26 mayo 2008

Huellas indelebles

La herencia recibida desde las más remota antigüedad, de personajes presentes aún en el pensamiento actual como son: Sócrates y Confucio; el primero ha dejado su huella en occidente, el segundo en oriente. Sócrates por mediación de Platón que con sus diálogos, sentó las bases de la democracia, donde la discusión objetivada puede desembocar en consenso. Por su parte Confucio dejó un código ético y moral inspirado en el sentido común, por el que se delimitan meridianamente el bien del mal, instando al primero como meta para alcanzar el bien y la paz del espíritu.

El profesor Harry G. Geler, en su libro: “El dragón y los demonios extranjeros” que mediante una prosa fresca, amena y estimulante, desgrana cronológicamente los acontecimientos acaecidos en China en su discurrir histórico, país, que hoy suscita interés por el protagonismo mundial que está adquiriendo en los últimos tiempos. El desconocimiento del denominado “Imperio del Centro” que se tenía desde la más remota antigüedad era proverbial, debido a los impedimentos geográficos terrestres que lo hacían inaccesible. Solo a partir del viaje de Marco Polo y de los intentos de circunvalación de la tierra por rutas marítimas a partir del siglo XVI se iniciaron los contactos comerciales para la seda, el te, y las especies, que permitieron a los aventureros e historiadores tener noticia de aquellas remotas tierras. Para el gran público el interés se limitaba a la cuenca mediterránea, las conquistas asiáticas de Alejandro Magno y poco más.

China, el país que en tiempos de griegos y romanos contaba con ciudades con más de un millón de habitantes, que su extensión territorial y su demografía superaban a las de la Europa de su tiempo, donde se alumbraron grandes inventos que tardaron siglos en ser conocidos en occidente, que construían naves de gran porte con las que comerciaban con los países de su entorno, que tenían costumbres exóticas como la obligación de postrarse ante el emperador cuantos extranjeros visitaban el país, a los que llamaban bárbaros, que tenían un cuerpo de administradores facultados por el emperador para gobernar las provincias del inmenso país, formados para tal cometido al que accedían por méritos y una formación similar a los funcionarios opositores actuales, que en función de su currículo en los países progresistas, están llamados a ejercer la función de los políticos.

Aparte de resultar llamativo, el desconocimiento que se tenía de los países retrasados que no contaban en el concierto mundial por limitaciones económicas y militares, que son lo que dan peso específico a los valores cotizados en la geostrategia mundial, hay otros aspectos dignos de ser valorados como son las idiosincrasias de personas que forman parte de comunidades exóticas, lastradas por creencias religiosas, que han incidido de forma crucial en la vida de los habitantes de la mayoría de los pueblos del planeta. Las religiones han tenido importancia capital en las civilizaciones pretéritas, mayor cuanto más nos alejamos en el tiempo, muy atenuada actualmente en los países punteros por la labor científica hoy ampliamente desarrollada que ha ido desvelando muchos misterios que la mente humana se venía formulando, con interrogantes que nunca serán contestadas por la imposibilidad metafísica de la omnisciencia, que supondría un valladar para desarrollar nuevas inquietudes.

Las guerras, que constituyen el eslabón más irracional del comportamiento humano, siguen estando vigentes en la actualidad, con el riesgo que entraña el arma nuclear mediante la sofisticación de recursos disponibles en la actualidad, que ponen a la humanidad al borde del precipicio de la destrucción planetaria. Asumida tan apocalíptica hipótesis, incluso en dicha tesitura, hay espíritus ilustrados que cuentan con auditorios y áreas de influencia multitudinarias, como es el caso de Huntington que se permiten anunciar el choque de civilizaciones entre dos bloques equiparables en población, por el hecho de profesar creencias religiosas que se conceptúan como antagónicas. Por el contrario, ha sido ridiculizado por parte de la derecha española el anuncio conjunto hecho por Erdogán y Zapatero de la “Alianza de Civilizaciones, puesta de actualidad por el primero de los dos promotores, donde el turco está desarrollando una labor encomiable en el Medio Oriente, en contraposición de la llevada a cabo por el emperador de nuestro tiempo, el nefasto Bush.

Modernamente, se han escuchado voces sensatas que contraponen el empirismo científico a los esoterismos que exacerban los espíritus, propalados por demagogos que valiéndose de recursos dialécticos no contrastables con hechos, diciendo que hablan con Dios, que se permiten señalar con el dedo los ejes del mal, cuando son capaces de desencadenar nuevas guerra de religión, que tantas tragedias han causado a la humanidad a lo largo de la historia, tales demagogos deberían ser repudiados en el tiempo de las luces, como es el actual en que la información y la educación de que disfrutamos, supera a las de cualquier otra época de la historia.

Desgraciadamente, subsisten rémoras ancestrales por las que los listos de siempre se valen de instrumentos espurios, para subvertir los principios éticos acreditados por el sentido común como son: la proliferación de las armas, las trampas introducidas por las finanzas virtuales, los paraísos fiscales, la manipulación de economía para condenar al hambre a la mitad de la población mundial, para que los ricos puedan quemar los cereales que se dedicaban a la nutrición de los pobres, al transformarlos en biodiesel como combustible de los automóviles.
La pervivencia de dos mundos: uno lanzado al despilfarro, causante del efecto invernadero, susceptible de alterar el equilibrio ecológico y otro sometido a la esclavitud del hambre, al tiempo que se le mantiene informado de los desmanes consumistas exhibidos por los ricos a través de los omnipresentes medios de información de masas que inundad todos los rincones del planeta, y que últimamente les quieren mantener alejados de los paraísos de la abundancia por medios coercitivos que llegan a declararlos delincuentes por el hecho de conformarse con las migajas que desechan los opulentos, aceptando los trabajos que no quieren los privilegiados.