Aspirar a metas humanas
Tras largas décadas de pugnar para que mis pensamientos tuvieran algún tipo de reconocimiento, ayer por fin, alguien con atributos como corresponde al subdirector del periódico “El País”: Lluis Bassets, publicó un artículo en el que daba verosimilitud a mis reiteradas premoniciones para ser reconocido que aparecían signos de futuro en el horizonte, que anunciaban cambios drásticos en la gobernación de los pueblos del mundo, orientados a la racionalización de los comportamientos sociales y políticos de personas y países, acordes con los imperativos de la modernidad positiva. Hasta aquí, la humanidad ha estado regida por los poderosos, con medios adecuados a cada coyuntura histórica: esclavitud, guerras, ignorancia, herencia, influencia, dinero, publicidad,…incluso el más reciente, al que se alude en el artículo citado más arriba: “el sueño americano” que está en declive, por basar su predominio en un rosario de guerras libradas últimamente alrededor del mundo, consecuencia del abrumador poderío militar del que se ha dotado, con más de mil bases militares instaladas en los cuatro puntos cardinales del planeta. Ciertamente también le son atribuidos a U.S.A. otros méritos positivos, como sus aportes a la: tecnológica, la ciencia, la investigación el pensamiento, el cine, la difusión en general y al mayor aporte de nuestro tiempo como son las TICs: tecnologías de la información y la comunicación.
El mayor handicap al que creemos que están expuestos los americanos, y el resto de Occidente, es a la extrema polarización existente entre dos clases políticas antagónicas, que se turnan en el gobierno del mismo país, como herederos de los poderosos que como último recurso, se valen de las finanzas virtuales, modalidad que permite a unos pocos financieros constituidos en lobbies bancarios, que administran los ahorros de millones de impositores de todo el mundo, que son beneficiarios de la especulación bancaria que reparte entre sus impositores una mínima parte de los fabulosos beneficios que se asignan los pocos lobbistas que mediante crisis cíclicas como la que ahora estamos padeciendo, el dinero virtual: el impreso en papel, que representa centenares de veces el valor asignable a todo cuanto existe de material en el planeta Tierra. La parte antagónica a la oligarquía, de la que forman parte el resto de personas que prestan servicio a la sociedad, entre los que se encuentran mayorías de los pequeños impositores de dinero en los bancos, que a la hora de votar, lo hacen a favor de los poderosos por considerarse ellos mismos entre los privilegiados, rémora consecuente con la herencia recibida, en la que los ricos, por ser privilegiados en recibir mayor reconocimiento social, cuentan con la exaltación del egoísmo personal.
Los sueños, aludidos por el autor del artículo citado más arriba, son atributos excelsos de la condición humana, entendidos como aspiraciones a la consecución de metas individuales y colectivas que responden a la racionalidad de los comportamientos de la mayoría de la gente, conformada con arreglo a la cultura difundida y asimilada en función de las peculiaridades de cada pueblo, depositario del conocimiento universal alcanzado en los últimos tiempos, difundido por la globalización. El conocimiento como alimento espiritual de los pueblos ilustrados, no puede aceptar en sus postulados estructurales a la guerra como recurso para la resolución de los conflictos, ni tampoco que el dinero virtual conseguido mediante la especulación bancaria, en posesión del 1% de la población mundial integrante de los lobbys financieros, pueda someter al 99% restante, productor de los restantes efectos positivos del progreso, al gobierno de una minoría de poderosos.
El autor del artículo citado más arriba, asegura que entre los postulados de la quinta generación de gobernantes de la China moderna, su recién nombrado presidente: Xi Linping, en la exposición de principios con ocasión de su toma de posesión, aspira poner la nave de su país a la cabeza de los pueblos del mundo, mediante fórmulas novedosas basadas en los principios programáticos del partido único: el comunista, que es el que conforma el Estado chino, conducentes a: aumentar la riqueza del país, a reducir las diferencias económicas, perseguir el fraude, observar una austeridad asumida por la tradición confuciana en sus cuatro milenios de historia, todo ello dirigido a alcanzar la mayor gloria concebida por el hombre para ser gozada aquí en la Tierra, proclamada por Marx en el siglo XIX, consistente en obtener de cada uno rendimientos en función de su potencial y de dar a cada uno en función de sus necesidades.
Por supuesto que la última desiderata del punto anterior no ha sido expuesta por el autor del artículo aludido por estar aún lejos de alcanzar por nuestros coetáneos, si bien Xi Jinping acaba de convocar a los máximos representantes israelíes y palestinos como un gesto de anticipo para resolver contenciosos enquistados, que los americanos no parecen tener el propósito de resolver, mientras que los chinos parecen tener la vocación de acometer la resolución de conflictos no resueltos, apostando en que habrá más y pronto, ejemplos como el que acabamos de apuntar.
Los hallazgos tecno-científicos alcanzados últimamente, permiten auspiciar beneficios estructurales, de magnitudes inconmensurablemente mayores, respecto de lo que se podría haber conseguido en cualquier otra coyuntura histórica anterior. Los trabajos de mayor envergadura son paulatinamente transferidos a las máquinas y a los robots, al tiempo que a las personas les están siendo asignados cometidos más afines con su condición racional en las que las neuronas asumen su función específica, consistente en proporcionar a las personas los bienes del espíritu, una vez satisfechas necesidades materiales que bien administradas en la coyuntura actual, estarían al alcance de los pobladores que permite acoger el planeta Tierra, si la demografía estuviera ordenada de acuerdo con los índices de crecimiento puestos en práctica en los países del primer mundo.
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