02 febrero 2013

Finlandia como ejemplo

Finlandia es un país conocido por figurar en cabeza del proyecto PISA, organismo que califica a las naciones por el grado de conocimientos adquiridos por sus naturales durante el período de formación. Un aforismo que se utiliza en dicho país es que si un niño pobre tiene facultades para alcanzar mayores cotas de conocimiento, las normas establecidas, aseguran que todos pueden llegar tan lejos como sus capacidades les permitan. Toda sociedad tiene que tener posibilidades para la formación de sus miembros durante toda su vida. Finlandia es un país que busca inspiración para enfrentar los tres principales problemas que tenemos en el nuestro: educación, corrupción y las grandes diferencias económicas.

Los finlandeses están orgullosos de contar con su mayor riqueza radicada en el acopio de inteligencia, pues con ello podrán elegir a los mejores gobernantes, que a su vez elegirán a los asesores más calificados, para tener una sociedad equilibrada exenta de corrupción y desigualdad que son los mayores enemigos de la paz y el orden de los pueblos, desechando los cantos de sirena: del populismo, la demagogia, el engaño,… incompatibles con la inteligencia de las mentes bien formadas, refractarias a la manipulación y al soborno.

Las bases que anteceden, permitirán a los pueblos que en la actualidad están en el trance crucial imperativo, de tener que acometer nuevos derroteros compatibles con la inteligencia, que es el factor caracteriza a los nuevos tiempos, por la difusión que le imprimen las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) que como reguero de pólvora se esparcen por todas las latitudes planetarias, permitiendo desenmascarar los medios de que se han servido los poderosos en todos los tiempos, para disponer a su albedrío de las masas sometidas mediante la ignorancia.

Tomando ejemplo de Finlandia, a la que tan buenos resultados les da el fomento de la inteligencia, podrían agregarse a dichos activos, que los sujetos privilegiados con tal atributo, lo pongan al servicio de la comunidad de la que forman parte, para contribuir mediante las múltiples actividades que caracterizan la vida moderna, el variopinto caleidoscopio de servicios, que en otro tiempo se les daba la connotación peyorativa de trabajo, actividad que en el futuro le corresponderá el título más positivo en la vida de las personas al constituir el medio al que se le dé cauce para desarrollar: facultades, actividades, aspiraciones, deseos, proyectos,…que se elaboran en las mentes humanas, formando parte de nuestras más elevadas inquietudes.

Las jerarquías, en las distintas actividades profesionales tradicionalmente fueron impuestas desde arriba, por emanación: de la propiedad, de la herencia, del padrinazgo, del dedo,…situando al mando de los trabajadores al dueño y/o a un capataz, nombrado por el amo, para sacar el mayor partido del esfuerzo muscular de los esclavos físicos sometidos a lo que fue llamado “castigo de Dios”: (el trabajo). Los hechos aportados por la modernidad, han trastocado los comportamientos humanos, al punto que los trabajos físicos han sido transferidos a las energías de las que se valen los humanos para desarrollar con mayor eficacia los cometidos: pesados, peligrosos, monótonos,.. los trabajos que no sean gratos para las personas consecuencia de lo cual, parece llegado el momento de que las jerarquías encargadas de tomar a su cargo los distintos grados de mando, en las variadas actividades en que está segmentada la vida moderna, sean elegidos por los mismos integrantes de los equipos a través del voto directo, modulado por protocolos ad hoc para las sucesivas elecciones, hasta las más altas instancias de las empresas, así como de los Think Tanks asesores de los gobiernos formados por personas elegidas por sus mejores currículos profesionales y que mejor disposición de servicio a las colectividades puestas bajo su responsabilidad han demostrado a lo largo de sus actuaciones con una trayectoria impecable a lo largo de su vida.

Las llamadas democracias actuales, se han desacreditado definitivamente con ocasión de la crisis actual que las está conduciendo a la recesión económica, la corrupción, el paro y las desigualdades más desorbitadas conocidas, mediante manipulaciones financieras que enriquecen desaforadamente a los más ricos, al tiempo que se detraen de los emolumentos y las conquistas alcanzadas por los trabajadores que son los que mueven la máquina productiva de bienes y servicios de los que todos nos beneficiamos como consumidores.

El dinero, que ha alcanzado el estatus supremo entre las jerarquías que se han erigido mediante triquiñuelas engañosas en el sustituto de la democracia, al tomar conciencia de que sus prerrogativas han suplantado lo de “una persona un voto” por un $ un voto como instrumento legal para elegir a nuestros gobernantes, lo que supone la mayor estafa al sentido común. El efecto más flagrante lo constituye actualmente el partido político que ha sido elegido por mayoría absoluta en nuestro país, que ha sido inculpado por su propio tesorero, de recibir dinero de empresarios supuestamente beneficiados por favores administrativos, que el mismo se encargaba de repartir mediante sobres entre los más altos dirigentes del partido. Este hecho demuestra a las claras que estamos a años luz de Finlandia en el orden cultural, al haber permitido la corrupción en la que han incurrido nuestras autoridades consecuencia de la falta de perspicacia demostrada por los votantes al haber elegido a políticos indignos de tal nombre.