La Cumbre de Copenhague
El resultado de la cumbre de Copenhague ha sido recibido sin el menor atisbo de entusiasmo por la mayoría de los media, si bien la ministra española que ha participado en los debates, le atribuye visos de esperanza para que a futuro, se puedan tomar decisiones más acordes con las recomendaciones del mundo científico, que mediante aportes empíricos fiables convenzan a las instancias políticas con la ayuda de la presión democrática ejercitada por mayorías manifiestas de los pueblos, que obliguen a los responsables asumir evidencias como son el despilfarro de medios finitos existentes en el planeta con la combustión de los derivados del carbono causantes de las emisiones del CO2 que producen el efecto invernadero con el consiguiente deshielo de los polos que aumentaría el nivel de los océanos, con consecuencias imprevisibles para el conjunto de la humanidad.
Ha llamado la atención en las deliberaciones de la cumbre de Copenhague, que la Comunidad Europea, que llevaba bien consensuadas las propuestas a la asamblea, no figure en los debates como un actor de primer orden, en la defensa de un bien común que atañe a toda la humanidad, delegando privilegios en Obama, que no es ni siquiera un plenipotenciario en el sentido literal de la palabra, al depender de las cámaras legislativas de su país, que le han aguado la oferta estrella de su programa electoral: su ley sanitaria. Para alcanzar notoriedad en la cumbre de referencia, el máximo representante del imperio de nuestro tiempo, ha tenido que negociar en petit comité, con países emergentes, beneficiarios de las indemnizaciones que se asignan a los países que contaminan por debajo de los estándares establecidos. China e India, entre otros países con los que se ha reunido Obama, se hallan en tal circunstancia al contaminar por habitante cinco veces menos, que países como los EE.UU. de Norteamérica, sin embargo, los países emergentes con los que se ha fraguado el acuerdo de mínimos alcanzado en Copenhague, se han comprometido a no aumentar los índices de contaminación estipulados sin renunciar a su crecimiento, así como a renunciar a los emolumentos que les corresponden por baja emisiones, si bien, para contribuir con mayor efectividad a la disminución de la contaminación planetaria, piden que les sea transferidas tecnologías protegidas por patentes, que coadyuven al éxito de la conservación y mejora de las condiciones climáticas del planeta atendiendo a la idea de Goethe, expuesta dos siglos atrás, que los grandes aportes de los humanos que beneficie a todos, debería ser considerado patrimonio de toda la humanidad.
Desafortunadamente, las tendencias dominantes en los comportamientos de muchos países se orientan al enfrentamiento y la polarización de posiciones entre los dos grandes partidos que lideran, con alternancias, los gobiernos de la mayoría de las llamadas democracias occidentales, cuyo objetivo fundamental consiste en ganar las próximas elecciones, supeditando a dicho logro, el bien del país y de sus habitantes. Dichas modalidades de gobierno lastran la eficiencia que en las proclamas electorales de todos los partidos se consideran esencial, para ser competitivos en el mundo globalizado en que vivimos. Otras modalidades de gobierno, se demuestran más eficientes que las antes descritas mediante economías mixtas, en las que los gobiernos toman a su cargo los aspectos estratégicos de la economía, con lo que sus actuaciones son coherentes con el método científico, que ha sido el artífice de los logros alcanzados por el progreso. Uno de los logros más espectaculares del progreso ha sido la Informática y sus complementos: ordenadores, Internet, teléfonos móviles...ingenios, que apuntan a la aparición de nuevos paradigmas que permitirán la aplicación democrática con participación universal, por vías más racionales y solidarias que las vigentes en los países que se denominan democráticos, que tras dos siglos largos de dichas prácticas han quedado desfasados, como otros tantos trastos viejos que el progreso ha arrumbado al baúl de los recuerdos. Al disponer de un útil capaz de hacer abstracción de dos principios conceptuados por los sabios de la antigüedad como metafísicos, es decir, fuera del alcance humano como son: el tiempo y el espacio, superados por la Informática donde el tiempo que tarda un mensaje en dar la vuelta al mundo son décimas de segundo y que la información contenida en la biblioteca del Congreso de Washington cuyos libros no cabrían en 1000 vagones de FF.CC. caben en un pendrive de 5cm cúbicos.
El método científico, consiste en concebir una idea que se traduce en proyecto a desarrollar en el tiempo mediante una estrategia que pone a disposición los medios materiales y humanos para su desarrollo todo ello dirigido de la forma apropiada para la consecución del fin perseguido.
¿Cabría pensar que como suceden en el actual panorama político español donde los dos partidos
mayoritarios, se dedican a criticar, descalificar, invalidar, desautorizar... prometiendo cambiar por la oposición, leyes aprobadas en el ejercicio de gobierno, cuando aquella llegue a gobernar.?
Si al método científico le son atribuidos los logros del progreso, se podría tomar ejemplo de su modus operanti, en lugar de situarse en las antípodas como hacen los partidos políticos en sus actuaciones contrarias al más elemental sentido común, que impulsa el consenso, la solidaridad, entre seres civilizados, que sería de desear que desecharan: intereses materiales, ideologías extremadas, creencias exotéricas, posiciones enfrentadas, que obstaculizan el afán más anhelado por los humanos, que se conceptúa de utópico llamado felicidad, concepto relativizado por ser subjetivo sujeto a interpretación personal intransferible del mismo, si bien, gracias a los aportes científicos se pueden atisbar paraísos físicos en los que no se echen en falta apetencias lúdicas de todo tipo al habernos librado de las mayores servidumbres a que estaban sujetos los humanos de solo un siglo atrás; en lugar de congratularnos de tan rápidos y provechosos logros nos seguimos aferrando como imbéciles masoquistas a la ley de la selva de los irracionales en las relaciones sociales, que tendrían que ser la sal y el placer con sentimientos sublimes.
Los desencuentros producidos en la cumbre de Copenhague, son una muestra de los prejuicios arraigados en humanos que confieren a un supremo hacedor el cuidado de todas las cosas, entre ellas el cuidado de la casa común de todos los humanos: el planeta tierra, al que hemos infligido enormes perjuicios llenándolo de desechos, escombros y porquerías, al extremo de contaminar la atmósfera que nos envuelve. Dice el refrán: a Dios rogando y con el mazo dando; en la presente coyuntura nos conviene a todos a arrimar el hombro para evitar lo irremediable a nuestros descendientes, apelando a la solidaridad entre los humanos.
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