17 abril 2007

Crispación

El precedente que se va a escenificar hoy en Madrid por el principal partido de la oposición, en que, por primera vez desde la transición convoca una manifestación contra el gobierno al tiempo que reivindican el pacto contra el terrorismo, donde se especifica que al gobierno es a quien corresponde la iniciativa sobre dicho tema. El ejercicio de cinismo aplicado por el PP, en todas sus actuaciones desde el 14 M en que perdieron las elecciones, es paradigmático.
Resulta incomprensible al análisis más superficial, que se pueda dar mayor importancia a un hecho tan insignificante como es el cambio de situación penal de un asesino, habiendo hecho de un asunto trivial categoría, cuando los hechos acaecidos como: la guerra de Irak, causante de centenares de miles de muertos, el atentado terrorista de Atocha, el mayor acaecido en Europa, ambos hechos, consecuencia de intervenciones de los que hoy los ignoran y los minimizan respecto del cambio de la situación penal de un despreciable criminal que ha sido auspiciada por un mandamiento judicial. El cinismo y la hipocresía empleados para que tales incongruencias se sostengan y sean jaleadas por seres racionales, es de libro.
Lo que mayores consecuencias prácticas tiene en el acontecer político de nuestro país, es la crispación de los comportamientos de la ciudadanía que mantiene en su subconsciente, la experiencia traumática de la guerra civil y la dictadura, que trajo la división ideológica de las dos Españas. La finalidad de las acciones emprendidas estos días, cuya gestación viene desde la pérdida de las últimas elecciones por las mentiras propaladas por el gobierno del PP en sus últimos actuaciones, sobre la autoría del atentado terrorista del 11M. Parece evidente, que la estrategia del PP en la presente legislatura obedece al miedo cerval que tiene a que el gobierno del PSOE consiguiera terminar con el terrorismo de ETA, antes de las próximas elecciones.
Muchos observadores políticos, animan al gobierno del PSOE a afrontar sin complejos los razonamientos éticos que les animan para resolver de una vez por todas el cáncer social que es el terrorismo de ETA en nuestro país. Constataciones objetivas para la resolución de este conflicto, las aportan hechos como la desaparición del IRA, quedando en el ámbito europeo, la banda vasca como el último reducto doméstico dentro de sus fronteras, que tiene difícil su supervivencia con la unificación de los sistemas de seguridad de los que se ha provisto la UE.
Evidentemente el desestabilizador principal con el que se enfrenta nuestro país es ETA. Si el gobierno es el promotor de iniciativas para acabar con el mismo, se merece el margen de confianza para desarrollar sus actuaciones como ha sucedido con los intentos precedentes, por tratarse de una cuestión de estado prioritaria, para la que es de suponer que cuenta con bazas para la negociación sin concesiones políticas tal como asegura, si bien la discreción requerida para conseguir las necesarias aproximaciones, forman parte de un juego tan sutil que debe evitarse cualquier fuga informativa sobre las negociaciones.
Los que siempre alardearon de ser los representantes del respeto de las instituciones, que por cierto, durante siglos favorecieron a la derecha sirviéndose de la ignorancia del pueblo llano, ahora se nos muestran como verdaderos gamberros, a los que el presidente del senado les llamaba impropiamente señorías, durante el insólito espectáculo que se dio en la cámara alta de este país.
Es inaudito constatar que con las conocidas afinidades que unen al PP con el Imperio, tengan la desfachatez de proclamar que no puede haber la menor aproximación con el enemigo, que en nuestro caso es ETA, cuando estos días representantes USA, mantienen reuniones con los anatematizados ejes del mal: Corea del Norte, Irán y Siria, sin que se ruboricen por ello los todopoderosos "neocons", que mediante el boicoteo de las resoluciones de la ONU invadiendo Irak, trataban de erigirse en rectores del mundo. Los hechos les han demostrado que la opinión de los ciudadanos del siglo XXI, no comulga con ruedas de molino y que la subversión de los principios morales, mediante la mentira y la razón de la fuerza, no son asumidos por los ciudadanos: concienciados, formados e informados, que ocupan grandes parcelas de poder y que no son fácilmente manipulables.
En el transcurso de las ocho últimas manifestaciones auspiciadas por el PP, para llevar a cabo su estrategia diseñada desde el inicio de la presente legislatura, consistente el su oposición sistemática a toda iniciativa gubernamental y de los demás partidos, situándose en la soledad obstruccionista para minimizar hechos de la acción de gobierno que ha sido sobresaliente. En ninguna ocasión en dichas manifestaciones, atribuidas a diferentes cabezas de turco, si bien a nadie se le oculta que el guión era siempre del PP, se ha aludido a los dos acontecimientos traumáticos que han condicionado los comportamientos del principal partido de la oposición en los últimos tres años que son: la guerra de Irák, por el protagonismo de Aznar en el acto de su declaración en las Azores, consecuencia de lo cual se produjo el atentado de Atocha, sobre el que han tendido el manto de ocultación mediante la mentira.
Causa rubor al más elemental sentido común que con argumentos tan deleznables, el PP pueda presentarse ante las jóvenes generaciones españolas, incitándoles a propagar la crispación de la que los que vivimos la guerra civil tenemos tan nefastas experiencias, por las que miembros de una misma familia y/o entre amigos, se convirtieron en luchadores en bandos opuestos y/o en denunciantes recíprocos por simples posicionamientos ideológicos. Remover estas viejas heridas constituye un crimen de lesa humanidad.