Striptease capitalista
Con ocasión de la presente crisis, se ha puesto en evidencia el verdadero rostro del capitalismo que a lo largo de la historia, al aplicar su código de conducta depredador, consistente en que los frutos laborales obtenidos por las mayorías productoras, reviertan en beneficio de minorías espurias cuyos cometidos se orientan a la explotación de los más débiles, mediante la fuerza que otorgan: armas, dinero, herencia, codicia, egoísmo,…adaptándose a las coyunturas que les brindan la transmisión de privilegios a lo largo de la historia, con fórmulas de opresión-sumisión más acordes con la ley de la selva que con los efluvios del conocimiento que distingue a los humanos por su condición racional y solidaria auspiciadora del bien común.
Tras los dos siglos y medio transcurridos desde la invención del capitalismo por Adam Smith, que ha hecho fortuna hasta nuestros días, pues a pesar de ser un sistema bárbaro en todas sus tesis y actuaciones al regirse según su propio autor, por “una mano invisible” que sin embargo imparte eficacia y justicia sin explicar el porqué. En tan largo período de tiempo transcurrido, se han visto afianzados sus postulados escatológicos, creando la doctrina económica, a la que algunos le han conferido atributos comparables a las leyes físicas, jamás desmentidas hasta aquí, por sus apologetas y territorios beneficiados que representan solo la quinta parte de la población mundial en detrimento del resto de mayorías de individuos sometidos a la férula de los mercados mediante procedimientos espurios como han sido: las guerras, el colonialismo, la esclavitud clásica y la que somete a trabajos exhaustivos a tantos obreros explotados y a otros al paro.
En tiempos recientes se están sometiendo a discusión muchos de los postulados del liberalismo económico vigente (neocon) tenidos hasta aquí como el tema tabú por antonomasia, al que se le atribuían todos los beneficios alcanzados por la modernidad, a pesar de las evidentes fallas que lo califican: de primitivo, bárbaro e irracional, por las siguientes razones:
1º) Primitivo: Si bien su fundador Adam Smith, dejó constancia en la “Riqueza de las naciones” en 1776, del mercado y sus leyes, cuando apenas apuntaban los primeros vestigios de la revolución industrial en reducidos enclaves del mundo más avanzado, mientras el resto, seguía estancado en la más remota antigüedad. Sin embargo el mercado desde sus orígenes, se ha venido auto-asignando los aportes hechos a la prosperidad, que corresponden exclusivamente a la tecno-ciencia mediante la investigación, como artífice de los avances alcanzados por la revolución industrial, precursora de la modernidad.
2º) Bárbaro : Nos abruma la cantidad de publicidad generada por el mercado. Por ejemplo, en el semanal del New York Times aparece tanta información como recibía una persona culta del siglo XVI en todo un año, lo que impide poder contribuir con los prístinos efluvios de la meditación con ideas generadoras de progreso. Las pautas calvinistas, sobre el acopio de riquezas para merecer el cielo, es otro rasgo de barbarie al diluir las creencias metafísicas en la fortuna. El Leviatán de Hobbes, también nos remite a lo más bajo de la condición humana al despertar rivalidades por codicia, sentimiento que no conoce límites. El mercado incita al consumo mediante la publicidad llegando al despilfarro que constituye el mayor depredador de la ecología del planeta. Por ser, como proclama el mercado el “homo economicus” que lo degrada a los más bajos instintos de la animalidad física, denota la bajeza a que sitúa las instancias superiores de la dignidad humana.
3º) Irracional. La irracionalidad del mercado se manifiesta en no haber resuelto el fantasma del desempleo proporcionando trabajo, en función de las necesidades, como se dice que han hecho los alemanes en la crisis actual. También se incita a que se aumente la productividad para generar más paro al ya existente, para competir con los más trabajadores y productivos, ¿Qué harán ellos?.Naturalmente intentarán ser más productivos que nosotros creando un círculo vicioso, que enfrenta a unos contra otros. Lo más irracional del sistema se encuentra en que los que realizan el trabajo (los obreros) no participar de los beneficios del sistema pues son los patronos los que se embolsan la plusvalía, arguyendo que ellos son los que crean la riqueza que beneficia a todos. Lo que mayores beneficios reporta es la especulación que no crea riqueza alguna, si bien atiborra la bolsa de los listos que traman estrategias como la ley del gobierno Aznar que ha generado la burbuja del ladrillo con la libertad de urbanizar todo el territorio español, que ha generado el paro desorbitado y las dificultades financieras que sufre nuestro país, a pesar de lo cual somos tan masoquistas que según las encuestas, el PP va muy por delante para gobernar en la próxima legislatura a España, lo que demuestra la irracionalidad de nuestros trabajadores que siendo la mayoría, votan a su enemigo declarado que son los poderosos que se sirven del mercado para quitar las prestaciones del Estado del Bienestar que beneficia a los pobres.
Con todo lo que precede, por primera vez en España se están difundiendo argumentos surgidos de fuentes autorizadas que ponen por primera vez en cuestión las bondades del liberalismo económico basado en el “laisser fair” que ha contado con los más altos valedores de un sistema económico que se ha atribuido las virtudes de haber aportado los ingentes réditos de los que es beneficiario el primer mundo y los países emergentes, sin que el sistema económico vigente, haya aportado los genuinos activos que corresponden por entero al conocimiento desarrollado en los centros de investigación por la tecno-ciencia y los artífices reales de la implementación de la economía real que son los operarios especializados en las complejas artes de la tecnología moderna, que están alumbrando métodos racionales para poner a la economía al servicio de la mayoría de los ciudadanos detrayéndola de los poderosos, sus actuales beneficiarios.
Con ocasión de la crisis endémica por la está atravesando el mundo occidental, que en el transcurso del siglo XX, ha sido el más beneficiado, a partir de la superación de las guerras fratricidas primero y de la guerra fría después, enarbolando la antorcha del progreso tecnológico portador del instrumental inusitado que ha transformado de forma crucial la vida de las personas dependientes de los ingenios aportados por la modernidad tecnológica, a despecho de que los enfoques económicos aportados por el capitalismo, que tendrán que sufrir un drástico proceso de revisión en sus planteamientos originales que solo han tenido ligeros ajustes coyunturales que no afectan al meollo del sistema que genera desigualdades abismales distorsionadoras de la armonía entre los artífices involucrados en la economía que constituye la despensa básica en lo físico y lo psicológico de la vida de las personas inmersas en las sociedades del futuro.
La codicia, de la que se dice que no tiene límites para darle completa satisfacción preside desde las pautas enunciadas por su inventor Adam Smith, que despertó los instintos de la burguesía para apropiarse de la economía que permaneció monopolizada durante siglos por la Iglesia y la nobleza, propiciando el cambio revolucionario que por la vía de la codicia, facultad afianzada en el espíritu del mercader, llegando sin solución de continuidad hasta nuestros días, unas pautas de actuación que han permitido a los aprovechados de un sistema que beneficia a unos pocos en detrimento de las mayorías, cosa que se compatibiliza con el conocimiento generalizado que reciben las nuevas generaciones, beneficiarias del instrumental aportado por las TIC ( tecnologías de la información y la comunicación) que terminarán por exponer a la luz del día las cosas tal cual son sin los subterfugios de los que se han valido los poderosos, para seguir explotando a las masas inermes, a las que se ha venido desposeyendo de los argumentos que tendrán virtualidad efectiva para gobernar a los pueblos a futuro
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