25 noviembre 2012

Austeridades

El término austeridad, que apenas se usaba antes de la Gran Recesión, con motivo de la misma, se ha convertido en una obsesión que lo invade todo, gracias a la prodigalidad con que lo emplean los medios de difusión, preferentemente en los países del sur de la Unión Europea, donde sus efectos están siendo demoledores para la moral de los moradores de esta zona del mundo, afrentados por las consecuencias que produce sobre los más pobres.

Los mayores, que fuimos testigos de las penalidades que sufríamos en nuestro país, tras la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial, causantes del hambre y la carencia de todo lo necesario para lo que después se ha venido en llamar gozar de una vida digna, (incluso en muchos casos llegando al despilfarro;) la deriva que han tomado los acontecimientos en los últimos años, nos conducen a la pérdida de conquistas que nos habían dado seguridad y bienestar, aceptadas como premio que merecen los pobladores de un mundo henchido de los beneficios aportados por la tecno-ciencia y los avances en infinidad de campos de actuación, que han permitido al músculo ser sustituido por las neuronas, con resultados espectaculares en producciones de alimentos y otros insumos materiales necesarios, con rendimientos del 100 x 1, con respecto a los métodos empleados tradicionalmente.

Paralelamente al incremento de los bienes de consumo, se ha producido un aumento de los potenciales consumidores: (los habitantes del planeta,) que han pasado de contar en 1950 con 2600 millones de personas, que habitaban el mundo, a los 7000 millones que existen hoy. El boom demográfico, no se corresponde con los medios finitos con los que cuenta el planeta, que a este ritmo de crecimiento de las poblaciones se agotarían, ni a preservar las constantes ecológicas que constituyen un imperativo insoslayable a conservar, según los especialistas de un tema crucial que nos afecta a todos.

Tomados en consideración aspectos de tanta envergadura estructural como los apuntados, requieren atención prioritaria por parte de instituciones multinacionales como la ONU, que fue instituida primordialmente para mitigar las guerras, pero al calor de los debates anuales que se desarrollan en la institución matriz, se han ido creando otros organismos dependientes de la ONU especializados en temas cruciales para la humanidad como: Consejo de Seguridad, UNESCO, FAO, OMC, etc. Sería necesario que muchas más iniciativas fructificaran para dar cabida a la resolución de las acuciantes necesidades de solidaridad entre los pueblos y las personas que forman la comunidad humana, para que se dispusieran a utilizar el instrumental moderno facilitado por la tecno-ciencia para la resolución del problema por antonomasia con el que nos enfrentamos: la paz y la concordia mundiales.

La austeridad que caracteriza a los pueblos pobres que están sentando las bases para acceder a la modernidad, tienen a su favor con la incorporación de sus poblaciones agrarias a la ciudad, donde residen las condiciones idóneas para disfrutar de una vida digna, a partir de una vivienda confortable para todos, contrariamente a lo que suponen las bidonvilles y barracas que son la norma en países capitalistas, donde sus gobiernos, solo están para procuran ventajas a los más ricos en detrimento de las mayorías abandonadas a la pobreza y el crimen que suponen por ejemplo, los desahucios, para dejar pisos vacíos a disposición de los bancos que tratan de vender a extranjeros contraviniendo las leyes de inmigración, dando ventajas a los que más dinero tienen, en detrimento de los inmigrantes que vienen a trabajar, a los que se ponen pegas para su integración.

Los países pobres, que han experimentado el mayor y más rápido crecimiento económico conocido en la historia, valiéndose de la globalización que ha permitido el establecimiento en dichos países, de modernas factorías manufactureras, por los bajos sueldos percibidos por obreros procedentes de las áreas rurales, acostumbrados a la más estricta austeridad rayana en la supervivencia, como habíamos experimentado en España en las décadas cuarenta y cincuenta del pasado siglo y que tras un crecimiento espectacular en el resto de su transcurso, se ha caído en la recesión actual, que nos remite a situaciones austeras pretéritas difíciles de asimilar , por el contraste existente entre una austeridad asumida por herencia impuesta por la costumbre, a otra austeridad impuesta a machamartillo por los más ricos, haciendo escarnio del principio democrático de una persona voto, arrogándose el gobierno despótico de los países del sur de la UE, a través de la troica formada por el: BCE, FMI, y la propia Unión Europea, comandada por Alemania.

