Hacia nuevos paradigmas
La historia, como imitadora de la vida, lleva implícito el cambio hacia perfeccionamientos que se advierten desde la propia naturaleza, a condición de que la humanidad se comporte de forma responsable con la misma, para acomodarla mediante actuaciones civilizadas, al servicio de los directamente afectados por sus comportamientos que son los humanos.
El seguimiento efectuado por : historiadores, arqueólogos, estudiosos de fósiles, etc,... que aportan hipótesis sobre las remotas eras geológicas con sus consiguientes convulsiones telúrico- -geodésico-orográficas, que han transformado la faz del planeta, así como la desaparición y nacimiento de nuevas especies de seres vivos, muestran con irrefutable contundencia, que el decurso del tiempo todo lo cambia; así pues, no será sorprendente que se estén fraguando nuevos paradigmas que aportarán cambios drásticos en las relaciones humanas que en los últimos cincuenta años han estado regidas por la economía en detrimento de otros valores que están implícitos en los altos ideales fraguados en las mentes más preclaras del pensamiento humano, que han divulgado el mensaje luminoso de que la utopía para alcanzar la felicidad está al alcance de la mano, gracias al estímulo del pensamiento positivo que han facilitado los medios tecnológicos recientemente alumbrados, permitiendo la difusión universal.
Las pautas a poner en práctica para implementar nuevos paradigmas que conduzcan al buen fin de los buenos propósitos, concebidos por los genios de la humanidad que han dejado huella indeleble de su paso por la historia, a través de sus mensajes positivos que sirven para aleccionar a los nuevos comunicadores, que a través de la docencia que representa el valor supremo con el que cuenta la modernidad, para proporcionar: prosperidad física, solo como medio subsidiario a las recompensas mayoritariamente anhelados por los humanos: salud física y mental, paz de espíritu compartida con el entorno, reconocimiento de los servicios prestados a la sociedad, un tipo de seguro universal que nos mantenga a cubierto de las necesidades físicas y anímicas, la convención universal que permita elegir y disfrutar de los logros alcanzados por los humanos en cualquier lugar, divulgados por los modernos medios de información y comunicación, que abarcan a todos los rincones del planeta.
Alcanzar las anteriores desideratas, son metas asequibles una vez que la tecno-ciencia ha puesto a disposición de los humanos, los instrumentos que usados con la racionalidad, propia de seres lógicos, que sin embargo han venido aplicando la estratificación social, puesta en práctica hasta nuestros días, (derivada de los instintos de subsistencia practicados por los irracionales con la ley de la selva.) Los estadios pretéritos recorridos por la civilización humana en las sucesivas etapas históricas, informadas por actitudes coyunturales propias de condiciones carenciales: disponer de poco para repartir entre muchos, condujo a que unos pocos se apropiaran de la parte del león, quedando para los restantes, mínimos para un sustento precario. Las condiciones actuales difieren radicalmente de aquellas, al disponer de los medios para un control efectivo de la demografía de los distintos territorios, adaptada a los medios disponibles en cada territorio, y/o al recurso de las migraciones, y del incremento exponencial para la generación de recursos, que permite la industrialización de todos los items demandados por el consumo humano.
La humanidad está experimentando en las últimas décadas cambios drásticos, como son los de que países catalogados de tercer- mundistas, que han eclosionado con fuerza en parámetros de progreso tales como: competitividad industrial, urbanismo, confort inmobiliario, configuración del territorio para facilitar las actuaciones logísticas para la atención de sus clientes, integración social según indican las encuestas, potenciación de la instrucción en todas las etapas formativas, derecho: al trabajo, la salud y la alimentación, y lo que podría ser una salida civilizada a los grandes contenciosos humanos, LA IGUALDAD, una de las tres geniales consignas lanzadas por la Ilustración hace más de dos siglos, junto con: la libertad y la fraternidad, que compendian los más altos ideales concebidos por los humanos. Así como la libertad y la fraternidad, no admiten matizaciones, la igualdad deberá ser modulada por la meritocracia que cuantificara y cualificará los atributos personales, en función de los aportes con los que cada uno contribuya al enriquecimiento del acervo común de la humanidad, bien entendido, que el concepto de riqueza en el futuro, será antagónico, del que tiene el actual actor y rector que es el dinero.
Para alcanzar las metas a las que deberían tender los nuevos paradigmas, el actor crucial para emprender las actuaciones, es el factor humano, provisto del instrumental tecno-científico con el que se ha pertrechado en tiempos recientes, que le permiten el intercambio y la generación de nuevos conocimientos con incrementos en progresión geométrica, que harán partícipes a ingentes masas de neuronas creativas, radicadas en países emergentes, que despierten a la luz del pensamiento tras siglos de oscurantismo. Para sacar partido de tantos cerebros dormidos habrá que poner la docencia en el frontispicio de todas las actividades para que mediante tests objetivos, que facilitan los modernos ingenios informáticos, permitan situar a las personas más aptas para el desempeño de cada cometido específico. A este fin, será imperativo que nadie acceda a puestos de responsabilidad que incidan en los intereses reales de colectivos humanos, que se valgan de otros atributos que no sean los estrictamente los provenientes de méritos personales.
Como se colige del párrafo anterior, lo: heredado, la propiedad, los padrinazgos, las influencias, que han constituido la moneda de cambio más utilizado en toda la historia de la humanidad, que se han demostrado nefastos a juzgar por los resultados alcanzados con el auge esplendoroso que
han tenido los EE.UU. de Norteamérica, constituidos por lo peor de cada casa como se dijo de los emigrantes europeos, que los conformaron inicialmente.
Lo que actualmente denominan Think Tanks, constituidos por sabio-éticos, sometidos a los tests de idoneidad similares a las oposiciones clásicas, con mayores garantías por los modernos ingenios de valoración objetiva, destinados a gestionar los apartados que tienen incidencia en comunidades humanas, las cuales, mediante el ejercicio de la democracia directa podrán opinar a través de los modernos medios: blocs, encuestas etc., incidiendo en la marcha de los infinitos negociados en que se dividen las actividades modernas, desde los autónomos hasta las más altas instancias gubernamentales.
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