09 julio 2012

Austeridad asumida y/o impuesta

Las extremas dificultades económicas en las que se encuentra atrapada España actualmente, está ampliamente demostrado empíricamente y aceptado por todos, que la extorsión sufrida por nuestro país ha sido consecuencia de la burbuja urbanístico-inmobiliaria que ha estallado con la crisis del 2008 que ha producido en nuestro país más de cinco millones de parados y una deuda con la banca exterior por la codicia especulativa de las entidades de crédito españolas, que ahora debe ser restituida con el dinero de todos los españoles a través de la deuda soberana, con intereses del 7%, cuando el gobierno alemán, obtiene sus créditos al 1,3% debido a los artilugios impuestos por las agencias de renting.

Las consecuencias de la anterior circunstancia imponen un lastre económico insoportable que por imposición de los países del norte de Europa, a los países del sur, que contrajeron deudas a través de las entidades de crédito, con los prestatarios del norte europeo, que traen como consecuencia la demolición paulatina del Estado del Bienestar español, que ha sido la mayor conquista alcanzada por los trabajadores a través de sus luchas y reivindicaciones laborales, al tiempo que se permite a los especuladores obtener la amnistía fiscal de sus impuestos evadidos a través de los paraísos fiscales, que constituyen la mayor injusticia social, consentida por el poder omnímodo alcanzado por la plutocracia que rige los destinos de la Unión Europea.

Cierto que los índices de prosperidad alcanzados en nuestro país por el boom urbanístico-inmobiliaro, de las últimas dos legislaturas del PP de Aznar y la primera del PSOE de Zapatero constituyen un monumento a la irresponsabilidad por construir tantas viviendas en sus doce años transcurridos, como edificaron juntos los tres mayores países de Europa : Alemania, Inglaterra y Francia juntos, lo que, a pesar de las aberraciones a que dio lugar la codicia especulativa, no fue advertido por los preceptivos organismos de control con que cuentan los países y la elemental racionalidad de políticos responsables de la marcha del país, puesto que los pisos no son susceptibles de ser exportados, como lo han sido por ejemplo, los productos industriales alemanes que motivan su prosperidad. El boom económico que trajo la construcción de tantos pisos que comporta un cúmulo de actividades subsidiarias a la construcción propiamente dicha como son los equipamientos para rellenarlos, generó tal cantidad de mano de obra que incluso requirió del concurso de la inmigración para suplir los brazos para el peonaje. Consecuencia de la alta actividad económica fue notable el aumento de nivel de vida de la población en general, que de la mano de una publicidad apabullante desbordó los límites de un consumismo racional para desembocar en el despilfarro, consecuente con la consigna neocapitalista de que la prosperidad económica es consecuencia del usar y tirar para que funcione la rueda de la producción a ultranza de productos para el consumo.

Los grandes logros conseguidos por nuestro país en la segunda mitad del siglo XX, que permitió su casi equiparación de niveles de prosperidad homologables con Europa, quizás fue debida en gran parte, a la fuerte dosis de austeridad a la estaba acostumbrada la gran mayoría de la población rural española, que emigró a Centroeuropa con un espíritu de trabajo ejemplar, que en su reincorporación, trajo sus ahorros que permitieron la iniciación de nuevas actividades más acordes con la modernidad, que la economía de subsistencia practicada secularmente en nuestro país. La austeridad libremente asumida por costumbre, es un comportamiento que de generalizarse podría contribuir a ralentizar el agotamiento de materiales no renovables existentes en el planeta Tierra, y a ser más competitivos los productos fabricados en sociedades austeras que en otras despilfarradoras una vez que las innovaciones tecnológicas sean participadas por grandes mayorías del planeta por las vías de la globalización y la difusión indiscriminada de todos los logros alcanzados por la humanidad, por conducto de los potentes medios de difusión existentes que permitirán superar todas las barreras impuestas hasta aquí a la extensión planetaria del conocimiento.

Por el contrario pretender imponer la austeridad a los pueblos del sur de la Comunidad Europea, después de haber probado los efectos del despilfarro incitado por la publicidad que tras haber tomado carta de naturaleza en los genes de los afectados, solo puede contribuir a producir: desmoralización, falta de incentivos, pesimismo, desesperación, postración, en general todo cuanto contribuye a situar a los pueblos y a sus moradores afectados en el túnel donde no aparece la luz, donde quedan mermadas sino anuladas todas las iniciativas que conducen a horizontes despejados de tinieblas, con metas iluminadas por los focos deslumbrantes del conocimiento moderno.

1 Comments:

At 6:06 p. m., Blogger Juliana Luisa said...

Desde mi punto de vista, lo peor de la austeridad impuesta es que afecta a servicios oúblicos relacionados con derechos humanos, como son la educación y la sanidad. Otro defecto es que esa austeridad se impone sólo a la clase baja y media, y conduce a que los ricos se hagan más ricos y los pobres se empobrezcan más.

Un saludo

 

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