Génesis de la debacle
Sorprende constatar, que en las vísperas del 75 aniversario del levantamiento militar promovido por el estamento: militar-religioso-oligárquico de España contra el gobierno republicano democráticamente constituido, cumplidos los 3/4 de siglo, de dicho acontecimiento, podemos dar noticia viviente, los que como es mi caso rebasamos los 80 años, (cosa difícil de conseguir al cumplirse el siglo de las efemérides). Tenemos presente el horror que representa una guerra civil que enfrentó a hermanos de sangre en trincheras ideológicas antagónicas, mediante el reclutamiento de voluntarios para combatir en cada una de las partes de las dos ‘españas’ en que estaba dividido nuestro país; que además, fue la génesis de la mayor contienda mundial que recuerda la historia de la humanidad, por los muertos que originó y las destrucciones provocadas por los sofisticados medios bélicos acumulados a tal fin, por las potencias contendientes. Es extraño constatar que un evento tan paradigmático de la historia reciente de nuestro país, no sea: comentado, glosado, amplificado,…por los media, tan proclives en difundir anécdotas sin el menor interés, que martirizan a auditorios deseosos de información de hechos importantes que concitan recuerdos en los afectados por aquella debacle sobre el esclarecimiento de la memoria histórica, que han sido debidamente depurados en países de nuestro entorno como: Alemania, Italia, Francia;.. sin que los cuarenta años de dictadura padecidos por España hayan permitido desentrañarlos aquí, por no contar con una declaración institucional, que ponga las cosas en el lugar que les corresponde, resolviendo la gran asignatura pendiente de la democracia. Como es la ley de la Memoria Histórica.
El sufrimiento padecido por España, consecuencia de la guerra civil, ampliamente recogido por la intelectualidad internacional, muy superior a nuestros propios tratadistas políticos y/o sociales, llevada a cabo por hispanistas ingleses como Paul Preston que en su último libro titulado: “El Holocausto Español” que según referencias constituye un alegato tan espeluznante, que según el autor no pudo encontrar otra palabra que holocausto, para reflejar los horrores producidos por el odio engendrado en la guerra civil española entre los dos bandos contendientes. Es sorprendente que hayan sido los británicos que desde la Armada Invencible, han hecho un sutil desprecio de las virtudes hispanas, los que mandaron voluntarios en ayuda de la República en la guerra civil y los que mayor partido han tomado en el esclarecimiento de los episodios que en la misma han tenido lugar. Se ha dicho, que los mejores: estudiosos, escritores y difusores de nuestra historia patria relativa a la guerra civil, juntamente con grandes literatos USA que con sus novelas pusieron a nuestro país entre los best sellers, de la literatura universal de la época, todos ellos coincidentes en defender los postulados de la República, por contra los sediciosos, encontraron sus apologistas en los escritores domésticos que en los 40 años de dictadura tuvieron todas las facilidades para la difusión de su filosofía política.
Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, cuya génesis se escenificó en la guerra civil española, tuvo su preludio en la reunión de Munich entre Hitler, Mussolini, Daladier y Chambelain, en la que las potencias democráticas: Francia e Inglaterra, dieron permiso a las potencias del Eje, para satisfacer su insistente demanda de espacio vital, mediante la invasión de la Unión Soviética, considerada por los cuatro participantes en la reunión de Munich como el enemigo común, estrategia que con la invasión de Polonia y del resto de Europa por los fascismos, los ingleses reconsideraron su decisión aliándose con la URSS, para aunar fuerzas que les libraran del poderoso enemigo en que se había erigido el tercer Reich, para imponer la raza aria en Europa.
Por su parte Francia que había medido sus fuerzas con Alemania en la Primera Guerra Mundial, sucumbió con celeridad pasmosa frente a los panzer germanos, donde se formó tras la ocupación, el gobierno pronazi de Vichy, que se mantuvo hasta el desembarco angloamericano, programado cuando los soviéticos amenazaban con ocupar Europa. El capitalismo europeo, siempre fue más reacio a aliarse con los soviéticos que con los nazis, por considerarlos un mal menor de lo que dieron muestra la mayoría de los franceses con excepciones como: la del general De Gaulle, junto a otros que se pasaron a Inglaterra, y los numerosos maquis o partisanos guerrilleros.
