29 junio 2006

Equipos

La modernidad, se caracteriza por haber confiado la mayor parte de los cometidos importantes a los equipos. Preferentemente son equipos humanos los que toman a su cargo el desempeño de las funciones cruciales de nuestro tiempo. Antiguamente, los nombres ilustres conformaban la historia y solo a ellos, se atribuían los hechos relevantes que tenían lugar. Hoy, difícilmente se encuentran protagonistas a los que se les pueda asignar la exclusiva de los grandes avances que tienen lugar todos los días, en las aportaciones al acervo universal.
Los equipos humanos, son asistidos por la infinidad de artilugios aportados de continuo por la tecno-ciencia, para alcanzar la mayor eficiencia en los procesos productivos. Los equipos necesarios para atender todos los cometidos de la empresa, se dan en las grandes corporaciones que a menudo recurren a concentraciones: las grandes empresas aeronáuticas, ( se reducen a dos a nivel mundial), bancos, petrolíferas, automovilísticas, siderúrgicas, astilleros, energía y un largo etc,. recurren a sucesivas absorciones y/o concentraciones para aumentar la eficiencia mediante factorías de economía de escala. El minifundio industrial, como sucedió con el agrícola no tiene futuro.
La economía de subsistencia, esclavizaba a los braceros obteniendo rendimientos de miseria; la mecanización y subsiguiente racionalización de los procesos productivos, ha centuplicado los resultados minimizando el esfuerzo físico. El denominado fordismo, al que se le atribuye el inicio de la mecanización industrial ha desembocado en el empleo generalizado de los robots o automatismos adaptados a cada función específica, de tal forma, que la actividad preponderante a desarrollar por los humanos en el futuro, consistirá en inventar artilugios que realicen las tareas que antes hacían los obreros, si bien lo que más ocupación generará serán los servicios sociales: salud, educación y asistencias y el cuidado del medio ambiente.
Hoy le ha sido concedido el premio Príncipe de Asturias de ciencias a un español, Juan Cirac, que al frente de un equipo de científicos dirige la sección de Óptica Cuántica del Instituto Max Planck en Alemania. Las investigaciones que desarrollan dicen que se orientan a : "la teoría cuántica de la luz y la física atómica" cuyas aplicaciones van encaminadas a incrementar la rapidez, seguridad y confidencialidad de los actuales supercomputadores, que pesan toneladas, para reducirlos a simples ordenadores con potencia centuplicada respecto de los actuales.
Los espectaculares avances de la ciencia actual, permiten aventurar hipótesis utópicas como la resolución del acuciante problema de la seguridad en nuestros días: proveyendo a los habitantes del planeta de una tarjeta de identidad que integre en su banda magnética, características de identificación que permitieran su detección instantánea: mediante captadores del ADN, color de los ojos, huellas digitales, etc, que en los numerosos controles existentes que se han de cruzar: aduanas, aeropuertos, dependencias oficiales, etc,. El lector de la tarjeta, deberá corresponderse con los detectores de ambiente, en caso contrario, la rapidez de cómputo del ordenador daría la señal de alarma, para la consiguiente comprobación de los agentes sospechosos.
Otra aplicación, que de ser posible su puesta en práctica, supondría el hallazgo de la piedra filosofal para la solución del problema por antonomasia que tiene planteado la humanidad: " la supresión del dinero." Si se atribuyera al dinero exclusivamente una función instrumental, ¿qué explicación tendría la importancia crucial que la generalidad de los humanos le atribuimos.?
La flagrante contradicción que se advierte entre ambas proposiciones, obedece a los atributos que las sociedades de todos los tiempos han otorgado a los egoísmos personales y del entorno, para el acopio, posesión, disfrute, etc,.. de cosas, a las que se puede acceder por medio del dinero. Admitido que en situaciones de carencias que tanto se dieron en el pasado, poseer e incluso acumular cosas, en previsión de que vinieran hambrunas, sujetas a la meteorología, etc, eran condiciones objetivas motivadas por el instinto de conservación. Hoy, la situación en los países donde impera la abundancia, es objetivamente diferentes y las atribuciones que se dan a la posesión del dinero, son: el poder, la influencia social, marcar diferencias en aplicación del manido eslogan: "por que yo lo valgo" que incita al despilfarro soez, privando a los indigentes disponer de lo necesario para la supervivencia.
