La nueva ruta de la seda
Las preocupaciones, ocupan e incluso monopolizan las mentes de las personas, desde los más nimios problemas cotidianos, que se presentan de continuo en la vida diaria, hasta los que abarcan a la extensión del ancho mundo. La información que divulgan los multimedia de cuanto acontece de noticiable en cualquier rincón del planeta Tierra, nos permite elucubrar sobre temas de alcance universal, mediante el privilegio que tienen las neuronas humanas, de bucear en cualquier tema puesto al alcance del conocimiento de las personas.
Parece que se está pensando en restablecer mediante los medios que permite el progreso moderno, la mítica ruta de la seda que tanto contribuyó a implementar el esplendor del renacimiento italiano, tan celebrado en su tiempo, por haber iniciado contactos comerciales y civilizatorios entre sociedades alejadas entre sí, tanto por las distancias como los accidentes geográficos que había que salvar. En aquella época, por recomendación expresa de Maquiavelo, los pueblos estaban ocupados en promover conflictos armados, que constituían el modus operandi más generalizado, con la participación preponderante del mismo papado.
En una reciente reunión de los países que forman la Organización de Cooperación de Shangai, han esbozado la posibilidad de construir una línea de comunicación directa a través de las repúblicas ex soviéticas centroasiáticas, con origen en China para llegar hasta el Medio Oriente y Europa. Dicen que ello permitiría hacer dicho recorrido en pocos días, mediante trenes de alta velocidad, en lugar de las varias semanas que se tarda en hacer el recorrido por vía marítima. Semejante proyecto aproximaría a tres mil millones de personas, (casi media humanidad), que habitan los territorios unidos por dicha vía de comunicación. Todo cuanto contribuye a una mayor aproximación entre los pueblos significa un antídoto contra las guerras, que han sido la herencia más espuria y criminal, que nos legaron las generaciones que nos han precedido.
Desafortunadamente, en la organización OCS, promotora de tan loable proyecto, no participa el país que se atribuye por una especie de encargo divino, para intervenir en los mayores conflictos bélicos desencadenados tras la Segunda Guerra Mundial en la que desempeñaron un decisivo papel en su terminación. Tras la caída del muro de Berlín, en que se dio por finiquitada la guerra fría con la desaparición de la URSS, los EE.UU. se han arrogado el derecho de ser el vigía de la humanidad, con el derecho a intervenir en los conflictos armados de mayor cuantía, que han tenido lugar en otras partes del mundo valiéndose del mayor ejército que se ha conocido, en tiempo de paz.
Uno de los factores que mayor incidencia tienen al servicio de las personas por la modernidad, son los medios que contribuyen al fomento de las relaciones entre los humanos: de todas las latitudes , razas, procedencias,..mediante las facilidades de los medios de comunicación, de la difusión de del conocimiento, de las informaciones facilitadas por: los multimedia, el turismo, las vacaciones, los transportes, el desarrollo de cualquier actividad, en los contactos necesarios entre funciones afines: congresos, asambleas, simposios, exposiciones, competiciones deportivas, concursos, todo cuanto contribuye a intercambiar experiencias y conocimientos, fomentando la práctica de la solidaridad consistente en fraternizar en lugar de competir entre todos para beneficio recíproco, en sustitución de la lucha por la subsistencia que caracteriza a los seres irracionales. Deberíamos haber aprendido, en el devenir de tantos siglos de historia, que los humanos se diferencian de los demás seres vivos, por la facultad del raciocinio, por vía del empirismo, fruto de la experiencia de lo acontecido a lo largo de los siglos, en los que, las guerras, la codicia, la maldad, las rivalidades,…y a tantos comportamientos etiquetados como pecados, por ser contrapuestos: al amor, a la bondad, a la colaboración desinteresada que permite el reconocimiento de nuestros semejantes, que una vez que el progreso permite proporcionar los bienes materiales necesarios para poder disfrutar de una vida digna para todos, las sociedades se han ofuscado en poner en práctica comportamientos: espurios, inhumanos, adulterados, fraudulentos, falsos, depravados, corruptos...
Resulta deprimente e inaudito constatar, que sociedades ilustradas como son las actuales, en las que participan legiones de cerebros bien amueblados, capaces de concebir, programar, llevar a término,.. proyectos de regeneración de las conductas colectivas, que permitieran alcanzar las más altas cotas de felicidad humana, que se dilapidan por el afán de posesión de riquezas materiales, que vinculan a las mayores potencias del valor intrínseco de las personas, como son los sentimientos: mezquinos, egoístas, codiciosos, viles, despreciables,..en los que se pierde el tiempo, el goce de lo importante, como es recibir el afecto y el reconocimiento de nuestros allegados y de los más alejados, por la difusión que hacen los multimedia modernos, de los aportes de cada individuo al acerbo común de la humanidad, en la que una vez atendidas por la máquina productiva la mayoría de las necesidades físicas humanas, es llegado el momento en que se dedicarán la generalidad de los aportes humanos a dar el fruto de cada uno, en reciprocidad de lo que se recibe de los demás.
Planteamientos como los anteriores parecen utópicos, estando ya en este momento, en posesión de los medios inconmensurables para la producción de toda clase de ítems físicos ya alcanzados. En lo sucesivo, procede proporcionar a los humanos el estatus que les correspondería alcanzar para dar sentido a su condición pensante, que les faculta para alcanzar nuevos paradigmas, que reviertan los valores hoy atribuidos a lo material, a la esfera superior del intelecto en sus sublimes metas de goce integral, como es el alcance de la felicidad, para cada uno en función de su aspiración libérrima y autónoma, determinada por su personalidad.
No parecen ser otras las aspiraciones prístinas de las mentes humanas evolucionadas, que las de alcanzar cotas de mayor perfectibilidad, a las que las sociedades actuales están inmersas, en orden a dar satisfacción a los espíritus que son las fibras sensibles de la condición humana, en contraste con los afanes actuales de nuestras sociedades, que solo toman partido por persistir en las diferencias, causantes de la confrontación.
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