Los problemas del PP son la punta del iceberg
El voluminoso dossier de la policía judicial, del que se anuncia para hoy el levantamiento del secreto del sumario, constituido por la friolera de 17.000 folios legalmente autorizados para ser incoados por la policía judicial a diferencia de lo sucedido en el famoso caso Naceiro, en el que las escuchas telefónicas no tenían fuerza de ley. Las pesquisas actuales abiertas únicamente a miembros representativos del PP, conducen a la conclusión de que solo son punibles las infracciones que afectan a la financiación de los partidos políticos, quedando exentas las cometidas por entidades como: empresas, lobbys, particulares, etc,.. que se hayan lucrado mediante actuaciones similares a las llevadas a cabo por agentes que se benefician de sus cargos por su afectación a la función pública.
Ha trascendido, que las sumas astronómicas manejadas por las agencias que han intermediado en la corrupción administrativa corresponden a actuaciones de corporaciones urbanístico-inmobiliarias que obtienen mayores facilidades de las autoridades para la obtención de los preceptivos permisos para la realización de urbanizaciones y construcciones cuyos montantes multimillonarios, si que tienen real incidencia en la economía. De las anteriores constataciones se infiere que lo simbólico, que se airea reiteradamente a través de los media, tiene mayor incidencia político-judicial y ético-moral que lo real cuantificable a efectos económicos, si bien el virus de la corrupción parte del mal ejemplo que parte de las más altas instancias difundiéndose como pandemia por toda la sociedad.
La interpretación torticera que se hace de los hechos en función de la subjetividad que se les atribuye entraña una falla intrínseca de la moral establecida, al considerar que los hechos tienen distinto peso específico según el sujeto que los ejecuta. La jurisprudencia instituida a lo largo de la historia, lo ha sido por aquellos a los que se les han asignado los atributos para legislar: “los poderosos” que nunca, según la experiencia, se han caracterizado por su altruismo, sino por su egoísmo corporativista de conservar los privilegios de clase mediante la propiedad, la herencia y las relaciones privilegiadas. El siglo XXI, será sin duda el siglo de las luces, por la incidencia incuestionable que llegarán a tener los instrumentos con los que se ha pertrechado la humanidad, que si por el momento han sido eminentemente instrumentales para facilitar y acomodar las actividades físicas al mayor confort y el discurrir placentero evitando la mayoría de los escollos que presentaba la vida pretérita a nuestros ancestros; el paradigma que se nos ofrece para el futuro, comportará el cambio copernicano que supone pasar de satisfacer las necesidades físicas, a orientar las prioridades al placer del espíritu por intermediación de los sentidos prístinos con el que nos ha dotado la naturaleza, y la aportación extrasensorial que generan las neuronas privilegio exclusivo de la condición humana que ha dado los mayores tesoros de la historia en la recreación de los espíritus a través de la infinita gama de manifestaciones artísticas, de las que solo beneficiaron exiguas minorías, pasando en lo sucesivo a ser patrimonio de toda la humanidad.
Tras el discurso optimista que precede, el campo minado que hemos heredado de la recesión económica que nos atenaza, por efectos del desempleo ciclico-crónico que genera el sistema capitalista, que asigna a los empresarios la función estructural de regir a las sociedades de la mayoría de los países, mediante la economía de mercado con la que se ha instituido el liberalismo económico salvaje, causante de la crisis actual, que mediante tácticas de casino ha producido la mayor polarización de riqueza conocida, con diferencias entre los mayores preceptores y los que menos recibían en tiempos reciente que se fijaban en 20 veces , últimamente son publicitadas y alabadas en los media las que superan las 1000 veces como timbre de gloria de sus beneficiados, gracias a legislaciones hechas a la medida de los enemigos de la armonía social entre las distintas escalas económicas, consecuencia de lo cual se producen squisofrenias incompatibles con el actual nivel de conocimientos y informaciones de que están asistidos los pueblos.
Las dificultades que sufre la marcha de la economía española en este momento puede ser atribuida en gran medida a las consecuencias del boom del ladrillo que durante varios años producía anualmente más viviendas que: Francia, Reino Unido y Alemania juntas, lo que a simple vista constituye una aberración inaudita insostenible, consecuencia de dos factores coadyuvantes que precipitaron al país por la senda de la corrupción y la especulación, que han sido: la ley del gobierno Aznar de 1996, que permitía urbanizar todo terreno que no estuviera declarado de interés nacional y por el señuelo de la codicia, auspiciada por los condicionamientos fiscales y publicitarios que incitaban a potenciales faltos de viviendas, decidirse por contratar hipotecas de largo vencimiento en lugar de acudir al alquiler, como ocurre en Europa.
La ley de 1996, permitió a los mejor informados que las pequeñas parcelas rústicas alrededor de las poblaciones con potencial de crecimiento no tenían rendimiento económico debido a que la agricultura moderna requiere de grandes extensiones para su mecanización. Conocedores del hecho, los informados acapararon con diligencia dichos terrenos que una vez urbanizados multiplicaron por más de 100, su precio según se ha hecho patente. La extrema codicia y las corruptelas despertadas por la avaricia, ha incitado a autoridades deshonestas infringir reglamentos, como la ley de costas que ha sido denunciada en organismos europeos y a otras normativas urbanísticas que a nivel administrativo son soslayadas.
El segundo factor, que ha tenido un efecto decisivo y determinante es el boom del llamado ladrillo español, favorecido por las ventajas fiscales otorgadas por la fiscalidad a contraer hipotecas hasta 50 años, que han ofuscado a muchos potenciales adquirentes de viviendas a hipotecarse de por vida lo que constituye una servidumbre ominosa. Por otra parte los Gobiernos favorables al señuelo especulativo que tanto incita a la codicia, se lanzaron a tumba abierta en la construcción de viviendas que estimula el crecimiento económico y genera empleo, dos aspectos determinantes para el lucimiento de los partidos, mediante crecimientos del PIB espectaculares que llegaron a seducir incluso a dirigentes del PSOE, que anunciaban superar los ratios de países europeos tales como: Italia, Reino Unido, Francia,..sin recurrir a la planificación estratégica aplicada por el método científico, que ha proporcionado a la humanidad sus logros más sustantivos a pesar de la sobriedad que se auto atribuye, a diferencia del dinero que copa todas las instancias de las decisiones estratégicas, orientadas en beneficio exclusivo de sus tenedores.
Los dos factores enunciados más arriba han contribuido decisivamente a que nuestro país experimente con mayor crudeza que en nuestro entorno el execrable azote del paro como uno de los más crueles efectos del capitalismo, que unido al insultante efecto que producen los bonus que se asignan los altos ejecutivos financieros que han sido resarcidos con dineros públicos, de las pérdidas que dicen haber tenido, atribuibles a su mala gestión, representan un flagelo lacerante sobre las conciencias informadas por el sentido común, cuando se ha demostrado fehacientemente que la falta de controles sobre las finanzas llamadas de casino han sido el detonante que ha conducido a la presente recesión en el mundo capitalista al tiempo que los países llamados emergentes apenas la han acusado, hecho atribuible a que las finanzas así como los resortes estructurales que condicionan las vidas de sus administrados están asegurados por los gobiernos como corresponde a la gobernabilidad responsable, que no puede delegar a aprensivos como son los empresarios y los financieros cuyo único credo es: coge el dinero y corre, como norma ancestral practicada por los mercaderes.
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