11 mayo 2010

Compulsión benéfica

Los efectos de la crisis que padecemos, en lugar de remitir, toman otras connotaciones que la convierten en sistémica; se están poniendo en evidencia sus raíces carcomidas, que asimiladas al organismo manifiestan los síntomas de un cáncer invasivo galopante, que hace precisa una cirugía urgente, para extirpar el tumor que representan las finanzas virtuales, que ya en crisis anteriores menos severas que la actual, arruinaron a fortunas y pusieron a pequeños países al borde de la bancarrota, al tiempo que financieros de relumbrón se forraron..

El caso de Grecia, al que estamos asistiendo conmocionados por los efectos demoledores que tienen para el país heleno las condiciones draconianas que impone la devolución del préstamo, que, además del suspense que ha provocado su larga y dubitativa tramitación, las restricciones salariales impuestas a los empleados del Estado, que suponen una cura de caballo de austeridad difícil de asumir de un día para otro, que obligan apretase el cinturón, con sueldos alejados de los mileuristas, de que tantos se lamentan en nuestro país. Se difunde la ironía macabra, que los que manejan las finanzas especulativas llevan tirantes.

El precedente anterior, supone un aviso que pone la piel de gallina a otros países, que tomaron riesgos inverosímiles con la concesión a barbecho de hipotecas basura, favorecidas por las ventajas fiscales dadas a la adquisición de vivienda propia, atribuibles a que la especulación urbanístico-inmobiliaria urdida por el gobierno Aznar, que declaró urbanizable por ley, todo el territorio español a excepción de los parques nacionales, lo que proporcionó a sus beneficiarios plusvalías multimillonarias entre el valor de compra de los terrenos rústicos, al que alcanzaban una vez urbanizados. A ello hay que añadir el subsiguiente beneficio de los pisos que subían una media todos los años superior al 15%.
El boom llamado del ladrillo fue un chollo para muchos especuladores y para los gobiernos que hacían alarde del crecimiento económico que durante las dos legislaturas de Aznar y (lo que me pareció más lamentable), que al miope de Zapatero fue, el oírle decir que el sobredimensionado parque de pisos construidos en España donde se construían tantos como en Francia, Inglaterra y Alemania juntos representaban un activo para nuestro país, cuando lo que han supuesto, es la mayor deuda con que España se encuentra en esta momento, que son los préstamos del llamado mercado de dinero especulativo internacional, que ahora está grabada con altos intereses de difícil amortización, mientras que los pisos vacíos no son un activo sino una rémora.

Consecuencia de lo anteriormente expuesto, es el torbellino ensordecedor que lo convulsiona todo, con reuniones maratonianas de los responsables de la UE para tomar medidas contra los mercados de capital, que incitados por las agencias de valoración del crédito de los países, incidiendo en las cotizaciones de las bolsas y alteraciones en los intereses de los mercados de capital provocando un maremágnum difícil de gestionar.
Consecuencia de tanto desajuste en la economía de los países afectados, que son mayoría, por los condicionantes que conlleva el capitalismo salvaje, vigente en la mayoría de los países, es de esperar que en las próximas reuniones del G20, (donde existen mayores sensibilidades que en el anterior G8, que solo lo integraban las potencias occidentales) puedan atender algunas de las propuestas salidas de las primeras reuniones del G20 tras la crisis, para controlar los desmanes provocados por las finanzas virtuales dejadas a su libre albedrío por la filosofía neocon, que han sufrido algún retroceso con el advenimiento de Obama.

El título que damos a este escrito: COMPULSIÓN, obedece a síntomas advertidos por dos filósofos catalanes: Alex Rovira y Jordi Pigem que han escrito sendos libros simultáneamente con el mismo título: LA BIUENA CRISIS, cuyos respectivos prólogos han sido recíprocos y como corresponde, laudatorios por ambas partes, cuando la competencia profesional parece ser, un incentivo característico de los tiempos que vivimos.

Compulsión, término que la RA define como: “inclinación, pasión vehemente y contumaz por algo o alguien”, creemos que define el sentir generalizado de nuestros contemporáneos por la posesión del dinero y las riquezas que mueven los deseos y afanes de mayorías abrumadoras,
seducidas por los frutos materiales y otros gajes que se consiguen con ellos. La humanidad, hasta el advenimiento de la revolución industrial, era un erial, en el que las riquezas reales brillaban por su ausencia si entendemos como tales, los beneficios generalizados para amplias masas de las poblaciones de los países que han accedido al progreso, en el transcurso del último siglo. No obstante dichos bienes, manifestados en avances tales como: alimentación, vivienda digna, que protege de las inclemencias y nos proporciona confort, vestido, sanidad, educación, pensiones, asistencia a los desprotegidos, y un largo etc,..de beneficios, han sido modulados de forma crucial por los índices de acumulación de riqueza, que aparte que en la cuantificación de dichos beneficios, incide la calidad de la prestación de todos ellos, con abismales diferencias entre quienes más tienen y a quienes la sociedad capitalista mantiene en la indigencia en contraste con la ostentación de otros, que mediante el exhibicionismo despilfarrador mantienen como signo distintivo, que tiene el aplauso de amplias masas borreguiles seducidas por la publicidad que da brillo donde dirige sus focos.

Los filósofos más arriba citados, defienden otro paradigma antagónico a las tendencias de los pobres que en el ejercicio democrático, siguen votando a las derechas monopolitizadoras de las riquezas, gracias a cuyo influjo siguen ostentando el poder diferenciador, que en los últimos tiempos ha tenido incrementos exorbitantes, al punto que unas pocas familias acaparan fortunas superiores a la riqueza de muchos países pobres. El nuevo enfoque que preconizan tan eximios pensadores, se orienta al valor que atribuyen a sentimientos elevados se que incuban al interior del corazón humano, que proporciona mayores satisfacciones anímicas entre las que está la felicidad alcanzada por el valor que representa el reconocimiento de los seres humanos a los que se prestan los servicios comunitarios.
No obstante las tendencias advierten de que se están fraguando planes que satisfacen los de siempre. Para salir de la crisis que se cernía contra el euro, por parte de los especuladores a los que llaman el mercado, el Banco Central Europeo junto al Banco Mundial, han decidido poner muchos centenares de miles de millones de todos, con la condición de mandar técnicos del Banco mundial para imponer y fiscalizar las medidas que tendrán que imponer los gobiernos de los “Pigs” europeos para disminuir sus deudas a costa de los servicios del Estado del Bienestar que aún quedan reduciendo drásticamente el número de los servidores públicos que los regentan y los sueldos de los mismos. Menuda solución que venga impuesta por condiciones impuestas por el Banco Mundial que ha sido, según consta en la experiencia de sus actuaciones que prestaba créditos a los dictadores de los países pobres, que solían invertir en bonos de EE.UU. dejando devolución de los mismos a cargo de las arcas públicas de dichos países, con lo que se produjo el atronador escándalo de la devolución imposible de dichos créditos que condujo a países sensibilizados por dicho problema a condonar dichas deudas.