28 febrero 2012

Propuestas teóricas de Vicenç Navarro

El profesor Vicenç Navarro, insiste en todos sus escritos sobre las virtudes de Suecia como país que ha puesto el Estado del Bienestar como la panacea que a permitido elevar la gobernabilidad de dicho país a las más altas cotas de bienestar de sus ciudadanos, mediante un equilibrio social envidiable en sus relaciones armónicas, que permiten el acomodo de sus ciudadanos a las reglas de convivencia que se dieron hace casi un siglo, basadas en liberalismo social democrático, que permite el desarrollo de las personas en función de sus méritos y sus aspiraciones, asentado en leyes y normativas consolidadas en prácticas consuetudinarias de largo recorrido, que le han asegurado: equilibrio, paz social y convivencia civilizada.

Comparados los antecedentes del país nórdico con el nuestro, que en el último siglo ha vivido un cúmulo de conflictos que han producido enconadas tomas de posición ideológica, hasta los últimos 30 años, en que hemos acordado una democracia embrionaria de la que nos sentimos orgullosos a pesar de los retrocesos a que nos expone la crisis económica actual que nos retrotrae a épocas caciquiles en las que el dominio de los poderosos de siempre, pretenden dar al traste con los avances alcanzadas con las luchas obreras de las últimas décadas, expresadas con genialidad por Xavi Castillo, un humorista valenciano, que describe de forma irrebatible cual ha sido la contradicción expresada por el electorado en las últimas elecciones españolas en las que los que han dado la mayoría absoluta al PP, los que él llama los “repeperos” clase media baja, formada por trabajadores que van a sufrir la mayor pérdida de derechos y percepciones desde el advenimiento de la democracia española, de la que sigue estando lastrada por la orfandad de los dos siglos de retraso que llevamos respecto de las demás democracias europeas asistidas de las luces de la Ilustración.

A lo que se ha dado en llamar la idiosincracia de los pueblos, que ha sido determinante en el carácter de los individuos conformados en el interior de comunidades endogámicas, que no emergían del terruño, del que dependían en la economía de subsistencia, más que para acudir a los reclutamientos hechos por los poderosos para participar en las guerras para la defensa de sus intereses. Con dichos antecedentes, no es de extrañar que hasta la globalización en la que estamos inmersos que tanta gente de buena fe critica, los comportamientos humanos hayan sido subsidiarios de inercias lastradas por la ignorancia de cuanto acontece en el entorno planetario. El doctor Navarro, pretende poner en paralelo a países como Suecia con España cuando el país nórdico decidió en los años veinte del siglo pasado, poner en práctica el Estado del Bienestar subvencionado por una fiscalidad proporcional a las percepciones llegando a gravar hasta el 90% de lo que ingresaban los más ricos, modalidad que también fue puesta en práctica por Roosevelt, para salir de la gran depresión de 1929. ¿Cabe pensar que en la recesión y el paro, en que está inmersa España, en la que los bancos están siendo subvencionados a expensas del patrimonio común, tras el espolio que hicieron con la especulación durante el boom inmobiliario, ahora que tienen a su partido, el PP, con mayoría absoluta, que esperanza cabe que les sean concedidas a los trabajadores españoles, las gabelas con las que cuentan los suecos que tienen un estado prácticamente socialista, aún que gobiernen las derechas, en el que no existen los excluidos sociales, ni el paro, donde el estado, es el que vela por los excluido?

Es predicar en el desierto, pretender que el gobierno que nos hemos dado los españoles con el voto de los directamente afectados como apuntamos más arriba, tenga la menor intención de poner en práctica medidas que favorezcan a la clase trabajadora, después de las resoluciones retrógradas que ha estado aplicando en el poco tiempo que está en el poder como la reforma laboral, el juicio del juez Garzón para sepultar la corrupción de la Gürtel puesta en práctica en Baleares, Valencia, Madrid,…la amenaza de privatizaciones de lo poco que queda en posesión del estado español, que ha sido dilapidado con el boom del ladrillo que ha beneficiado a la especulación de los oportunistas y a los que creyeron acceder a la condición de millonarios a partir de las hipotecas basura que con revalorizaciones de más del 15% anual, el valor de los pisos adquiridos traducidos a pesetas, evidentemente mostraban cifras millonarias para consuelo de tantos ignorantes que creían por este conducto haber ingresado en tan anhelado club al que suelen votar.
Las manipulaciones democráticas a las que estamos sometidos, que muestran sin el menor sonrojo que el 1% de los lobbys financieros marcan las normas de conducta al 99% de las poblaciones de los países occidentales, a despecho, de pregonar que la democracia se sustenta en una persona un voto, constituye el mayor de los despropósitos al que estamos sometidos.

Está siendo un clamor generalizado, que el sistema neocon que nos ha venido rigiendo hasta aquí a los países occidentales desde los años setenta del pasado siglo, representa el canto del cisne de la civilización capitalista, que por distintos procedimientos ha dado continuidad del dominio de los poderosos a lo largo de la historia de la humanidad, mediante métodos espurios amparados en la ignorancia de las masas, que por lógica elemental, tendrá que ser enmendad cuando la cultura y el conocimiento sean privilegios inalienables compartidos por todos ciudadanos.

La ostentación exhibida por los privilegiados del sistema capitalista, con el despilfarro y lo que la publicidad a través de los ubicuos medios informativos ensalza a los modelos del sistema a los que hay que imitar, incitando a la codicia, que conduce a la desigualdad e insolidaridad entre las personas, causante de los mayores conflictos sociales por el antagonismo de los intereses a defender por las personas. Sigue pareciendo utópico por el momento, debido a como las costumbres configuran la idiosincrasia de las pueblos e individuos en sus relaciones personales. De la misma forma que el instrumental proporcionado por la tecno-ciencia ha transformado de forma crucial nuestras vidas y comportamientos en el orden material, se podría esperar que el conocimiento fuera el instrumento o el recurso estructural por excelencia, para trasferir a las comunidadesi humanas concienciadas que el bien común, emanado de la solidaridad y la armonía sociales, fueran los ingredientes a otorgar a gobiernos democráticamente legitimados el inconmensurable arsenal de bienes acumulados por la sabiduría y el esfuerzo humano, en tiempos recientes, a fin de desterrar actuaciones por las que la ostentación exhibida a través de bienes y privilegios transferidos desde tiempo inmemorial, no sintonizan con los nuevos tiempos en los que las aportaciones directas de cada individuo representan la manifestación de la propia libertad y meritos propios testimoniadas por sus actos, sin intermediación de terceros.

De la misma forma con que la modernidad ha imprimido cambios copernicanos ejercitados en la mayoría de los aspectos físicos que condicionan nuestras vidas, que no se asemejan con los comportamientos practicados un siglo atrás, sería deseable que de la misma manera que se puede juzgar benéfico el habernos liberado de las servidumbres que se imponían a las personas: en ganar el pan con el sudor de la frente, así como verse inmerso en la sordidez de la ignorancia, en lugar de poder transferir a la máquina todo sacrificio físico y poder acceder a las fuentes universales del conocimiento a través de Internet, entre una infinidad de ventajas y provechos que nos ha traído la tecno-ciencia, en que, los avances han sido espectaculares, mientras el progreso no ha sido ni remotamente paralelo en lo que respecta las relaciones humanas, que mantienen enfrentamientos y polarización entre las personas, atribuibles al factor: “dinero” que a través de las finanzas virtuales está tomando tales atribuciones que por incitación a la austeridad inasumible están llevando a Grecia hacia la desestabilización y el inconformismo de todo un pueblo sumido a las más lúgubres simas de la desesperación.