Comunismo vs liberalismo
La semántica de los dos anteriores términos, ratificados por la RAE con la más o menos cita textual, de que el liberalismo propugna transferir instituciones pertenecientes a los poderes del Estado a las personas y/o entes privados, mientras que el comunismo se caracteriza por dar los atributos al Estado para la administración de las múltiples competencias que entrañaría asumir a una institución casi universalizada de las que, en Europa ya le fueron asignadas muchas de ellas con el Estado del Bienestar, que en la actual coyuntura de dominio del neoliberalismo, están siendo restituidas al gran capital, cuya ideología es tan proclive al liberalismo económico salvaje, que practican al unísono los bancos y demás instituciones económico- financieras, que con medios espurios como lo es la especulación, se han hecho con el gobierno efectivo de los pueblos de occidente.
La última crisis del 2008, de la que seguimos sufriendo sus consecuencias, ha sido objeto de numerosos pronunciamientos emitidos por especialistas en la materia, de los que se deduce, que el neoliberalismo adolece de provocar crisis cíclicas que causan grandes trastornos a las sociedades afectadas, por lo que sería oportuno acometer la adopción de nuevos paradigmas para conseguir resultados acordes con el alto grado de ilustración alcanzado por las sociedades occidentales, que sin embargo, continúan sometidas al yugo secular de los poderosos de siempre. Los espectaculares logros descubiertos por la tecno-ciencia moderna, que eclipsan a lo alcanzado para el bienestar anímico de las personas que pasa a un segundo plano, lo que tendría que ser primordial, al ser la condición crucial que caracteriza a los seres humanos, que siguen deslumbrados por el acopio de bienes materiales, que en el pasado eran los que permitían la supervivencia física, mientras que en la actualidad, la super-abundancia de cosas, conduce al despilfarro amenazando la ecología, destinada a mantener las condiciones habitables del planeta. En consecuencia procede adoptar nuevos comportamientos: socio-político-económicos, que permitan instaurar normas de convivencia humana, hacia metas de mayor bienestar físico-anímico, adecuando a las necesidades del bien general de las personas, así como del cuidado del entorno.
Asumido que la tecno-ciencia es capaz de proporcionar bienes materiales para suplir las necesidades que precisan los humanos para desarrollar una vida digna, convendría dejar en segundo plano el prestigio que se sigue atribuyendo a la posesión del dinero en las sociedades occidentales, instituido como el atributo por antonomasia, para conseguir toda clase de prebendas, entre las que está el gobierno de los pueblos, lo que descalifica al principio democrático de: “una persona un voto” para una elección legítima de los gobernantes.
Encomendando a un gobierno genuinamente democrático, la gestión de todos los resortes de poder que tiene un país determinado, en el que todos sus habitantes estén debidamente formados para desarrollar las funciones que en el futuro tendrán la obligación de cumplir, para satisfacer las demandas que se esperan alcanzar de cada agente concienciado en un contexto evolucionado, en el que la mayoría de los trabajos habituales, serán transferidos a las máquinas y a los robots, destinando a las personas a la resolución de los problemas que requiere el caleidoscopio de la vida moderna, con la: responsabilidad, dedicación, interés , esfuerzo,... como hacen los cooperativistas en la defensa de sus propios intereses, procede hacer con la defensa del Estado cuando éste es patrimonio de todos. El egoísmo, la codicia, la corrupción,…son vicios impresos en los genes de nuestros ancestros, cuando el prestigio y una vida soportable, solo se conseguían con la posesión de bienes y/o dinero que eran patrimonio de unos pocos, debido a las carencias que había en el pasado.
La globalización será el factor coadyuvante a la difusión del conocimiento por vía de las TICs tecnologías de la información y la comunicación que permiten por medios difíciles de ser controlados por los poderosos, como son: televisores, ordenadores, teléfonos móviles,…que permitirán acceder al conocimiento a multitud de espíritus inquietos, que pueden surgir en cualquier latitud, además del fenómeno de las migraciones y el turismo, que facilitarán los intercambios, incluso con la utilización de pateras, u otras embarcaciones suicidas, como las recientes en Lampedusa, que harán difícil evitar que la visión de las condiciones de vida de que disfrutan los privilegiados, no puedan ser objetivo de aspiración por los indigentes, que por el hecho de ser personas, no se les puede privar de soñar con amaneceres luminosos como los que les muestran las imágenes y demás informaciones a las que tienen acceso a través de los TICs.
Conseguir, con los medios de que se dispone por vía de la tecno-ciencia, de los objetos que permiten desarrollar una vida digna en lo material, y lo más importante, el tener acceso al conocimiento por tantos medios que ponen a disposición las tecnologías y demás logros alcanzados por la modernidad, constituye por sí mismo la garantía, de que una humanidad ilustrada, hallará por adecuación a la justicia auténtica a través de los cauces idóneos para gozar de una vida digna en comunidades de seres racionales que buscan el bien común, en contraste con los vicios heredados del pasado plagado de insuficiencias físicas y morales, que incitan a egoísmos personales y colectivos, causantes de todos los vicios conocidos como son: guerras, codicia, ambición, avaricia, egoísmo, envidia,… pulsiones todas ellas, producto de las limitaciones tanto físicas como intelectuales, especialmente de las que atañen al conocimiento genuino de las cosas, una vez satisfechas las fisiológicas, las que inciden en el bienestar corporal de las personas, siendo atendidas: la alimentación, la salud, la habitación, a cubierto de los elementos adversos, así como el acceso a los bienes de la modernidad.
Haciendo votos para que lo anterior se haga factible a las futuras generaciones, visto que el progreso acreditado, ha sido fruto de los últimos tiempos, tras las últimas guerras, que fueron el mayor antídoto a la racionalidad humana.
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