Postmaterialismo humanizante
Partiendo de la expresión arcaica “deux ex machina”, que según el diccionario era un personaje que descendía en el escenario teatral para resolver situaciones complicadas y/o trágicas, nos ratificamos en la convicción de que la máquina ha sido el elemento determinante del progreso, resolviendo las situaciones complicadas y trágicas que se le han presentado a la humanidad en el orden material, en aquellos países que han dispuesto de dicho instrumento.
En cuanto al deux de la expresión arcaica, que ha tenido una incidencia determinante en las sociedades de la antigüedad, hoy en los países asistidos por la máquina ha perdido influencia en las determinaciones tomadas por las instancias superiores que rigen la marcha de los pueblos del llamado primer mundo. Stephen Hawking, en su libro “El gran diseño” libera a Dios para entender la creación del universo y atribuye tal prodigio a la fuerza de la gravedad.
La máquina, ha liberado a los pueblos que han disfrutado de sus prestaciones, de la esclavitud que ha supuesto en los tiempos pretéritos el haber tenido que recurrir a la fuerza de la sangre para efectuar la mayoría de los cometidos laborables. Hoy, la máquina con el concurso de la energía, proporciona la mayor parte de los items necesarios para satisfacer las necesidades y apetencias materiales de los pueblos asistidos por tan servicial ingenio.
El mecanicismo, desarrollado por la investigación del I+D a partir del método científico en los centros del conocimiento: (universidades, laboratorios, centros de investigación, de trabajo, etc.), en los que reside la sabiduría, que han contado últimamente con el inestimable concurso de los TIC (tecnologías de la información y la comunicación) para la difusión de la máquina a todos los rincones del planeta. Es paradigmático constatar que los países catalogados del tercer mundo: llamados emergentes, en el corto tiempo de unas pocas décadas, hayan alcanzado cotas de prosperidad material asimilables a las del primer mundo, lo que da la medida, de que la máquina junto con la difusión y extensión de su uso, permite generar bienes materiales con toda celeridad, lo que previsiblemente pondrá al alcance del disfrute de sus prestaciones a los restantes pueblos del planeta, aún huérfanos de tan eficiente auxiliar.
La humanidad actual, liberada por la máquina de gran parte de las servidumbres a las que tiene sometidos la naturaleza a los restantes seres vivos, con la ley de la selva. Los humanos imitaron a los irracionales en el discurrir de la historia practicando la guerra, expediente salvaje donde los haya, así como tantos: disensos, litigios, conflictos, problemas surgidos que impiden alcanzar empatías y consensos, para el entendimiento entre los humanos, que son los causantes de los mayores desarreglos anímicos y lacras psicológicas que azotan a la humanidad, derivadas en gran medida del culto que se rinde al dinero, erigido como el factor que tiene la mayor incidencia estructural en la vida de las personas, tanto por carecer de dicho recurso, como por estar absorbidos por los desvelos que requiere su administración. La mayoría de las preocupaciones de los humanos son subsidiarios del dinero. La racionalidad de sus comportamientos debería estar orientada a paliar y/o resolver el problema por antonomasia que es el dinero símbolo del materialismo, presumiblemente, herencia genética de la ley de la selva originaria de nuestros ancestros remotos y de otros aprovechados mucho más próximos.
Las luces aportadas por la gran difusión de la inteligencia iniciada en sus primeros esbozos en la época de la Ilustración y potenciadas a límites inconmensurables en los últimos siglos, no se corresponden con los índices de desafección y descontento que muestran las encuestas, en que a muchos afectados por los ordenamientos de la vida moderna, no les son asignados los mínimos estándares de bienestar anímico, proporcionados a las cotas de satisfacción material alcanzadas, que han derivado en el despilfarro, incitadas por la publicidad que representa la mayor agresión a la ecología, a la que estamos comprometidos a preservar por ser el mayor legado que la humanidad ha recibido de la naturaleza.
El materialismo desorbitado que ha inducido a la practica de comportamientos propios de una mentalidad infantil, destinados a despertar sentimientos de envidia, codicia, rivalidad, mediante comportamientos de ostentación para epatar el entorno, y servidos por los media, a círculos que se interesan por el brillo de las personas, que ostentan abultados talonarios con el más insidioso de los recursos, (el dinero) adquirido por herencia y/o por recursos como las finanzas virtuales, que han sido las causantes de la crisis que padecemos que se ha ensañado con los más débiles, saliendo de rositas los promotores del desaguisado.
La máquina en su interpretación más genérica, engloba todos los logros materiales que nos ha proporcionado el progreso, ha sido un factor positivo para erradicar las penalidades infligidas al género humano para procurarse los recursos necesarios a su sostenimiento, confort, y disponer del tiempo necesario para dedicarlo a la infinidad de actividades que definen al ser humano, como ente sobrenatural diferenciado de los restantes seres vivos que pueblan el planeta, por su condición pensante, y especialmente por contar con los sentimientos en los que se cifra la quintaesencia de la personalidad humana.
Admitido que los humanos, en los estadios superiores de su conformación que llamaríamos anímica, es susceptible de alcanzar el grado más elevado de sus atributos potenciales que es la satisfacción de sus sentimientos. En el cenit de los mismos se sitúa lo que se ha dado en llamar la felicidad. No obstante se advierte, que en los comportamientos cotidianos de grandes masas de ciudadanos, actitudes que no favorecen el buen clima que permitiría engrasar las relaciones entre las personas, para fluir en lugar de obstaculizar los procesos que conducen a la resolución de los problemas que hay que afrontar en la vida. El paradigma prioritario pendiente de ser acometido para procurar el bien más ansiado por los humanos para su bienestar anímico, será la senda unívoca que ha de conducir a la felicidad.
El pesimismo que destilan los enfrentamientos advertidos entre partidos políticos rivales que se advierten en algunos países, como las recientes denuncias hechas por Obama, de que el partido republicano en su país, está haciendo una campaña negativista total de cuantas propuestas hace el presidente, negando que en el mar es donde habitan los peces y que el color del mar es azul, como referencias jocosas aportadas en uno de sus discursos. Le atribuyen filosofías tan nefastas para los republicanos, como que es un socialista.
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