Decíamos que es abismal la asimilación de ambos tipos de austeridad: una asumida por costumbre, la otra impuesta a sus beneficiarios, después de haber disfrutado de las mieles de la abundancia. La primera porque las mejoras que paulatinamente son percibidas por los favorecidos, originan alegrías nunca antes experimentadas, que mueven a un optimismo justificado por el paso de la subsistencia vivencial, a la sensación de ser partícipe de los frutos de la modernidad. La segunda representa la estafa que se hunde en las entrañas de la carne, al sufrir las mermas de premios aportados por los avances consolidados de las tecnologías, que nos están siendo usurpadas por unos pocos, consentidos por la inopia de muchos, al conceder los votos a sátrapas que se permiten tener cinco jets al servicio de una sola persona, decenas de miles de millones de euros para saciar las fauces de un solo tenedor en lugar de tener los bancos nacionalizados de propiedad común de las comunidades de ciudadanos, a la vista de que el instrumento bancario en manos de los hobbys, que concentran el mayor poder de nuestro tiempo que radica en el 1% de los humanos, mientras que 99% restante se ven impelidos a soportar humillaciones hasta el extremo, que estos días un desesperado intentó robar un banco, para que lo metieran en la cárcel como recurso para seguir viviendo.

Las incontables : manifestaciones, revueltas, huelgas, algaradas, consignas, protestas,.. y el sinfín de expresiones de disconformidad seguidos por multitudes, contra los decretos leyes aprobados por nuestro gobierno contra los intereses de la sociedad más desfavorecida, son el caldo de cultivo para radicalizar aún más si cabe, las diferencias abismales existentes entre las clases, que parecía haberse encontrado paliativos con el sustancial crecimiento de una clase media comprensiva, con las mejoras económicas incorporadas en nuestro país que los radicales de derechas están dando al traste con la protección a ultranza de los bancos, que han sido los únicos causantes de la crisis que estamos padeciendo.

En el libro de Joseph Stiglitz de reciente edición, titulado “el precio de la desigualdad” donde trata de demostrar el enunciado del subtítulo, que reza: “el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita.” Dicho notable premio Novel norteamericano, trata de demostrar en sus densas 500 páginas, como el dinero en manos de los grandes lobbys del capital mundial, que cuentan con la práctica totalidad de los dineros depositados en los bancos en forma de bonos, acciones, representa el inconmensurable poder atribuido al dinero, que mediante las finanzas virtuales de las que se valen mediante el diabólico instrumento de la especulación, que los han hecho infinitamente más rentables que la propia economía real, que es la que produce todos los bienes y servicios de los que se sirven los humanos para su bienestar. Las legiones de leguleyos y abogados espléndidamente retribuidos con los dineros de sus espónsores, han elaborado legislaciones favorecedoras de los poderosos prevalentes en toda la historia de la humanidad , que ahora, con las luces emanadas del conocimiento acopiadas por la modernidad vemos difícil que puedan subsistir por mucho tiempo, en contra de la racionalidad.

1 Comments:

At 9:05 p. m., Blogger Juliana Luisa said...

Imposible hablar de todos los temas que se plantean.
Los beneficios que podrían proporcionar los conocimientos acumulados en estos últimos años han sido usurpados por unos pocos, engañando al resto con cristales de colores.
A pesar de que no es la primera crisis debida alos bancos, el sector financiero, nuestros gobernantes (incluidos el FMI y el Banco Mundial) siguen que funcionen sin ningún tipo de regulación, siendo conscientes, como son, de que tendrán lugar fituras crisis, porque, según ellos, hagan lo que hagan siempre deberán ser salvados por los ciudadanos. ¿Por qué aceptamos esa situación. Lo mismo hace la OMC: nada de regulación, a pesar de lo que ellos supone para los ciudadanos y el medio ambiente. No debo extenderme más.

Un saludo

 

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