños pueblos, a los enormes conglomerados urbanos consecuencia del transvase de las economías minis a la globalización y desde los estados confederados a las grandes agrupaciones de países, procede por la lógica elemental que sean los think tanks, constituidos por SABIO-ÉTICOS, que trabajan en red con sus colegas afines, fiscalizados por sus administrados y transvasados cuando procede en función de los automáticos escrutinios, servidos por los media a través de Internet.
Además de la función gubernativa, actuaciones cruciales que inciden directamente en la marcha de los países, confiadas en la actualidad a empresarios que velan por su interés particular, tendrán que ser transferidas a SABIO-ÉTICOS, que por méritos propios certificados en sus currículos, constituyen la garantía de la defensa del bien común, al estar fiscalizados y vacunados contra la corrupción, mediante la difusión de sus actuaciones.
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