01 octubre 2006

Prospectivas

Confieso estar fuertemente influenciado por pensamientos que se me antojan de sentido común pero que no figuran en las agendas: ni de los políticos, ni de los filósofos, ni de los grandes formadores de opinión que corresponde a los docentes en todos sus grados, a los intelectuales y artistas y a los más comprometidos en el tema, como son los medios de difusión: "los media". En mi caso, podría calificar de recurrente y casi obsesivo el explorar prospectivas de futuro que considero factibles.
El devenir histórico, nos ha deparado tal cantidad de transformaciones revolucionarias en los hábitos y costumbres de los distintos pueblos, que vista la progresión geométrica en que se precipitan los acontecimientos en el contexto actual, a nadie puede extrañar que la prospección de futuro constituya un ejercicios mental excitante.
Resulta comprensible, que los políticos consecuentes con la práctica democrática al uso, deben asegurarse los votos de la próxima convocatoria electoral que tendrá lugar en el plazo de cuatro años, estando obligados a ser pragmáticos para cumplir con los programas prometidos en la campaña electoral, para ser jaleados por sus medios afines, al tiempo que los voceros de la oposición orienten sus dardos a descalificar de forma inmisericorde todas las actuaciones del partido que gobierna.
Es sorprendente constatar, en aplicación del sentido común, que la ciencia, que es maestra en la plasmación de los procesos que han alcanzado los resultados más espectaculares que cabría imaginar por la mente más calenturienta, adopte procedimientos diametralmente opuestos a las prácticas democráticas adoptadas por las administraciones políticas. La ciencia basa sus actuaciones en la investigación que todo lo fía a la programación a plazo indefinido, impuesto por el tiempo requerido para la obtención de resultados mediante: búsquedas concienzudas y perseverantes hasta alcanzar las metas perseguidas.
Los logros científicos más determinantes alcanzados por la humanidad han tenido lugar a partir del momento en que Newton descubrió la ley de la gravedad y Papin se apercibió de la fuerza del vapor. Citamos estos dos grandes hitos históricos de forma aleatoria, respetando a quienes puedan dar otros, tanto o más representativos.
Nos impactó ver un eje de coordenadas en el que se mostraba la curva del crecimiento en habitantes y riqueza del conjunto de la humanidad, desde el inicio de nuestra era hasta nuestros días; se representaban ambas magnitudes: en millones de habitantes y millones de dólares al valor actual. Ambas curvas se mantenían prácticamente en horizontal hasta el siglo XVII disparándose hasta las nubes a partir de siglo XVIII hasta nuestros días.
Si tal representación gráfica firmada por un reputado economista, tiene o no valor científico, no estoy facultado para juzgar, pero es de toda evidencia, que la revolución industrial fue el pistoletazo de salida que desencadenó el inicio del progreso, del que se derivan los avances científico-técnicos que han sido el motor para que los humanos alcanzaran los beneficios que disfrutamos actualmente. Muchos ecologistas discreparán del aserto que considera un bien el dominio de la naturaleza por los humanos; en lo que a mi respecta, me ratifico en la creencia de que " tenemos la misión de enderezar los renglones torcidos de Dios", como reza un antiguo aforismo.
La conclusión que persigo, es que todo procedimiento eficiente debe ir avalado por leyes científicas como lo están evidenciando los resultados alcanzados en el plano económico, por las grandes compañías multinacionales, que cuentan con los equipos humanos y técnicos idóneos para asegurar el éxito y la continuidad en el tiempo de sus empresas. Muchos gobiernos calificados de democráticos, no cumplen con las condiciones requeridas para ser asimilados a la gestión científica y/o económica, que han demostrado ser los más eficientes en función de los resultados alcanzados por ambas modalidades de gestión.
La modalidad administrativa aplicada por los gobiernos democráticos europeos, carece de los requisitos necesarios para una gestión eficiente, como lo demuestran los resultados alcanzados por la Unión Europea, que, tras varios decenios de rodaje para su adaptación a las nuevas modalidades de gestión diseñadas desde Bruselas por tecnócratas especializados en las distintas áreas de la administración legislativa: con la publicación de normativas de obligado cumplimiento para los países miembros, que abarca la mayoría de las leyes que inciden con la modernidad, en aplicación de los condicionantes impuestos por las novedades tecnológicas que cambian continuamente, así como en lo económico: que ha traído la normalización cambiaria con la unificación de las distintas monedas, resolviendo el desbarajuste existente antes de la adopción de dicha medida, con las frecuentes crisis económicas y las devaluaciones de las monedas de los países afectados por las fluctuaciones.
La gran nación norteamericana los ( EE.UU.) que tiene una larga tradición democrática, con la alternancia de los dos únicos partidos que detentan el poder, ambos defensores del interés nacional, frente al del resto del mundo. Su régimen presidencialista atenuado por las dos cámaras legislativas, cuyos miembros son reelegidos para varias legislativas sucesivas les confiere un carácter conservador de gran estabilidad en la continuidad estratégica.
El boom económico conseguido por los llamados "NEOCOMS" mediante la expansión de los flujos financieros a nivel mundial, por la vía de la obtención de patentes en sus centros de investigación que desarrollan en terceros países con empleo de mano de obra barata, les ha
procurado tal grado de prestigio y riqueza que ha desembocado en despilfarro general de las clases pudientes.
Hoy se contraponen los hábitos del despilfarro con la austeridad extrema de los indigentes del tercer mundo, que dan señales de querer competir con las armas de una mayor equiparación de medios, proporcionados por la cultura y la información que tienden a universalizarse, medios que están dando resultado en algunos países, que sería bueno fueran imitados por los demás.
La ostentación obscena del despilfarro que tiene lugar en los países punteros, que se nutren de los réditos de la industrialización equiparable al mítico cuerno de la abundancia, deberá ser refrenado para evitar la invasión arrolladora de los que no tienen nada que perder, o que provoquen la deslocalización de los trabajos donde se dan bajos costes de la mano de obra provocando paro desestabilizador en los países que actualmente disfrutan de prosperidad.
Otra posibilidad de alteración de las condiciones económicas vigentes, puede residir en que reincidentemente se libra una sorda batalla sobre desequilibrios cambiarios de ciertas monedas que podrían despertar el apetito voraz de los especuladores, acarreando cambios drásticos de difícil cuantificación.