24 enero 2015

Conflicto capital-trabajo

Una vez más me veo obligado a recurrir al maestro: Vicenç Navarro, que es el que más luz aporta a los acontecimientos que tienen mayor dosis de verosimilitud en los temas de crucial entidad, como son los que atañen al mayor número de personas implicadas en las relaciones entre capital y trabajo que engloban a la generalidad de los agentes: económico- político-sociales de las sociedades humanas modernas.

El autor aludido analiza el libro de Piketty, al que conceptúa como el más importante de la especialidad económica de los últimos treinta años, al que le encuentra ciertas omisiones estructurales, como son las relativas al fenómeno de la enorme desigualdad generada en los últimos años entre las dos partes que forman la ecuación económica-político-social: capital- trabajo que determinan la tarta que se distribuye entre ambos campos. El comportamiento que han tenido ambos factores últimamente, ha sido que el capital ha conseguido aumentar sus emolumentos en un 80% y el trabajo en un 4%, debido a que el capital ha contado con los gobiernos decisorios para configurar las leyes a su favor, mientras que el trabajo no ha dispuesto de tan importante factor en su beneficio, sino que lo ha tenido en su contra al haber sido el capital el que dispone del poder gubernamental de los países.

El capital financiero en posesión del 1% de la población mundial, que según el estudio hecho por una importante institución internacional que asevera que en el año 2016, se confirmará la equivalencia entre los activos acopiados por dicho 1% y el restante 99% de la población mundial, pretendiendo al mismo tiempo que se pueda asumir que se vive en una democracia en la que cada persona es poseedora de un voto para elegir a sus gobernantes. ¡Qué ironía!

La confirmación empírica, de que tales diferencias que están impugnadas por numerosos economistas de izquierdas seguirán vigentes en el devenir si no cambian las tendencias que permiten al capital conservar los beneficios que han sido del 80% en la última década mientras que los sueldos destinados al trabajo han crecido solo el 4%, disminuyendo el consumo y aumentando el paro de las mayorías que son el 99% de la población, disminuyendo el consumo y el crecimiento económico de los países, llegando a la recesión consecuente con la crisis que padecemos.

La ingente diferencia de riqueza entre el capital y el trabajo, consecuencia del poder atribuido al dinero distribuido entre élites de poderosos que la han detentado a lo largo de la historia, no impide que puedan haber otras formas de administrar los activos existentes, transfiriéndolos a otros entes que permitan una más democrática distribución de los mismos. Si el trato que se da actualmente al poder por mediación del dinero y la transmisión del mismo por herencia, mientras a la meritocracia se le hurta la superior condición que les corresponden por méritos propios, valorados por sus colegas tras haber sido constatadas en sus actuaciones profesionales.

Los modernos poderosos, se valen de los recursos económicos del dinero que han acopiado por medio de la especulación financiera,.. y el gobierno que conservan por medio de dádivas a sus beneficiarios, que son: los ricos propietarios de grandes empresas, bancos, laboratorios de investigación, publicitarios, economistas, jurisconsultos, y a un largo etc., de fieles que mantienen al frente de los gobiernos que no tiene de democráticos más que el nombre que les han dado.

La modernidad que se caracteriza por los cambios copernicanos que ha aportado la tecno-ciencia, a las restantes formas de vida y paradigmas de actuación, tendentes a aplicar formas democráticas que beneficien a la gente en general, en lugar de las castas establecidas, como proclaman los nuevos partidos de reciente aparición mediante una distribución más justa de los beneficios que proporciona el progreso. Parecería más racional que se asignaran a los gobiernos de todos, la posesión de los recursos hoy en manos del 1%, que del despilfarro del que hacen ostentación tan pocos para escarnio de las mayorías, que además de dar ejemplo de esquilmar los recursos naturales del planeta, despiertan la animadversión de seres racionales aleccionados por la difusión del conocimiento de los hechos.

Los nuevos partidos: Syriza en Grecia y Podemos en España, traen por primera vez al panorama político de ambos países, propuestas racionales que han despertado el entusiasmo de la gente común están recibiendo los mayores denuestos por parte de los partidos políticos tradicionales de ambos países, turnándose en la gobernación de los mismos, tras haber asimilado el neoliberalismo acaso con distintas intensidades, pero siendo fieles al principio capitalista que todo lo fía al dinero, como factor decisivo que incide en los comportamientos, por encima de cualquier otra consideración. Es posible que un nuevo amanecer nazca en la vieja Europa donde han tenido lugar los mayores hallazgos de la superación de formas de vida en el pequeño subcontinente euroasiático, del que han surgido ideas sublimes para solaz de la humanidad.