Irlanda y CiU
Un artículo de Vicenç Navarro, de estos últimos días, pone en evidencia que lo que con toda seguridad, habrán suprimido del discurso de CiU de los días previos a las elecciones catalanas, es el elogio hecho por Artur Mas del éxito económico alcanzado por Irlanda, previo a la debacle actual. Artur Mas, puso a Irlanda como ejemplo a tomar para Cataluña, supuesto de alcanzar la autonomía, formando parte de sus intenciones, el tomarlo como modelo ideal a imitar, consistente en: bajar impuestos, privatizar, someter la economía al dictado del liberalismo económico más ortodoxo, bajo la influencia de los Bancos y de la Iglesia católica, como banderas, que permitieron a la especulación urbanístico-inmobiliaria en aquel país, campar por sus respetos, como se hizo en España, durante las dos legislaturas del Gobierno de Aznar, al seguir las consignas de Banco Central Europeo y el Banco Mundial, favoreciendo la especulación sobre la economía real que han llevado al actual estado de cosas, en que cayó también Zapatero en su primera legislatura, con la ingenuidad de pretender superar a Italia con préstamos del mercado para construir casas vacías que ahora nos están llevando a la ruina.
Vicenç Navarro, en su riguroso manejo de las cifras ponía en paralelo, las preferencias hechas por Jordi Pujol durante sus gobiernos, tomando a Suecia como modelo, en contraste con las de Artur Mas por Irlanda, mostrando los abismos entre los dos países referenciados. Suecia como inventora del Estado de Bienestar, que fue el mayor logro del capitalismo para beneficio de los trabajadores, incitado, por la popularidad atribuida por intelectuales a la Unión Soviética de los años veintes, con un capitalismo de rostro humano, por la vía fiscal, equilibrando algo, la abismal diferencia entre lo percibido por los muy ricos y los muy pobres. Hoy día se han llevado las diferencias al paroxismo, con gobiernos de derechas, que han puesto a la economía por encima de los gobiernos en el mundo occidental. La política económica practicada por el gobierno irlandés, elogiada por Artur Más, se halla en las antípodas de las que practica el gobierno sueco, modelo de equilibrio social y político en el transcurso de un siglo de paz, auspiciados incluso por gobiernos de derechas.
Sería una ironía rayana en la irracionalidad, que CiU, que según las encuestas, tiene asegurada la victoria en las inmediatas elecciones catalanas, tomara como pautas de gobierno las puestas en práctica por Irlanda, que han conducido al actual descalabro. Artur Mas, habrá tomado nota a la vista de los resultados que ha tenido el país de sus antiguas preferencias, donde los impuestos de sociedades y los porcentajes destinados al Estado del Bienestar, eran el 50% de los aplicadas por los suecos: el impuesto de sociedades en Irlanda es del orden del 12%, el de los suecos el 24%. El porcentaje que destinan los irlandeses al estado del bienestar es aprox. el PIB el 12%, el de Suecia es el 24%. Como se puede colegir de las cifras aportadas, el diferencial entre ambos países es tan abismal, que contribuye por un lado a disminuir el diferencial de rentas percibido entre los más y los menos favorecidos por la fortuna, que constituye un índice representativo del bienestar y la paz social de los países, como ha
quedado bien patentizado en el anterior ejemplo.
El fenómeno que se observa actualmente en los países occidentales, consecuencia de la crisis actual, es debido al diferencial de los precios de los productos. En un mundo globalizado, la función crucial del mercado, es ser competitivo y el que más lo sea prevalece sobre los demás. Los países emergentes, en los que se están instalando las factorías deslocalizadas de los países con sueldos son más elevados, lo que más se deslocaliza son los puestos de trabajo causantes del paro en los países de los que emigran las factorías. El paro, el efecto más desestabilizador que se puede generar en las sociedades en las que el pleno empleo ha sido la aspiración de las autoridades, puesto que física y psicológicamente el parado contra su voluntad, es anomalía inaceptable para gobernantes responsables. Poner a la economía, por encima de la paz social y el bienestar de las personas que es la función de los gobiernos, es una aberración inaceptable que urge corregir, por el efecto desestabilizador que genera. Parece inexorable que los países donde las costumbres han degenerado en despilfarro, que es el mayor depredador ecológico, causante además, de la endemia del sobrepeso, que preocupa a tantas personal, conducirá inexorablemente a apretarse el cinturón, cambiando de paradigma para evitar la extinción del planeta Tierra bajo la presión demográfica, priorizando la austeridad digna que permite el progreso actual, frente al irracional consumo despilfarrador a que conduce la publicidad exhaustiva, adoptando el post materialismo, con valores superiores de racionalidad.
Pasar el actual rubicón, del cambio radical de costumbres, para sustraer el poder alcanzado por los imponderables económicos que constituyen el mayor desafío a la racionalidad, que esperamos que sea el último experimento de los que se han valido de todo tipo de artimañas para dominar el mundo, por unos pocos en detrimento de las mayorías, que teóricamente con el valor igual del voto, cuando este hecho sea asumido por la inteligencia colectiva, que está en vías de difusión universal, serán factores decisivos para acceder a la racionalidad.
Los comportamientos a que incitan las consignas del PP en los días aciagos a los que está sometida España en este momento, por los llamados mercados que prestaron dinero a espuertas para rentabilizar al máximo la especulación, por la baja fiscalidad impuesta por los gobiernos del PP para construir casas imposibles de exportar, pero que coyunturalmente daban plusvalías del orden del 20% anual, a los urbanizadores y constructores inmobiliarios, que son por vocación, astutos aprovechadores de coyunturas momentáneas para forrarse, sin tomar en cuanta las estrategias que marcan las tendencias del futuro, como hace la tecno-ciencia que a través del I+D+i ha sido el factor dinamizador de progreso en lugar de las finanzas a las que les han sido conferidos atributos de la mayor incidencia en el gobierno de los pueblos, con el resultado de llenar los bolsillos de los especuladores que con la crisis fueron resarcidos por los estados con el dinero de todos y en este momento lo son con los intereses exorbitantes que cobran a los países endeudados que no pueden afrontar las devoluciones.
Situaciones como las descritas más arriba obedecen al absurdo que supone poner a las finanzas virtuales por encima de los gobiernos de los países que fueron seducidos para hacerse con préstamos que permitían en el caso de España, desentenderse del fantasma del paro por medio del boom urbanístico-inmobiliario llamado del ladrillo, contrayendo una deuda desorbitada para construir casas que no podían ser habitadas puesto que eran compradas por especuladores engolosinados por beneficios anuales del orden del 20% anual, sin hacer la menor prospección de hasta donde llegaría la burbuja que una vez estallada pone al gobierno contra las cuerdas a que le someten los mercados.
Además de los hechos evidentes antes descritos, será imperativo el apretarse el cinturón en un mundo globalizado en el que los emergentes impondrán su ley de oro del mercado, en que el que vende más barato es natural que se haga con la clientela. Estas evidencias que se ponen de relieve en las respectivas coyunturas por observadores objetivos, son ignoradas por la codicia sin límites que genera el dinero, factor que deberá ser sometido a revisión sobre su incidencia en todos los apartados de la vida de las personas.
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