Traspasando las líneas rojas
Los recientes acontecimientos políticos acaecidos en Grecia y en Italia, al nombrar a tecnócratas a dedo por presiones ajenas a lo establecido democráticamente en las constituciones de dichos países, sin que se haya producido una contestación generalizada, en contra de prácticas inéditas de las que no se conocen precedentes si no mediara un estado de excepción o situaciones de anomalía social en los países, denotan la negligencia en que han caído los pueblos frente al poder económico al que se le han atribuido privilegios que rebasar las líneas rojas establecidas.
Las llamadas deudas soberanas de los países de la Unión Europea, cuyo Banco Central tiene establecidos intereses para sus préstamos a los bancos del 1,5 %, que en la práctica alcanzan hasta el 7% los intereses que deber satisfacer los gobiernos de los Estados para hacer frente a sus obligaciones como consecuencia de las calificaciones que dan las llamadas agencias de renting, en función del volumen de deuda soberana que han contraído. Esta circunstancia que resulta insoportable por los países con deudas muy elevadas, como es el nuestro, que con las facilidades dadas en la concesión de hipotecas, que a su vez permitieron que se doblaran los precios de los pisos en menos de diez años, para enriquecimiento de los especuladores con el boom del ladrillo, que ha dejado hasta cuatro millones de pisos que no tienen comprador, lo que ha supuesto la drástica caída del empleo en la construcción por exceso de viviendas.
Hoy, los mensajes emitidos por todos los entendidos en economía, coinciden en señalar que la situación actual no puede durar ni semanas, sin que los responsables de la UE que se reúnen hoy en el Parlamento Europeo para marcar las normas a seguir para salir del impas en el que se encuentra la EU, previsiblemente para instituir una unión de varias velocidades para salvar el euro que parece ser el principal factor que asegura la cohesión de los Estados que la componen.
A la vista de la situación en que se encuentra inmersa la economía de los principales feudos en los que está implantado el neoliberalismo económico, que desde la revolución industrial había sido el área de mayor crecimiento y modernización de las estructuras productivas mediante la incidencia que ha tenido la investigación científico-técnica con el I+D+i , así como las mejoras en aspectos político-sociales con la democracia representativa, parece que el ciclo ha caído en estado cataléptico, por efecto de las finanzas virtuales que mediante: la corrupción, la evasión de impuestos, la especulación, los paraísos fiscales, las finanzas virtuales equiparables a juegos de casino, y lo más importante el haber asignado al dinero el top de privilegios, para incidir en la elaboración de las leyes y su aplicación por los jueces, que en sus deliberaciones han conseguido poner en manos del 1% de la población mundial los instrumentos de poder, que les permite incidir en aspectos estructurales de la vida del restante 99% de la población, con la exclusiva finalidad de favorecer los intereses del 1%; dejando a los enunciados de las democracias en el más espantoso de los ridículos, al haber invertido las facultades asignadas al voto, para la gobernación de los pueblos, al ser transferidos al dinero.
Quizás a grandes males, grandes remedios, como ha ocurrido en las grandes revoluciones que transformaron el mundo, máxime en el momento actual en que el conocimiento de los hechos es participado por masas ilustradas que tienen a disposición instrumentos de información y difusión de cuanto ocurre en cualquier lugar del mundo, con el Internet y los teléfonos móviles que permiten movilizar a grandes masas afectadas por los desmanes ocasionados por los mayores delincuentes de guante blanco que han conseguido monopolizar los resortes del poder, trás haber acaparado sumas astronómicas del recurso por antonomasia: el dinero, que les ha sido cedido a los bancos a través de los fondos de inversión de los ahorradores, que a su vez pueden ser víctimas propiciatorias de las convulsiones sociales que acarrean las polarizaciones extremas, entre los que se exhiben con despilfarros y excesos obscenos, mostrados por la publicidad ubicua, frente a los que precisan inmolar su dignidad humana al recurso de la caridad, al no tener donde caerse muertos por falta de trabajo, por imperativo de subsistencia.
