Reivindicar el momento
El potencial desestabilizador que está implícito en la pendiente resolución del Tribunal Constitucional, sobre el Estatuto Catalán, puede tener efectos imprevisibles en las relaciones políticas e institucionales que se pueden tener lugar en España, aún admitiendo sinceridad en las manifestaciones de los responsables políticos, que prometen acatar lo que el Tribunal Constitucional disponga, sin expresar la menor objeción al fallo.
En nuestra desconexión y desconocimiento absoluto de cómo se fallan los litigios en la máxima instancia jurisdiccional, asignados al Tribunal Constitucional; recurriendo al más elemental sentido común, nos hacemos eco de la intervención de la presidenta de dicho tribunal María Emilia Casas, en su disertación en la clausura del I Congreso Nacional de Derecho en la Universidad Carlos III, donde hizo alusión a que toda buena Constitución debe acometer reformas, para que pueda gobernar sobre los parámetros cruciales que rigen la sociedad en cada momento. Para ello puso ejemplos tan contundentes como que: en el tiempo de su elaboración, los padres de la Constitución no podían haber previsto la eclosión de las nuevas tecnologías y su incidencia en los comportamientos de las sociedades. Tampoco tuvieron cabida en la misma, la dependencia de la UE en aplicación de leyes y normativas de obligado cumplimiento al pertenecer al organismo supranacional.
Y finalmente la incidencia que ha tenido la masiva incorporación de la mujer en el trabajo y en la gobernación de pueblos, comunidades y del propio gobierno.
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Constatados en los anteriores ejemplos en como se ve implicada la institución que se tiene por la última instancia inapelable a la que se puede recurrir en democracia, denota la inconsistencia de la Carta Magna a la que se supeditan todos los demás poderes del Estado Democrático, que solo puede ser modificada con mayorías de 2/3, según lo estipulado la misma, extremo imposible de alcanzar en nuestro país, donde cada uno de los dos grandes partidos políticos, con mayorías cercanas al 40% que determinan el número de diputados del Congreso, que sujetos a disciplina de voto, hace prácticamente imposible alcanzar los 2/3 dada la polarización de posiciones aplicada en las últimas legislaturas.
En tiempos de cambios cruciales, que inciden en los comportamientos de los habitantes del planeta, por influencia de la globalización que satura el éter de mensajes multifacéticos, que aglutinan las esencias de: libertad de opinión, concepción, expresión,... de las más variadas ideas que se asientan en el caleidoscopio de la mente humana, arsenal inconmensurable de creatividad, variedad, racionalidad, etc,.. así como de lo contrario, será preciso discernir con la práctica democrática de mayorías representativas, acatar lo concertado.
Vista la celeridad con la que han sido incorporados para uso y disfrute de los humanos la ingente cantidad y variedad de “items” que la tecno-ciencia pone a nuestra disposición sin solución de continuidad, que condicionan los comportamientos con el uso de los mismos. Consecuente con lo anterior, es inadmisible someter a las personas al imperio de leyes obsoletas, cuyo desfase funcional no armoniza con las conveniencias del momento en que son aplicadas. Adecuar las resoluciones de los litigios a las condiciones de oportunidad y conveniencia de los afectados mediante un debate sereno y armónico en el que se expongan los considerandos del caso, que converjan en consenso y empatía entre las partes, será más civilizado que el recurso a leyes obsoletas que terminan en acuerdos económicos favorables para los más pudientes.
Lo que más caracteriza nuestro tiempo es la dinámica que imprime la vida moderna a los comportamientos. La funcionalidad de las acciones a desarrollar que determinan la eficiencia de los resultados, imperativo material definido por el término competitividad. Del progreso material, se infiere liberarse de las servidumbres: de la miseria, la injusticia, el deterioro ecológico, del descontrol demográfico, de las desigualdades, de los privilegios heredados, en general de cuantas injusticias producen las transgresiones de los principios éticos y morales generalmente admitidos como el bien general; si bien, las matizaciones que comporta el ejercicio de la libertad, moduladas por las aportaciones de todos por la vía de la participación democrática que sociedades: ilustradas, concienciadas, responsabilizadas, comportamientos honestos que no se suelen dar en el momento actual, consecuencia de la esquizofrenia que producen: conductas, acciones, actitudes,.... como se nos muestran los populares de nuestra sociedad, que dan mal ejemplo, cuando tendrían que ser el espejo en los que mirarse, por los méritos con los que se alcanza la excelencia en los distintos campos de actuación.
Para alcanzar la anterior desiderata de la excelencia, será condición sine qua non, contar con los instrumentos comunitarios idóneos que faciliten la consecución de tal fin, tales como:
1º) Poner a los enseñantes en la punta de la pirámide de la consideración social.
2º) Disponer del útil que permita la participación democrática plena, a todas las personas.
3º) Que los organismos gubernamentales que se den los gobernados, cuenten con todos los resortes necesarios para satisfacer las necesidades de sus administrados.
4º) Que la elección de los gobernantes, sea en función de su valía demostrada día a día en el desarrollo de los cometidos que les son encomendados, supervisados democráticamente.
5º) La función gubernativa, se ejercitará por los agentes seleccionados por su currículo, personal en el que se explicitarán sus méritos profesionales y éticos.
6º) El útil necesario, para seleccionar a los agentes más idóneos para el desempeño de las múltiples funciones asignadas a los servidores de los estados, en todas las escalas en que se subdividirán los apartados estratégicos destinados al bien general de los administrados, deberá ser el adecuado a dicha finalidad, como corresponde al buen gobierno.
7º) La INFORMÁTICA, será el instrumento idóneo para seleccionar de forma objetiva a los administradores públicos, que tendrán la condición de SABIOÉTICOS.
8º) Los funcionarios públicos asumirán los cometidos de proporcionar los beneficios básicos con los que subvenir las necesidades perentorias de los ciudadanos, pero que siguen más necesitados de disfrutar del festín que dará acceso a los beneficios espirituales de los que está tan necesitado el mundo.
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