Apercibimiento de trastoques sociales
Con ocasión de la caída del muro de Berlín, Fukuyama, acuñó la frase: “ha llegado el fin de la historia,” frase acogida con alborozo por los conservadores en todo el mundo, puesto que daba por sentada la desaparición del rival de la guerra fría y la consolidación definitiva de la opción
neocon. No obstante, hacerse la ilusión de contar con un mundo estático en la actual coyuntura es una quimera, cuando la difusión generalizada del conocimiento, constituye el mayor avance social acometida en todo el devenir histórico de la humanidad, ridiculizando la ingenua y aberrante premonición lanzada por Fukuyama.
Admitido que el fracaso de la experiencia soviética, consecuente con los dieciocho años de estancamiento de la URSS de la era Breznev; atribuible, por un lado, al pugilato armamentista entablado con los EE.UU. por un lado, y a la falta de incentivos para el trabajo, al adoptar igual percepción económica para todo el mundo, eliminando los incentivos para el esfuerzo y la superación en una sociedad con carestías respecto de las sociedades capitalistas de la época, fueron, dos fallas estratégicas del sistema, que lo apartaron del tablero ideológico como primer ensayo político de futuro, necesitado de profundos reajustes propios de la bisoñez.
No obstante, la génesis del sistema soviético partía de la idea genial marxista: “de cada uno según su capacidad, a cada uno, según sus necesidades “planteamiento utópico, cuando fue emitido hace más de 150 años, admisible hoy, si se arbitraran ciertas disposiciones tales como:
1ª) Que se aproximen dos extremos: austeridad y despilfarro, hoy llevados hasta el paroxismo.
2ª) Que, contando con las necesidades perentorias a cubierto: alimentación, objetos de uso, vivienda, sanidad, educación, jubilación, asistencias en caso de necesidad, en el primer mundo al que están en vías de incorporarse otros muchos países, a condición del control demográfico.
3ª) Que los diferenciales económicos, inducen a los humanos a comportarse irracionalmente con: el despilfarro que lleva a la obesidad, al consumo de drogas, a la contaminación ecológica,
a la ostentación frente a los indigentes; a comportamientos alejados de la ética y la moral.
4ª) Que le sea asignada al dinero la estricta dimensión instrumental para lo que fue concebido: según Aristóteles, sirvió, para no tener que acarrear los objetos para efectuar los canjes. Hoy le han sido conferidas al mayor demiurgo de nuestro tiempo, atribuciones que habrían envidiado los mayores tiranos de la historia.
5ª) Que dado el nivel de conocimientos y el grado de evolución alcanzado por preclaras mentes humanas, éstas, no podrán seguir aceptando, que la valía real de las personas sea determinada por la fortuna heredada y el acceso que ésta le da, a puestos de responsabilidad, en detrimento de la valía personal de los humanos.
6ª) La polarización de posturas: ideológicas, de intereses, religiosas,..que tienen lugar en las sociedades modernas en gran medida provocadas por el acceso al gobierno de los países por medio del voto instituido por la democracia representativa, creemos que actualmente representa una rémora para el ejercicio de la democracia directa con participación de cada uno de los afectados en los problemas que les atañen, dado que se dispone del instrumento idóneo para ello: los TIC, que disponen de los medios para superar las dos mayores limitaciones humanas: el tiempo y el espacio, sin despreciar a las tecno-ciencias que proporcionan todo lo demás con lo que hoy cuenta el acervo acumulado por la humanidad, que contrariamente a ciertos afanes acumulativos de entes físicos, por medio de expedientes espurios como son las finanzas virtuales y la potenciación de la industria armamentística, cuya única utilidad consiste en que las sofisticadas armas modernas que han despilfarrado ingentes recursos, sean convertidas en chatarra poco tiempo después, por haber sido superadas por otras más modernas.
A la vista de las evidentes disfunciones, achacables a un sistema irracional de conducción política los pueblos del planeta, a pesar de ello, es evidente, que se han alcanzado altas cotas de efectividad en la consecución de medios materiales, gracias al método científico aplicado en los templos de la modernidad que son las instituciones donde se cultiva el conocimiento, a través del cual la cosecha global de conocimientos, ha sido esplendorosa.
En la actual coyuntura mundial se presentan dos sistemas políticos diferenciados, herederos de comportamientos milenarios que imprimen carácter en el subconsciente colectivo de sus pobladores, ubicados en las antípodas geográficas y mentales. A este respecto, a partir de un artículo periodístico que me llamó la atención, que un tal Bell, profesor de la Universidad Tsinghua de Pekín, (cuyo nombre coincide con el apodo que me pusieron a mí de pequeño: el Javier del Bell) sostiene que China es más susceptible de adaptar sus estructuras políticas a los nuevos tiempos que los EE.UU, donde cualquier intento de cambiar la Constitución es anatema. Por el contrario China proclama que se encuentra en “fase primaria del socialismo” es decir en etapa de transición hacia una forma superior del socialismo.
Si consideramos que la mentalidad colectiva de un país pueda afectar al subconsciente de los habitantes del país donde las normas de convivencia incluyen la puesta en prácticas durante milenios, de consejos confucianos que inducían a la bonhomía, exaltando: la ética, la moral, la meritocracia, como virtudes de la tradición, transmitidas a través de generaciones, sin solución de continuidad, lo que daría garantía de adaptabilidad a los tiempos sin necesidad de tener que cargar con los pesados lastres que representan: el paro, la propiedad de los medios colectivos, el opresivo poder del dinero monopolizado por La City y Wall Street, la herencia en detrimento de la meritocracia y la nefasta tradición milenaria occidental, que ha entronizado en el poder a los tres jinetes del Apocalipsis: capital, ejercito, iglesia.
Los últimos compases en que se desenvuelven los nuevos tiempos, muestran la evidencia, de que los avances alcanzados por la globalización económica permiten atisbar que la austeridad proporciona mejores resultados que el despilfarro a la riqueza de los pueblos, que no obstante, es necesario disfrutar de estándares mínimos de riqueza para disfrutar de una vida digna.
El otro requisito para que los países pobres salgan de la postración en que están inmersos, es la contención del crecimiento demográfico, tomado medidas que eviten la autodestrucción del medio donde habitan cuando se desbordan las posibilidades de continuidad del planeta por agotamiento de sus recursos finitos. Comportamientos que subvierten la racionalidad más elemental, como ha sido el desbordamiento poblacional del último siglo, en que se han multiplicado por cinco el número de habitantes del mundo que nos sustenta.
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