27 diciembre 2014

La nueva ruta de la seda

Acaba de llegar a España un tren de contenedores, con mil toneladas de carga procedente del sudeste de China, sin transbordo alguno tras haber recorrido 13.000 km en aproximadamente un mes, tras de haber cruzado el país de origen, las naciones centro-asiáticas, Turquía, el oriente medio y media Europa, para llegar a nuestro país, lo que constituye la nueva ruta de la seda del transporte del siglo XXI.

Hace seis años, que yo en un artículo, apuntaba sobre tal posibilidad para el transporte de personas mediante trenes de alta velocidad, que hoy en el transiberiano se tardan aún seis días, está programado poder hacer tal trayecto, en solo 33 horas. El desarrollo de la alta velocidad, cuestionada por gente progresista en España, parece desfasado del impulso que está tomando dicho medio de transporte en el mundo, siendo susceptible que incluso abarque el transporte de mercancías, que a la espera de que la energía eléctrica sustituya a los hidrocarburos mucho más contaminantes, entre otras muchas ventajas como: descongestionar las carreteras de camiones, ganar en velocidad para los trayectos largos, evitar accidentes, optimizando las infraestructuras viarias, mediante la señalización moderna que evita accidentes,… Las grandes infraestructuras modernas, además de las facilidades que prestan a los usuarios para la comodidad y rapidez en los transportes son los vehículos idóneos para intercambios de todo tipo: cultural, económico, político,… de las personas, coadyuvando al: entendimiento, culturización, intercambio de experiencias que han sido exitosas en otros países, como son las leyes, que requieren de adaptación al momento en que deben ser aplicadas, derogando las periclitadas, que se remontan a épocas remotas sin relación con la actualidad cambiante que caracteriza a la modernidad.

Los privilegios otorgados al dinero acumulado por medios espurios con las finanzas virtuales practicadas por desaprensivos avalados por leyes que ellos mismos impusieron mediante la enorme influencia otorgada al poder que se atribuye al dinero transmitido por herencia, juntamente con los privilegios que transmite a sus favorecidos por padrinazgo de los apellidos que trascienden en el tiempo sin tener que justificar otros méritos.

Creo que la globalización, tendrá que dar al traste a rémoras tan nefastas como son, espectáculos tan deprimentes como acabamos de ver con las adhesiones populares de los pobres de Sevilla con motivo del entierro de la duquesa de Alba, que se habrá resistido en ceder fincas que mantienen yermas en lugar de hacer progresar a pueblos que como el de Marinaleda consiguió su alcalde Gordillo. Quinientos años transcurridos desde que Felipe II concedió propiedades usadas por 20 dinastías de descendientes que no han requerido añadir mérito alguno a sus actos para mantenerlas. El mundo globalizado, que preconizan recientes acontecimientos como el descrito más arriba para unir pueblos, por medio de tecnologías pacíficas o políticas blandas como también se las califica, en contraposición a las duras, aplicadas por países que aún creen en la guerra como medio para propagar el progreso, creando ejércitos redimensionados en lugar de medios que coadyuven a cohesionar los países dando paso a instrumentos que lo faciliten, con tecnologías transnacionales básicas, del transporte de pasajeros y mercancías, cruciales para el entendimiento entre los pueblos.

Bien entendido que serán necesarios otros contactos complementarios a los materiales para conseguir la unión pacífica de pueblos y personas fruto de un mejor reparto de los bienes materiales para alcanzar una vida digna para todos, sin incitar al despilfarro como hace la publicidad machacona actual, empoderando la austeridad asumida como virtud, al tiempo que se proponen otras causas más afines a la naturaleza superior de las personas, como son los atributos superiores a la condición física, con asunción de los valores que radican en el conocimiento y los sentimientos de las personas, que constituyen las esencias superiores de los humanos, condiciones que hasta aquí no han constituido el atributo que ha concitado los superiores anhelos y esfuerzos de los que nos han precedido debido al superior valor que le ha sido asignado al dinero y a las armas, instrumentos de dominio irracional, que tendrán que se proscritos por inconcebibles.

Aparecen en el horizonte futuro nuevos paradigmas, orientados al valor atribuido a ensoñaciones humanas que se orientan hacia metas más elevadas, una vez alcanzados los objetivos de tener cuotas de vida digna, con las que se empoderan a las personas con lo necesario y suficiente en el orden material, que les permitan acometer nuevas empresas orientadas al bien común de las comunidades humanas, como han venido haciendo los grandes prohombres merecedores del reconocimiento universal.