06 noviembre 2009

Moralizar las costumbres

La reciente eclosión de corrupción detectada en España, ha desencadenado un animado debate en el que han participado los media dando amplia difusión de las implicaciones que la inmoralidad de los políticos tiene en la sociedad, que a su vez ha motivado a gran número de ciudadanos de a pié, dar sus opiniones al respecto a través de los blogs, tertulias radiofónicas, encuestas, etc,.. lo que denota que en nuestro país, cada vez más personas se implican en la política, que en las sociedades vertebradas será misión de todos participar en los temas que les afectan directamente. El debate en cuestión, ha desvelado que la corrupción está generalizada en nuestro país, asumiéndose que para políticos con poder de intervenir en el intríngulis del sistema, dicha práctica es: admitida, aceptada, justificada,... como derecho consuetudinario, de quienes tienen atribuciones de poder manipular el dinero de los contribuyente. Dice el adagio: que quien aceite maneja, los dedos se unta.

A la vista de las consecuencias que ha tenido el que se hayan expuesto a la luz delitos tan ominosos como que hayan sido los políticos, a los que el pueblo ha elegido para que administren los caudales públicos para el bien general, se los metan en sus propios bolsillos. Ahora se les ha ocurrido a dichos facinerosos, que han incurrido en la corrupción documentada por medios tecnológicos, lanzar una campaña en la que pretenden echar la culpa de sus fechorías a los medios que han permitido desenmascarar sus infracciones; forma tosca de echar la culpa a un mensajero, esta vez impersonal, que fue puesto en práctica por primera vez por los que ahora lo denuncian, según consta documentalmente.

El despertar de conciencias dormidas durante generaciones en las que el poder se decía que era otorgado por la gracia de Dios, por lo que no se admitía réplica a las órdenes emanadas del mando, los comportamientos asentados genéticamente por la secular práctica caciquil en el medio rural español, donde el terrateniente o latifundista agrario, tenía la facultad de dar trabajo en sus predios a los más serviles: los que más trabajaban y menos protestaban. La veneración que tenían aquellos antepasados por el señorito, ha pasado a través de generaciones, a los votantes actuales a la par que las de herencias e influencias, hasta nuestros días, en que muchos siguen teniendo admiración y respeto por el mando.

La modernidad tendrá que modificar ancestrales costumbres que no obedecían a la racionalidad que aportan la educación y la comprobación de los hechos por al vía de la información y el debate de los acontecimientos al tiempo que los mismos tienen lugar, valiéndose de los medios con los que se cuenta para una resolución juiciosa y consensuada de cada tema que requiera un esclarecimiento objetivo de los hechos para lo que se contará con los medios de detección que proporcionan la tecno-ciencia que tengan la condición de objetivos e irrebatibles por evidentes.

Los gestores de las sociedades modernas deberán acreditar las cualidades profesionales y éticas requeridas, para el desempeño de las funciones específicas que les sean asignadas, mediante el correspondiente currículo formativo y de desarrollo profesional en el ejercicio de sus carreras. Los modernos sistemas de computo, darán la medida de las facultades desarrolladas por cada agente en el desempeño de sus funciones, para que le pueda ser asignados los cometidos que mejor cuadren a sus facultades, deseos, vocación de servicio, etc,.. para su acomodo en el negociado más afín a sus potencialidades para su realización profesional.

El extenso abanico de funciones que tendrán que ser cubiertas en la moderna administración, dividida en los múltiples estadios para la atención de cada uno de los cometidos que contempla la vida moderna. Los agentes destinados a los respectivos negociados, a los que llamaríamos Sabio-Éticos, deberían tener no solo los bolsillos de cristal, sino que todas sus actuaciones serán supervisadas por cuantos ciudadanos en su facultad de ejercitar el derecho democrático, tendrán acceso al nivel extractado y/o detallado de las actuaciones de los servidores públicos que estarán agrupados en células especializadas de los procesos de gestión que comportan: ideas, proyectos, estrategias, programación, prioridades, presupuesto, viabilidad, crédito, realización.
Los equipos así formados se denominará think tanks, con el adjetivo de la función que cumplen, cuya condición principal consistirá en estar coordinados en red como si fueran los miembros constitutivos de cualquier gobierno en el que todos sus miembros deben compartir las prioridades cruciales que amparan las actuaciones simultáneamente favorecedoras del interés general.

Somos conscientes del abismo existente entre las anteriores propuestas y la praxis de las conductas actuales, en que son los empresarios los que desarrollan el acontecer diario de las actuaciones privatizadas cuya finalidad primordial es la obtención del lucro de sus respectivos negocios para lo que deben en primer lugar proteger los secretos de sus hallazgos mediante patentes, etc…, cuyas ventajas no repercuten en el bien general, más que al cabo de largos períodos de explotación exclusiva, privando en el interregno del beneficio a las mayorías de un bien existente del que no pueden servirse como ocurre con medicamentos inaccesibles para los pobres, por sus altos precios.

La dualidad de políticas, consecuente con la existencia de dos partidos antagónicos existentes en las principales naciones occidentales, presupone la traslación de la ley de la selva a modos de actuación que se declaran civilizados, cuando los resultados alcanzados por la civilización han sido mayoritariamente alcanzados por la vía de la colaboración. Basta observar de donde vienen los hallazgos científicos, fraguados en los centros del conocimiento: universidades, laboratorios, centros de investigación y experimentación, en los que, la labor coordinada de sus artífices, han dado como resultado el espectacular avance en todos los campos en que se nos manifiesta el progreso. ¿Alguien puede concebir que si la tecno-ciencia se hubiera enfrentado en dos bandos enfrentados a imitación de las tácticas adoptados por los partidos políticos mayoritarios, cuyo interés preferente se cifra en conseguir votos en lugar de colaborar, habrían conseguido resultados tan satisfactorios? Los gobiernos cuya finalidad primordial consiste en derrotar al opositor en las urnas, no son merecedores de ostentar la dirección de los pueblos.

Si nos remitimos a experiencias vividas en tiempos remotos, en los que los inventos de la antigüedad fueron alumbrados en un gran país unido, con vocación de ser el centro de la civilización, asistido por normas ético-morales que sorprenden actualmente por su racionalidad y su funcionalidad social aportadas por Confucio, similar a la auspiciada por Platón en la Grecia Clásica, manteniendo su vigencia hasta nuestros días, que se caracteriza por la unidad de la gran mayoría de sus ciudadanos, con la virtualidad actual orientada a recuperar un estatus social y económico, perdidos durante el colonialismo sufrido, lo que requiere un considerable sacrificio colectivo que están en trance de conseguir mediante la unión de la mayoría de sus integrantes.
Este ejemplo es aleccionador de los beneficios que se pueden extraer de la unión, mediante comportamientos civilizados que promueven la austeridad y la sobriedad en las costumbres versus el despilfarro que constituye la peor agresión ecológica sobre el planeta que nos sustenta, con el riesgo de infligirle daños irreparables.