Cabrán nuevas paradigmas de futuro, entre los recursos atesorados en las mentes cultivadas de tantos jóvenes en paro en nuestro país, capaces de elaborar modos de actuación debidamente razonados como los que hemos encontrado en el programa electoral de Izquierda Unida que dicen que ha sido elaborado por más de 50.000 personas, puesto en común por las deliberaciones de 500 asambleas, para la consecución de un documento con una extensión muy superior al de la Constitución, abarcando todos los apartados que inciden en la vida de las personas que forman parte de comunidades humanas armonizadas en un articulado exhaustivo, que podrá merecer toda clase de objeciones por lo que respecta a la ideología expuesta en dichas propuestas, pero creemos que nadie podrá decir que se hayan dejado nada en el tintero, en contraste con lo expuesto en el programa del PP, que en sus doscientas páginas en las que no aporta resoluciones concretas para aplicar en sus planes gobernativos cuando lleguen al poder, que sin embargo tiene todas las garantías de ganar las próximas elecciones.
Seguiremos inmersos en la ambigüedad que nos aportan sistemas periclitados que nos demuestran que existen otros procedimientos de actuación económica empleados en países emergentes, que seguramente son menos sofisticados, menos ilustrados por los aportes hechos por unas formas de gobernación asistidas de una larga experiencia jurisdiccional que garantizan el afianzamiento de normativas bien rodadas, que tanto pueden suponer un lastre que impide avanzar por consolidación de argumentos asentados en los genes de los integrantes de sociedades bien estructuradas. Sin embargo en orden a los resultados prácticos no deja de sorprender que el capitalismo clásico en Europa esté al borde de la recesión y que algunos países emergentes alcancen crecimientos de dos dígitos anuales, sin que las crisis endémicas que periódicamente acosan en occidente, no hagan mella en dichos países, que además favorecen a otros pueblos del tercer mundo, al aumentar los precios de las materia primas de las que los países pobres son excedentarios.
La austeridad es la consigna más utilizada por la derecha en la actual coyuntura de crisis en la que estamos inmersos, impuesta después de que en los años de prosperidad, la publicidad incitadora del despilfarro, ha venido insistiendo, en que el consumo a ultranza es el que mueve la máquina de la producción generadora de riqueza. Están siendo muchas las contradicciones en que incurre el neoliberalismo; por un lado rinde a la democracia a los pies de los caballos del dinero, que convierte al voto en papel mojado al despojarlo de la autoridad para la gobernación de los pueblos; que tan pronto ensalza el consumo como productor de riqueza, como incita a practicar la austeridad para afrontar dificultades económicas, al tiempo que aprovecha cualquier coyuntura favorable para privatizar los patrimonios de los habitantes de los pueblos, para transferirlos a los particulares, cuya función, declarada sin ambages es explotarlos para beneficio de los nuevos propietarios cuya finalidad declarada en sus estatutos, es la obtención del beneficio personal, sin compensación alguna para los anteriores propietarios que eran el conjunto de los habitantes de los pueblos expoliados, produciendo las enormes polarizaciones entre los que más tienen y las legiones de indigentes que generan.
Las obligaciones de los gobernantes deberían abarcar todos los servicios que inciden en la vida de sus administrados que con la modernidad son infinitas, puesto que la vida en las comunidades humanas actuales, tienen mayor incidencia los aspectos de disfrute y uso colectivo que la vida privada de las personas, que aparte del respeto a la intimidad que es inalienable, la sociabilidad asumida por los actores de las nuevas generaciones, estarán volcados a la vida comunitaria en beneficio recíproco compartido entre todos, con medios que permitirán desterrar los vicios derivados del egoísmo personal para estar todos al servicio recíproco, para el enriquecimiento colectivo de los humanos como meta loable de futuro.
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