Conocimiento + virtud

Los dos conceptos anteriores son prioritarios para identificar la condición humana, que aspiran a lo más elevado de dicha condición, que es la felicidad, desiderata difícil de definir por ser la marca estrictamente personal. Desde la proclamación por Fukuyama del fin de la historia, tras la caída del muro de Berlín, que alejaba el riesgo inminente de una guerra nuclear, al tiempo que aseguraba que la doctrina económica neoliberal, sería la panacea que satisfacía el ansia irreprimible del consumismo material, como meta final de las apetencias humanas. El tiempo transcurrido desde aquella promesa, ha traído a nuestro país, el mayor retraso civilizatorio y de bienestar económico desde el advenimiento de la democracia.

El optimismo despertado en extensas masas de nuestra población, en todas las edades y contextos sociales por primera vez en nuestra historia, del disfrute de las libertades democráticas por un período dilatado de tiempo, juntamente con mejoras económicas contagiadas de nuestro entorno europeo, que las venían disfrutando con antelación a nosotros. La moral de: trabajo, rendimiento, acomodo, bienestar,.. que trajo la opción democrática, que permitió una rápida homologación, con nuestros vecinos europeos, que estamos perdiendo a pasos agigantados los últimos tiempos, por la codicia que despierta en las personas situadas en las altas esferas de la economía y la política, que predisponen a la corrupción más depravada, por los privilegios inherentes a la gran diferenciación de clases, a que atenta el neoliberalismo económico imperante.

La situación actual, que prima el tener, sobre el ser y el hacer, está despertando la animadversión de las personas inteligentes, que anteponen: la moral, la solidaridad y el sentido común, a la posesión desorbitada de cosas destinadas al despilfarro soez. Si las mayorías a las que el potencial de dispendio que permite su poder adquisitivo, adoptaran las consignas consumistas a que incita la publicidad vigente, los recursos del planeta se extinguirían, conduciendo al auto-exterminio programado de la humanidad.

El capitalismo, deshumaniza a tales extremos las esencias más nobles de las personas mediante la exacerbación de las diferencias económicas, a los extremos que nos muestran los economistas progresistas que demuestran que es el 1% de los más ricos, reseñados en la revista Forbes, son quienes nos gobiernan al restante 99% de los mortales, haciendo escarnio de la tan cacareada democracia de una persona un voto para elegir los gobernantes, no ofrece la menor posibilidad de perdurar consumando sus desmanes, frente a la difusión del conocimiento que se universaliza mediante las TICs, a extremos difícilmente refrenables, por las fuerzas de la reacción.

Están siendo cada vez más patentes, las fuerzas opositoras al poder omnímodo que han ejercitado los poderosos a lo largo de la historia, con: los ejércitos para guerrear, la ignorancia de las masas sometidas con el oscurantismo, y la herencia transmitida a través de generaciones de beneficiarios desposeídos de facultades de mando como las monarquías absolutas, desposeídas de sus reales facultades por la modernidad. De la misma forma terminarán por ser apeados de sus privilegios actuales los poseedores de fortuna de decenas de miles de millones: de $, Euros, para llevar a la desesperación, la esquizofrenia, el pesimismo,..a personas inteligentes e informadas de las injusticias que representan: el paro, el hambre, la intemperie de los lanzados de sus casas, la enfermedad, la vejez sin jubilación, de tanto desamparo de los dejados a su suerte, en presencia de tanto despilfarro exhibido, con infame alevosía, por los aprovechados de un sistema: oprobioso, denigrante, vergonzoso, inhumano.

Afortunadamente, aparecen indicios en el horizonte, de sociedades que adoptan en sus enunciados la persecución de metas humanizadas, como son: que la propiedad de los medios estructurales que están al servicio de las personas, deben ser estatales, dejando las demás actividades económicas como franquicias que el gobierno de la nación concede a los emprendedores. De esta forma por imperativo de la globalización los gobiernos a imitación de lo que ha supuesto en tiempos recientes la planificación epistemológica para el progreso de la humanidad, en los templos de la modernidad que son los centros del conocimiento y la investigación, para poner en explotación los yacimientos vírgenes del tercer mundo, con modalidad de ganador-ganador a través de convenios de gobierno a gobierno, para desarrollar en los mismos la pedagogía de la eficiencia, en sustitución de las multinacionales, cuyo único incentivo es la codicia. El factor que más deberá influir en las conciencias de las personas bien formadas, será la virtud, entendida como herencia genealógica gestada a través de buenas prácticas aprendidas de filosofías positivas arraigadas en el discurrir de los siglos en el ADN de sus beneficiados, que han asimilado la consecución de cierta igualdad y austeridad asumidas, en sustitución de la codicia y el despilfarro, que actualmente se tienen como las metas más ansiadas, sin reparar que atentan contra la sostenibilidad del planeta que nos acoge, que con los medios de los que se dispone actualmente , se puede producir la intemerata de cosas, a extremos de causar la extinción de los recursos.

Actualmente las personas, provistas de los instrumentos capaces de producir bienes materiales en proporciones desorbitadas, deben fijarse metas más elevadas, que la simple acumulación de objetos materiales, que esclavizan a sus dueños, y/o les roban su tiempo en su administración, cuando las esencias humanas focalizan sus anhelos más elevados, (una vez satisfechas sus necesidades biológicas por las dádivas del progreso,) hacia el bienestar: anímico, psíquico, moral,…que tantas connotaciones superiores engloba para los espíritus sensibles; aquellos que: amplían, magnifican, difunden, los efluvios de: la belleza, la bondad, la solidaridad, con sus semejantes, el optimismo, la solución racional de los problemas, mediante la conciliación de los distintos puntos de vista, mediante protocolos comparados asumidos por mayorías civilizadas, que serán formadas a través de enseñanzas racionalizadas.