27 mayo 2013

Revolución del pensamiento social

Estamos en presencia de un descalabro institucional, que tiene especial eclosión en nuestro país, donde las manifestaciones y protestas contra los decretos leyes que semana tras semana promulga el gobierno que fue elegido por mayoría absoluta, mediante un programa electoral, completamente distinto a como viene aplicando sus decisiones legales. Transcurrido un año y medio de legislatura desde que el gobierno del PP ganó las últimas elecciones, las encuestas le dan una pérdida de votos notable, lo que demuestra que ha perdido el favor de sus votantes, no obstante, el sistema le permite gobernar por decreto ley durante toda una legislatura, hecho aberrante en tiempos tan cambiantes como en los que estamos, en que cuatro años son una eternidad.

El panorama descrito en el punto anterior, tiene lugar en un momento en que nuestro país y el conjunto de la Unión Europea, están inmersos en una recesión económica solo comparable a la gran depresión de los años treinta del siglo pasado. Este hecho, se produce simultáneamente, con un crecimiento espectacular de las economías de los llamados países emergentes, que toman distancia con los procedimientos puestos en práctica por los neocons, que son los aprovechados del sistema económico occidental que mediante la economía financiera virtual a través de los lobbys bancarios, se han hecho entre muy pocos con las riendas efectivas del gobierno de los pueblos, como es el que ejercita la troika europea, sobre los países bautizados como PIGS, (cerdos).

Economistas de renombre mundial, ponen en cuestión las metodologías aplicadas por el neoliberalismo económico, que mediante las crisis cíclicas que provoca el sistema, acumulan en muy pocas manos las ingentes sumas del ahorro mundial en forma de papel moneda, que dicen que supera en mucha veces el valor efectivo de todos los activos del planeta Tierra, mediante leyes que reducen de forma drástica los impuestos a los más ricos descargando, en los asalariados el coste de los servicios comunitarios desde que llegaron al poder: Thatcher y Reagan, rebajaron los impuestos más altos a menos del 30% mientras que el gobierno sueco y Roosevelt, los habían subido en el transcurso de los años treinta hasta el 90% a los que más ingresos tenían.

El mayor crimen social que puede perpetrar un gobierno que dice estar al servicio de sus ciudadanos, es consentir las altas tasas de desempleo que se han alcanzado por ejemplo en España donde llega al 27%, cuando dicen que en los EE. UU. les parece insoportable, mantener el 8% en el que están actualmente. Hay economistas que sostienen por ejemplo: (un tal Skidelsky), que apunta, que el paro en las sociedades modernas donde se dispone de los medios de cómputo adecuados, se resolvería de forma aritmética, dividiendo las horas de mano de obra necesaria para atender a las necesidades previstas por estrategas gubernamentales encargados de dicha función,de las peticiones de trabajo, el cociente de ambas magnitudes determinaría la duración de las horas de trabajo semanal, establecida por ley por los gobiernos.

Por supuesto que tal circunstancia ideal solo podría darse, con gobiernos que velaran para el bienestar físico y anímico de sus administrados, mientras que en la actualidad, igual que sucedió a lo largo de la epopeya humana han sido solamente las minorías de poderosos las que rigen los pueblos, dejando a la democracia en el más espantoso de los ridículos, como se puede ver en casos aparecidos todos los días, como lo sucedido ayer con Miguel Blesa, el primer banquero después de Mario Conde, que pisa la cárcel solo por espacio de 24 horas, con sus 2,5 millones de euros, en pago de sus desfalcos de miles de millones perpetrados por Caja Madrid de la que era director, entre otras muestras de corrupción generalizada que comprende a centenares de encauzados, que se confían a una justicia, que en el único caso importante en que actuó con celeridad fue en el juicio a Baltasar Garzón, para el resto de juicios a corruptos de guante blanco, salvo contadas excepciones, nuestra justicia permite que dichos juicios prescriban, por la por la lentitud de su resolución consecuencia de los legajos de papeles polvorientos empleados, en lugar de los medios modernos de cómputo disponibles, de los que actualmente se sirven, el común de los mortales.

Acabamos de exponer ejemplos de libro, correspondientes a las actuaciones de las magistraturas: gobernativa y judicial, y otro tanto sucede con el poder legislativo, entre otros, que evidencian que nos encontramos con el fin del neoliberalismo, que requiere un viraje crucial de comportamientos consustancial con una verdadera revolución social, que origine la sustitución de vicios enquistados en sociedades que no se han sabido acomodar al instrumental técnico-científico y sobre todo ilustrado, que ha puesto a disposición de las actuales generaciones, la inteligencia humana. Sueños tales, como el disfrute de una vida digna para la mayor parte de las personas sabedoras de los medios con que se cuenta en la actualidad, mediante una distribución más equitativa de las riquezas alumbradas y potenciales que contiene el planeta Tierra, son suficientes para proporcionar a cada uno de sus habitantes la plena satisfacción de sus necesidades físicas, asumiendo a través de la educación adquirida en las distintas etapas formativas de los espíritus connotaciones solidarias, en oposición a las actuales prácticas egoístas, polarizadas en clases sociales que defienden intereses opuestos, que habitualmente se dan, entre los partidos de izquierda y de derecha, arraigados en la mayoría de los países democráticos actuales.

Los nuevos paradigmas consecuentes con la modernidad, tendrían que desechar ideas que han prevalecido a lo largo de la historia de la humanidad, a causa de las cruciales carencias de medios existentes, mientras que la coyuntura actual permite acumular recursos en poco tiempo como lo ha demostrado el crecimiento demográfico exponencial habido en el último siglo, para el que se tendrían los recursos necesarios para su sostenimiento, si existiera un mejor reparto de lo existente.