20 marzo 2013

Mercado versus producción

Acaba de aparecer un libro en defensa del mercado, entendido como el recurso a las finanzas virtuales, que viene siendo hasta aquí, el medio más efectivo de que se valen los poderosos para seguir ejerciendo el poder sobre los desposeídos de fortuna. La connotación que da al mercado el autor del libro, consiste en la defensa patrimonial del dinero atesorado por sus poseedores por merecimientos propios, pero también, y sobre todo, por haberlo heredado y conservado a través de generaciones, a cuyos beneficiarios no se les pueda atribuir: ni mérito, ni esfuerzo, de ostentar ventaja para mantenerse por encima de los demás mortales, sin el menor aporte personal.

Las finanzas virtuales, manipuladas por los brokers y los banqueros, asociados en lobbies para sacar el mayor beneficio para sí mismos y para los impositores de su dinero en las instituciones de crédito, que permite a los primeros como operadores del dinero que les ha sido confiado por aquellos, maniobrar con el mismo, en actuaciones que lejos de aportar beneficios reales al acervo común de la humanidad, lo emplean en hechos delictivos como lo son con el apelativo sibilino de futuros, para: acaparar productos alimenticios y/o energéticos para subir sus precios, para crear burbujas urbanístico-inmobiliarias con tasas exorbitantes de especulación, incitando a los corruptos instalados en los gobiernos, para delinquir en la gestión de asuntos, con los que favorecen a los poderosos mediante el dominio omnímodo que ha sido atribuido al dinero, como factótum de todos los cometidos.

Terminado el chollo del colonialismo, tras la segunda guerra mundial, por el miedo que despertó el comunismo con su victoria sobre los nazis, que denunció el expolio que hacían los aventureros de los pueblos del tercer mundo, protegidos por los ejércitos de los países a los que revertían las usurpaciones, hechas por facinerosos a los pobres. Los poderosos, con la globalización, se sirvieron de las finanzas virtuales, para realizar operaciones a través del neoliberalismo, tendentes a sacar fruto de las riquezas y del sudor de los habitantes de los países colonizados, para obtener materias primas y mano de obra a bajos precios, mediante la compra de gobernantes corruptos con el señuelo del dinero, con las maquilas en las que pagan sueldos de miseria al otro lado de las fronteras de países ricos, la deslocalización de factorías que emplean abundante mano de obra a otros países en los que los sueldos son exiguos.

Sabido es que el objeto del capitalismo representado por los empresarios: es ganar dinero, según lo formuló su fundador Adam Smith en su libro: 'La riqueza de las naciones', en lugar de titularlo la riqueza de los desaprensivos, que como tales actúan, a la vista de la influencia alcanzada en nuestros días, haciendo burla de la democracia basada en una persona un voto, para elegir a los que nos tienen que gobernar, cuando quienes dan las pautas estructurales por las que estamos gobernados son: el FMI, el Parlamento Europeo, el Banco Central Europeo, bajo la batuta efectiva del Gobierno Alemán, en el contexto en el que se desenvuelve la Europa actual.

La difusión que se hace del conocimiento con las TIC: (Tecnologías de la información y la comunicación) servidas a través del éter a todos los recovecos del planeta Tierra, permitirán que sean desenmascarados, los trapicheos y manejos de que se han valido los poderosos para ofuscar a las masas desasistidas de toda clase de recursos: físicos e ilustrados, con que poder liberarse de quienes se han valido de privilegios heredados y de la ofuscación que produce a los codiciosos la posesión de cosas, en contraste con la inanición de los indigentes, que para asegurar la supervivencia de sus allegados se ven obligados a humillar su dignidad a extremos de caer en la servidumbre humana. Los extremos a los que conducen las desigualdades desmedidas que propicia el neoliberalismo capitalista vigente en occidente, es la mayor burla sarcástica que pueda aceptar la modernidad, que se caracteriza por la eclosión del conocimiento, que tiende a la ponderación de las diferencias entre las personas, de forma que las mismas no tengan que sacrificar su dignidad humana, a los altares de los que cuentan con los bienes y los poderes que los mismos otorgan, erigiendo a sus poseedores en los amos de las conciencias ajenas, puesto que la dignidad, (como decía el clásico) era en aquel tiempo, patrimonio de Dios, siéndolo ahora de cada persona como ente igualitario, que merece el respeto recíproco entre iguales.

Las jerarquías modernas, tendrán que ser elegidas y valoradas en su justo término, por quienes conocen de primera mano los comportamientos de los que forman los equipos que están al servicio de las múltiples actividades en que se compartimenta la vida moderna, en contraste con la antigüedad que se caracterizaba por el monocultivo de la escueta subsistencia. El conocimiento moderno, ha proporcionado tal cúmulo de instrumentos y especialmente en lo que respecta a la racionalización para conducirse las personas de acuerdo con protocolos pre-consensuados, que consoliden normas civilizadas de convivencia, para alcanzar la armonía social entre instituciones que se dan las sociedades evolucionadas para gozar de una convivencia solidaria.

El denominado mercado en los términos en que nos lo ha impuesto el neoliberalismo económico que padecemos, es fuente de las: desigualdades, corrupción, codicia, odios, polarización, humillaciones,.. que sufren los desposeídos de los bienes de que es capaz de generar el progreso alcanzado por los medios de producción existentes y los que surgen de forma exponencial y acelerada, fruto del conocimiento desarrollado en los centros del saber y en los laboratorios cuajados de científicos dedicados por vocación y entusiasmo, en la búsqueda de nuevos productos que aseguren un vejez confortable a la cada vez mayor proporción de ancianos y asegurar la continuidad de las mejores condiciones de los parámetros en los que se desenvuelve el planeta tierra, que es el solar en que se asienta nuestra supervivencia. Hagamos votos para que la producción de bienes y servicios colme de bienestar y armonía a grandes mayorías de los seres humanos, ansiosos de disfrutar los bienes producidos por la civilización, a través de un mercado solidario.