23 enero 2007

Ciclos

No se me pasa por la cabeza tratar temas de actualidad doméstica vista la genialidad del maestro del blogg “a sueldo de Moscú” demostrado en su carta a monseñor Uriarte sobre los mensajes emitidos por la emisora de los obispos, contradictorios con lo proclamado por el destinatario de la carta. Considero que tiene tal entidad dicha misiva que debería imprimirse en pasquines para ser pegados en las esquinas de las ciudades y pueblos de España.

Dicho lo anterior, no me cabe más opción que echar mano del telescopio para seguir con mis obsesiones referidas a utopías que no son para aquí y ahora, pero que transcurridos quince años desde que fueron emitidas por mí ; muchas de ellas se están cumpliendo.

Tratando de imitar a los buenos bloggers maestros en sintetizar los mensajes, mostrando con someras pinceladas el abismo existente entre el pasado remoto y la modernidad que se atisba:
Los principales legados de la antigüedad, fueron la fe y la guerra. La fe, como manto para ocultar la ignorancia de las cosas, ha dejado testimonio con sus templos, monasterios, tratados filosóficos para la autoafirmación de sus limitaciones y los mínimos indispensables de pan y circo para la subsistencia y distracción de los siervos de la gleba, que eran mayoría.
La guerra, omnipresente siempre, mimetizando la ley de la selva, ha dejado para la posteridad: murallas, castillos, palacios y una prolija cantidad de citas sobre: caudillos, batallas, dinastías, patrias, banderas, victorias heroicas consistentes en apropiaciones.

La modernidad fruto de los innumerables aportes de los humanos en el transcurso de los siglos, está en vías de invertir los postulados básicos del pasado, con el paulatino levantamiento del manto de la fe encubridor de la ignorancia, por medio de las ciencias, que son el motor que mueve el mundo para alumbrar nuevos hallazgos de todo lo que la mente de los humanos es capaz de concebir.

En lo que respecta a las guerras, sin pretensión de profetizar, (cosa que hace todo el mundo sin que traiga consecuencias) creemos que el último conflicto bélico, ideológico, social, étnico... se libra actualmente en Oriente Medio, cuyo desenlace solo podrá ser consensuado. Si se decide por sus responsables emprender la fuga hacia delante el precio a pagar será muy oneroso.

Las bases que conducen a los dos anteriores asertos, parten de concepciones avaladas por constataciones empíricas incontrovertibles como son:
1º) Las ciencias refutan las creencias que mostraban paraísos sobrenaturales, para mitigar las carencias y sufrimientos insuperables del pasado por falta de medios que hoy son excedentarios para privilegiados del llamado primer mundo, abocados al despilfarro por la publicidad.
2º) Las guerras se han demostrado como un expediente monstruoso, tras los desastres humanos provocados en el continente europeo en la primera mitad del siglo XX, consecuencia de lo cual ha devenido la asociación de sus países en la Unión Europea, para erradicarlas.

La pretensión por parte de los USA de erigirse en guía de los destinos del mundo tras la victoria incruenta sobre la otra super-potencia militar de la guerra fría con “la caída del muro de Berlín” les hizo concebir expectativas mediante sus conquistas : económicas, científicas, financieras, culturales, etc,.. respaldadas por un poderío militar sin parangón, e imbuidos por la doctrina neocon que proclamaba el fin de la historia, con el mercado y las finanzas como panacea universal, creídos de haber alcanzado el culmen de la perfección, haciéndose acreedores por ello de la dirigencia mundial.

Nada más ingenuo que pensar que la marcha del progreso que determina los comportamientos humanos en cada coyuntura histórica, pueda ser alterada por la voluntad de una camarilla o clan por más poderoso que se crea. Las decisiones tomadas últimamente por la dirigencia del gran país norteamericano le ha enajenado gran parte del crédito acumulado por los relevantes servicios prestados al mundo por : sus universidades ( ocho de las cuales están entre las diez primeras del ranking mundial), de los premios Novel que acaparan las plantillas, del cine, la TV, los ordenadores, la música popular, las creaciones literarias, los fondos de las fundaciones de arte, para no ser exhaustivos, los aportes culturales, artísticos, científicos , económicos, etc,.. en todos los parámetros se encuentran a la cabeza mundial de los aportes de la modernidad.

La soberbia explicitada en lo que fueron paseos militares para la mayor parte de sus aventuras bélicas, y el fácil expediente de granjearse influencias mediante el dinero, se han transformado en bumerán contra las simpatías hacia los USA, así como su indisimulado deseo de socabar el prestigio de la ONU, en las resoluciones contrarias a sus deseos o conveniencias. Estas hechos representativos de lo sustantivo de sus comportamientos dejaban atisbar tics de integrismo patriótico de tan funesto recuerdo para los europeos; que salvo contadas excepciones les dieron la espalda, declarando su aversión hacia aventurismos peligrosos.
La modernidad tiende a acomodarse a los paradigmas que tienen su razón de ser en los hechos que van tomando cuerpo en los comportamientos colectivos vigentes: turismo, migraciones, mestizaje, derechos de las mujeres, intercambios comerciales, racionalización de procesos productivos, eficiencia, logística, mimo ecológico; para resumir, es tal la multiplicidad de factores que inciden en la vida moderna, que procede conformar comunidades cosmopolitas con visión universalista, regidas por tecnócratas especializados en cada cometido a desempeñar satisfaciendo los mandatos de los administrados a los que tomarán el pulso mediante encuestas fiables. Todo lo apuntado, pretende acomodarse a los modernos auxiliares (teléfonos móviles e Internet) instrumentos de la comunicación y la información planetarias, determinantes de los comportamientos vigentes, las cuales, lógicamente deberán ser modulados y acomodados a las correspondientes regulaciones ad hoc por quien proceda.