18 febrero 2013

La segunda burbuja

Aún se están recordando en un libro de reciente aparición, escrito por un aparejador directamente afectado por la burbuja urbanístico-inmobiliaria, los efectos a que nos ha conducido a la presente crisis. Un actor directo de aquella operación, que atribuye el origen de aquella burbuja, a la ley del gobierno de Aznar de 1996 que permitió que fuera urbanizable todo el territorio nacional a excepción de los parques nacionales. Consecuencia de aquella ley, los mismos que la urdieron, junto a otros listillos que se apresuraron a adquirir los predios susceptibles de ser urbanizados a precios de por ejemplo un euro el metro cuadrado, que llegaría alcanzar los mil euros el m2 tras ser urbanizados. Los resultados de aquel episodio, que fue suculentamente rentables para los que auspiciaron aquella ley, que estamos pagando ahora la inmensa mayoría de los ciudadanos restantes de nuestro país, en forma de intereses especulativos que imponen los acreedores de las deudas contraídas con el exterior, cuando se urbanizaron extensiones de terrenos en los que nunca se llegó a edificar y lo más lamentable, la cantidad de viviendas que se llegaron a edificar y que nunca se llegarán a habitar, que tendrán que ser pasto de excavadoras para su demolición, como dicen que ya se está haciendo en Irlanda.

Fuimos muchos los que nos apercibimos de la aberración y locura, que suponía construir en un año en nuestro país tantos pisos y apartamentos como se construían en Francia, Alemania, y El Reino Unido juntas. Para su financiación los bancos españoles se nutrieron de créditos del exterior para atender a la demanda de hipotecas demandadas por los beneficiados del trabajo bien retribuido, que se ofrecían a los numerosos operarios que se requerían: albañiles, carpinteros, y tantos otros gremios que intervienen en la construcción inmobiliaria, que cuando estalló la burbuja quedaron en el paro sin recursos para hacer frente a los pagos de las hipotecas, por lo que ahora están siendo desahuciados de la vivienda, cuyos vencimientos pagaban con su sueldo, que ahora no pueden satisfacer por estar en el paro. La segunda burbuja se está generando en este momento, en que el gobierno se ceba con los más débiles mediante: los recortes del Estado del Bienestar, la reforma laboral, la bajada de las pensiones, el paro desorbitado de larga duración sin subvenciones, que motiva a los jóvenes a buscar trabajo en el exterior, quedando aquí los viejos en la tesitura que cada vez serán menos los cotizantes para poder mantener sus exiguas pensiones. El gobierno por su parte está pidiendo todas las semanas, mediante emisiones de deuda, atendida según se dice, por inversores extranjeros, mediante la especulación que les reporta cobrarnos intereses entre el 3% y el 5% anuales, cuando el banco central europeo (BCE) les presta el dinero al 0.75 %. La deuda soberana que está contrayendo nuestro país con estos empréstitos, podría conducir a una nueva burbuja, si en la Unión Europea se cumpliera la amenaza de pasar a los países del sur a la segunda división produciría una desmoralización general difícil de superar lógicamente causada por haber perdido, tantos puntos de calidad de vida como se nos están hurtando.

Además la contestación social, por la que se está manifestando el pueblo llano español, frente a la corrupción galopante en que están incurriendo los más ricos de nuestro país, crea un caldo de cultivo psicológico en las fuerzas vivas, víctimas de tantos desafueros que afloran todos los días, que difícilmente podrán ser asumidos por las nuevas generaciones las mejor preparadas de lo que lo habían sido en largos siglos de opresión por los llamados poderes fáctico y los caciques que nos tuvieron apartados de los avances alcanzados por nuestros hermanos europeos, si ahora se nos excluyen de nuevo a los españoles so pretexto de haber contraído excesivas deudas después de haber probado las mieles de la civilización europea durante más de tres décadas, supondría para el pueblo español caer en otra crisis moral de consecuencias impredecibles.

El neoliberalismo económico, en su afán depredador incitado por la codicia ilimitada de los ya establecidos, que abusando de sus privilegios heredados y transmitidos a in eternum, bajo el amparo de leyes para mantener sus privilegios sin solución de continuidad,contrariamente a lo establecido en Suecia en los años veinte, por miedo al contagio del comunismo soviético, decretando leyes para que las grandes fortunas tuvieran que tributar al fisco hasta el 90% de los beneficios obtenidos cada año. Otro tanto hizo el presidente Roosevelt, para allegar fondos para salir de la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado en Norteamérica.

En la serie de TV “Salvados” en la que fueron entrevistados jornaleros andaluces que recibían un subsidio justificando haber trabajado cierto número de jornadas al año que podían ser complementadas con trabajos municipales si no alcanzaban las trabajadas en el campo, hecho que suscitó una enfurecida denuncia lanzada por el Sr. Durán y Lleida de que los jornaleros andaluces disfrutaban en los bares con lo que se le hurtaba recibir a Cataluña. La asignación hecha a los jornaleros suponía una cifra considerablemente inferior a la que la Unión Europea satisface a los propietarios de terrenos agrícolas en España, por ejemplo a la casa de Alba, en que un hijo de la duquesa fue entrevistado en el mismo programa de TV, que declaró recibir de la UE, la cifra de tres millones de euros anuales por las 50.000 hectáreas de terrenos que posee dicha familia, que el total para Andalucía, supone una cifra superior a lo que perciben los jornaleros andaluces con el subsidio.

Ponemos el anterior ejemplo, para denunciar los privilegios mantenidos por los más ricos entre los estaban los duques de Alba, premiados por Felipe II con grandes extensiones de terrenos por la defensa que hizo su antepasado al frente de los tercios de Flandes, con la defensa de aquel territorio gobernado por Margarita la hija preferida de Felipe II. Este rey que mando la Armada Invencible, contra su gran enemiga la Reina Isabel de Inglaterra que fue espléndidamente dadivoso con la casa de Alba , recibió como reconocimiento por parte de los descendientes de dicha casa, que emparentaran con ingleses por lo que los apellidos que ostentan actualmente son todos ingleses.