02 marzo 2014

Cambio de signo revolucionario

Las dos intentos revolucionarios o golpes de Estado, que tienen lugar estos días en Ucrania y en Venezuela, tienen un cariz distinto al de las revoluciones clásicas, a pesar, de que la coyuntura mundial derivada de la presente crisis económica, ha producido el abismo de riqueza entre ricos y pobres como nunca había sido tan grande, en favor de los primeros, según el artículo publicado por Mark Vanderpitte en 'Solidaire', del 26-2-2014, en una detallada relación de estadísticas de los diferenciales de percepción entre los más ricos y los más pobres de distintas partes del mundo. En la susodicha relación el autor incluye dos excepciones que son: China y Cuba, en las que se ha producido el fenómeno contrario, consistente en que ha disminuido el diferencial de percepción de los beneficios producidos por la prosperidad actual en los últimos decenios, en los que en el primero de los dos países citados, cada seis años transcurridos se han doblado los salarios de los trabajadores; mientras que en el segundo para todos sus habitantes son absolutamente gratuitas las prestaciones de sanidad y cultura incluida la universitaria, que ha futuro cuando se satisfagan las necesidades físicas, constituirán el mayor activo que se pueda prestar a las personas.

Dicho lo que antecede, es incomprensible la defensa que ha hecho Antonio Caño, el recién nombrado director del diario 'El País' desde la cobertura mediática de EE.UU. defendiendo al Tea Party como el partido que está llamado a limpiar las excrecencias políticas para devolver al pueblo las esencias de la democracia más perfecta del mundo, como considera a los EE.UU. Resulta sarcástico, que conocidas cuales son las políticas auspiciadas por el Tea Party tenidas por todos como de extrema derecha, se conozcan en nuestro país, a través de un personaje político que dirige el periódico tenido por el más izquierdista, entre los principales rotativos existentes en España.

La experiencia sufrida en Europa, donde los países más pobres del sur han sufrido con la presente crisis económica mermas sustanciales en sus ingresos directos: sueldos, puestos de trabajo, pensiones, Estado del Bienestar, derechos laborales, libertades,… todos ellos revertidos en provecho de los aprovechados: los más ricos, que nunca en la historia precedente había existido el abismo diferencial mostrado por las estadísticas, que avalan el crecimiento de la extrema derecha en nuestro entorno europeo, con gobiernos como el francés de Hollande nominalmente socialista, con la gran coalición alemana presidida por la Merkel y los países nórdicos tradicionalmente socialistas, que ahora tienden a derechizarse y el reciente gobierno italiano con ministros de todas las tendencia.

Las revoluciones en ciernes de Ucrania y Venezuela, van dirigidas contra las izquierdas, que tradicionalmente habían sido las promotoras de levantamientos contra los abusos del gran capital, para reivindicar los frutos de los verdaderos aportes de los pueblos por el trabajo, teniendo como tal en los últimos tiempos, los frutos de la inteligencia, que han sido determinantes para el progreso real de la humanidad.

Si la lógica de los últimos siglos, había determinado que los oprimidos llevados a límites de supervivencia extremos, en que la vida perdía todo valor frente a los sufrimientos a los que estaban sometidos, sería lógico sacrificar sus propias vidas en revoluciones; hoy sin embargo han aparecido estas dos algaradas callejeras, con saldo de muertos que supone un pago excesivo, como justificación de cualquier causa, lo que justifica poner a las modernas instituciones, compuestas de personas responsables para evitar lo que en el pasado desembocaba en baños de sangre inhumanos.

Ciertamente la humanidad está expuesta a la rémora de: tradiciones, costumbres, hábitos,. .heredados del pasado, en que los poderosos monopolizaron todos los resortes del mando y la posesión de los menguados recursos existentes, previos a la modernidad en que se ha pasado en un solo siglo, multiplicando por tres la población del mundo y la posibilidad de producir alimentos para todos ellos si se evitara el soez despilfarro que se permiten muchos insolidarios.

Consecuentes con las tendencias que nos conectan con hábitos predominantes en otros tiempos, está la influencia que ha mantenido la propiedad: de bienes, enseres, terrenos, inmuebles,.pero sobre todo fortunas de dineros depositados en instituciones financieras, que ha conseguido alcanzar por su mediación el gobierno de los pueblos de occidente, mediante leyes fiscales establecidas por Reagan y Thatcher en los años setenta del pasado siglo, que han permitido que los beneficios económicos obtenidos desde aquella fecha hasta nuestros días hayan ido a parar a los bolsillos del 10% de la población mundial: los más ricos, situados en los estamentos estratégicos como son: las finanzas especulativas, los dueños de las grandes empresas, los mediáticos que están al servicio de los que gobiernan, los que han contado con antecesores ilustres que se benefician de padrinazgos, y muchos que se arriman a los establecidos para participar del pastel.

En el lado opuesto del arco social, se encuentran los verdaderos artífices del espectacular progreso alcanzado en las últimas décadas, avalados por crecimientos en todos los órdenes de la vida por la movilización de las neuronas en sustitución del músculo que si bien aún recibe su aporte con el sacrificio de mayorías proletarias que aportan su sudor y también su inteligencia en racionalizar las operaciones físicas que realizan, mejorando el I+D por medio de la educación recibida en su edad escolar y el uso del instrumental moderno para mejorar los rendimientos.

Especial mención merecen en la mejora de los resultados alcanzados actualmente por la modernidad de los servicios públicos, llamados a tener una relevancia crucial en las sociedades futuras, en las que todo lo público, en contra de lo que trata de privatizar la derecha, está demostrado ser lo opuesto a los resultados que se están produciendo en la práctica, donde el crecimiento económico de los países que tienen lo esencial nacionalizado, es diez veces superior al de los países que incluso inciden en recesión cuando el crecimiento mundial de la riqueza alcanza índices positivos gracias a que un solo país contribuye con el 50% de la misma entre los 193 países que hay en el mundo.