Francia e Inglaterra, estuvieron remisos en ayudar al gobierno de la república, dejando tan laudable cometido a la Unión Soviética, tan pronto fue instituido el gobierno del frente popular en España, si bien por distintas circunstancias de entre ellas la distancia y la mala disposición de las potencias occidentales en dar facilidades logísticas al gobierno de la república, muchos envíos de material bélico procedente de la URSS fueron retenidos en puertos franceses, consecuencia de lo cual, los suministros procedentes de los países del eje, tanto en pertrechos como en voluntarios fueron abrumadoramente superiores a los de la Unión Soviética, pagando por ello muy caro, tanto Francia como Inglaterra la ayuda que negaron a la democracia española, pues el hipotético desenlace de la guerra civil que sirvió de ensayo a las potencias del eje, pudiera haber influido desde el punto de vista estratégico, si hubieran contado con el puente africano que suponía la península Ibérica, en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, que tantos perjuicios causó a toda Europa.
Tras la victoria aliada sobre el fascismo, España fue considerada el último estado fascista que quedaba en Europa tras su división en dos fracciones acordado en Yalta y Postdam, por los bandos vencedores: Occidente y la URSS, entre los que surgieron discrepancias irreconciliables que desembocaron en la guerra fría. Norteamérica socorrió económicamente a Europa Occidental sacándola de la miseria y la destrucción en que la dejó la guerra, mientras que España quedó excluida de tal beneficio por lo que quedó sumida en el mayor desamparo, hasta que a la vista del anti-sovietismo, exhibido por la dictadura de Franco, el general Eisenhower, héroe de la segunda guerra mundial elegido presidente de EE.UU. de Norteamérica, hizo una visita a España para instalar bases militares, con cuya ocasión se iluminó el paseo de la castellana de Madrid, comentándose que había iluminado España, permitiendo con ello la prolongación de la dictadura franquista 30 años más, manteniendo los comportamientos clásicos del caciquismo, la ignorancia, el retraso social,..del que nos hemos podido resarcir a partir de la democracia.
La guerra civil española sumió al país, a un retaso de unos veinte años en lo que a la riqueza física del país respecta; hasta mediados de la década de los años cincuenta del pasado siglo no recuperó España el nivel de riqueza que se tenía en el 1936, años de los que fueron resarcidos los países europeos mediante el Plan Marshall, gracias al cual, los países menos afectados por la contienda mundial, algunos países escandinavos, tuvieron un extraordinario auge económico y social, que les permitió el establecimiento del Estado del Bienestar, sostenido mediante la progresividad fiscal proporcional a los beneficios, que llegó a alcanzar hasta el 90 % de los emolumentos abonados a famosos: deportistas, cineastas, etc., que se nacionalizaron en otros países para eludir tan altos gravámenes. Por el contrario en España seguía la economía de subsistencia sin paliativos, la endogamia y la autarquía más absolutas, manteniendo relaciones solo con Portugal, por ser consideradas las dictaduras de ambos países como apestadas por seguir siendo fascistas tras la derrota de los países del Eje.
Hoy transcurridos 75 años del inicio de la mayor conflagración mundial que ha conocido la historia, los media, que dan noticia de las efemérides que conviene recordar sobre todo cuando tienen connotaciones tan dramáticas como la que comentamos para no repetirla, se omite su divulgación por considerar de mayor interés lo relativo a las cuestiones económicas íntimamente unidas a las mediáticas, que son las que se superponen con sus altavoces: las que crean opinión, dejando en un segundo plano lo que interesa a los afectados que es: la solidaridad, la igualdad en el cómputo de méritos, la armonía en las relaciones sociales, la bonhomía asumida en los principios y los comportamientos de las personas, en contraposición a los contubernios destapados en la cúpula del gobierno valenciano y los procedimientos mafiosos puestos de manifiesto por los espías del poderoso imperio Murdoch en el Reino Unido.
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