Se han proferido por calificados pensadores en infinidad de ocasiones, los más denostados epítetos para evaluar la función del dinero en las relaciones de sociedad, por su determinante incidencia en todos los órdenes de la vida de las personas, al punto que representa para muchos la mayor de sus preocupaciones. Tanta adoración rendida a un instrumento carente de entidad física, por su condición aleatoria en situaciones de crisis económicas, en que se perdió o tuvo merma de su valor, los pusilánimes y previsores lo traducen en bienes raíces para asegurar su consistencia.
La racionalidad, cuando se disponga del instrumental que lo permita mediante el concurso de los ordenadores con capacidades: de cálculo, cómputo y confidencialidad suficientes, aportará los incentivos: morales, éticos, racionales, etc,.que liberen a los humanos del instrumento que incide de forma ominosa en la vida de las personas, al punto de degradar de forma drástica sus comportamientos.
Animados del más accesible recurso a emitir hipótesis de futuro: la utopía, nos permitimos adelantar algunas propuestas, que a nuestro ingenuo parecer podrían tener visos de aplicación, bien entendido con la ayuda de potentísimos medios informáticos que resolvieran con la celeridad, precisión y operatividad que les caracteriza:
1º) Partiendo del supuesto de que la racionalización de los procesos productivos dieran garantía de suficiencia holgada para todos del desarrollo de una vida digna.
2º) Se establecería un fondo inicial (confidencial) para cada uno de los habitantes del planeta, consecuente con el punto anterior.
3º) Del fondo del punto anterior, se detraerían todos los gastos que el titular fuera efectuando mediante el uso de su tarjeta u otros medios de pago establecidos, similares a los actuales.
4º) El fondo inicial se vería incrementado por la infinidad de los aportes con que cada persona contribuye al acervo común de la humanidad.
5º) Lo más importante de la propuesta que planteamos, radicará en la valoración objetiva de los aportes extras que constituirá el verdadero patrimonio a disposición de cada uno mediante:
Para llevar a cabo tan comprometida gestión, los ordenadores independientes de toda intervención humana, serán informados directamente desde las fuentes generadoras de las prestaciones por medio de mediciones cuantitativas cuando éstas cuenten con los preceptivos varemos de valoración unitaria que serán actualizados en función de la oferta-demanda.
Otras prestaciones no cuantificables directamente, lo serán por la aceptación a posteriori de las realizaciones de: inventores, artistas, docentes, sanitarios, amas de casa, etc,. de los que es difícil encontrar precedentes actualmente en que el dinero lo enmascara todo y que las inercias seculares parecen de imposible superación, si bien la racionalidad al final prevalece sobre los apriorismos.
Confiamos en el inconmensurable potencial de los ordenadores en continua evolución, para la justa valoración de las aportaciones (laborales: termino simplificador) para cubrir todas las demandas de la sociedad.
De la cuenta personal se podrá disponer de los fondos generados; de una parte los pagos periódicos: semanales, mensuales etc, y los complementarios fruto del esfuerzo y trabajo que se requiere de cada uno en una sociedad incentivada para la superación.
En el supuesto de que alguien pretendiera realizar gastos superiores al fondo constituido, recibiría por parte de la máquina (absolutamente confidencial) las instrucciones precisas para que en función de su currículo personal pueda allegar fondos a su haber, mediante la prestación más afín a sus aptitudes y conveniencias.
Lo normal sería, que con la aplicación de los anteriores supuestos, cada uno tuviera cabal medida del alcance de sus disponibilidades de fondos, si bien éstos, jamás podrían ser conocidos por los interesados, confluyendo los comportamientos, hacia una mayor austeridad para orientar los hábitos de forma independiente, para el disfrute de absoluta libertad.
La organización de la producción confiada a equipos de tecnócratas multidisciplinarios, informados de las complementariedades a nivel planetario, podrían alcanzar cotas de optimización de resultados, superiores a las alcanzadas actualmente por las grandes multinacionales respecto de los chiringuitos del minifundio. La eficiencia radica donde existe atención a las múltiples funciones de las actividades modernas.
La abundancia de artículos generados, permitirá a cada uno disponer de los bienes materiales proporcionados a sus preferencias y gustos, acordes con sus medios y lo que es más importante no sujetos a la esclavitud del vil metal, con el plus de los valores del espíritu y el reconocimiento social por la valoración de los servicios prestados, rindiendo admiración, respeto y consideración a los auténticos acreedores de la fama.