15 abril 2008

14 de abril, 77 aniversario de la Segunda República

Como testigo del acontecimiento que dejó en mi un indeleble recuerdo de infancia; hoy, rememoro aquella fecha con ayuda de lo vivido y aprendido en los largos años transcurridos, configurando mis percepciones actuales de lo que fue aquella fecha para nuestro país, que despertó a un promisorio amanecer que frustraron poco tiempo después, las fuerzas de la reacción y los integrismos.

Europa, desde la concepción por Locke y Hobbes del parlamentarismo político, seguidos por los enciclopedistas franceses y los redactores de la carta de Independencia Norte-americana, alumbraron el concepto de la Ilustración que coadyuvó junto a la revolución industrial, a la aplicación del conocimiento a efectos prácticos, conducentes al despegue del progreso en Occidente.

España, por su parte, seguía sumida en la nostalgia de las pérdidas colonialistas y durante el siglo XIX y el primer tercio de XX dejó pasar el tren del progreso quedando descolgada del resto de Europa, lo que dio pié al dicho que África empezaba en los Pirineos.

La proclamación de la 2ª república, levantó una ola de entusiasmo en el pueblo y en los ilustrados de izquierdas, al tiempo, que las que se hacían llamar las fuerzas vivas representadas por el caciquismo retrógrado fuertemente arraigado en la España agraria conformada por latifundios donde el señorito mantenía a los obreros del campo, sumidos en la más abyecta de las servidumbres, al depender de aquél la subsistencia de sus familias

La alegría de los republicanos por su victoria electoral, supuso el cambio institucional de una monarquía de corte medieval con sus camarillas determinantes de las acciones de gobierno, que no conciliaban con las constituciones al uso en Europa. Cierto que otros países del continente sufrieron el horror de la primera guerra mundial de la que nosotros nos libramos, pero en orden a la consolidación democrática España no era modélica sumida como estaba en la dictadura de Primo de Ribera.

La práctica republicana, con las alternancias de gobiernos que se sucedieron en su efímera existencia, contribuyó a la extrema polarización entre izquierdas y derechas a lo que se denominó: “ las dos Españas”, que desembocaron en la guerra incivil que fue el preludio de la segunda guerra mundial. La rendición que escenificaron: Inglaterra y Francia en el tratado de Munich, dio a las potencias del Eje el pretexto para su expansión hacia el Este, reclamada por Alemania como imperativo de espacio vital, compensando los imperios coloniales con que contaban ingleses y franceses en territorios de ultramar. El hecho de que el Tratado de Versalles diera pié el rearme alemán y el terror a verse implicadas las potencias coloniales en una segunda guerra mundial motivaron el desamparo en que dejaron a la República Española gobernada por el frente popular, (que solo recibió ayuda de la Unión Soviética poco efectiva debido a la distancia) mientras que Italia y Alemania se volcaron en ayudar al bando rebelde fascista, que provocó la cruel dictadura que perduró por espacio de cuarenta años, amparada por Occidente debido a la guerra fría, que tomó a Franco como un aliado fiel de un país estratégico, para la instalación de bases contra el comunismo.

La travesía del desierto que supuso para los vencidos del bando republicano la dictadura franquista, fue además del derramamiento de sangre inherente a todas las guerras, una sucesión de privaciones de los derechos humanos, la pérdida del nivel de vida que tardó más de dos décadas en alcanzar el que se tenía antes de la guerra que se recuperó gracias a las remesas de dinero de tres millones de trabajadores, que emigraron a Europa. La catarsis que experimentó el pueblo español, por efecto de los sacrificios y la austeridad de vida, practicados durante la dictadura, pueden haber contribuido al espectacular despegue actual, al equipararnos con los principales países de nuestro entorno, tras el retraso acumulado en dos siglos de desidia.

El revulsivo de costumbres que trajo la 2ª República a nuestro país, tuvo su más espectacular manifestación en la cultura, creando desde sus primeras acciones de gobierno, miles de escuelas y maestros para borrar la afrenta que suponía el analfabetismo secular existente, con respecto al entorno europeo. La otra faceta característica de la 2ª República fue la reforma agraria de los latifundios, orientada a conseguir una mayor igualdad social que tropezó con la resistencia insuperable de las leyes sobre la propiedad, y la tercera y la más importante era el denodado intento de arraigar en el subconsciente de los españoles los principios de la Ilustración, de los que les habían privado los poderes fácticos reinantes durante siglos.

La dictadura franquista reinstauró durante sus cuarenta años de dominio, las peores lacras en que estuvo sometida España durante dos siglos, con el agravante de un terror político característico de la concepción militar clásica, consistente en que al primero que había que mantener sumiso era al propio pueblo; felizmente superada en nuestros días, en que la ministra de defensa es una mujer embarazada tachada de pacifista por las fuerzas de la reacción que desgraciadamente siguen empecinadas en resucitar el maleficio de las dos españas, mediante una oposición irracional durante la última legislatura a las propuestas gubernamentales, que esperemos no se repita en la que se acaba de iniciar.