Reivindicar la política
Las respuestas dadas por Javier Solana en la entrevista concedida a RNE, son representativas de un político de larga trayectoria: en España durante la transición y en Europa en épocas cruciales con responsabilidades en la consolidación de la Unión Europea. Preguntado sobre la función atribuida a la política y a los políticos a la vista de las últimas encuestas, que los sitúan en el tercer lugar de los problemas que tiene nuestro país, con la deplorable anécdota de: denuestos, abucheos, insultos,. destinados al presidente del Gobierno Español, en la celebración del desfile militar el día de la fiesta de la Hispanidad, difieren radicalmente de las opiniones vertidas por el Sr. Solana, como actor dedicado a dicha actividad por espacio de más de cuarenta años, que conceptúa a la política como un servicio a los intereses de la colectividad, en detrimento de los intereses personales. A este respecto es paradigmático el contraste de dicho planteamiento, con la trama Gürtel, instrumentada por el PP en nuestro país.
En nuestro obsesivo enfoque, de que el futuro alumbrará nuevos paradigmas impuestos por la racionalidad implícita en la globalización, mundialización, internacionalización,..o como se le quiera llamar, al fenómeno irreversible aún no asumido por las naturales inercias, propias de todos los procesos de cambios cruciales que en la actual coyuntura han sido copernicanos, lo que hace imperativo revolucionar conceptos estructurales de las administraciones vigentes, para adecuarlos a las realidades que demandan los nuevos tiempos, en los que el conocimiento se impondrá, al haber demostrado ser un factor infinitamente más eficiente que el dinero, que la herencia y el padrinazgo para regir los destinos capitales de la humanidad.
La inmediatez de las informaciones y comunicaciones, la conservación de la ecología y el control demográfico que nos afectan a todos por igual, el comercio, el turismo, las migraciones, y aspectos de la vida en común de los humanos, cuyo interés prioritario debería ser orientado a eliminar las guerras recurso irracional donde los haya, que ha impregnado los genes humanos desde la ley de la selva, heredado del imperativo impuesto a los irracionales por razón de subsistencia, hecho, que no se compadece con la racionalidad de los comportamientos vigentes. Los medios económicos destinados a fabricar ingenios bélicos, que suelen terminar en chatarra, bastarían para erradicar el hambre y la enfermedad de ingentes masas de personas indigentes y sufrientes del planeta, injusticia que sociedades civilizadas no pueden consentir.
Los avances aportados por el método científico, difundidos a través el éter, al que va a ser cada día más difícil monopolizar su difusión que a través de la enseñanza, que en los últimos tiempos está siendo impartida en progresión geométrica, poniendo a disposición de masas ingentes de personas sumidas en la ignorancia a lo largo de la historia de la humanidad, y que ahora, con el
aprendizaje de la infinidad de disciplinas impartidas modernamente, permitirá a las neuronas de miles de millones de seres humanos, servirse del conocimiento generador del progreso humano, en magnitudes y hasta límites inconmensurables, en extensión y en celeridad, creando formulas de acomodación al bien común y a la concordia entre la gante, dirigidas a alcanzar las más altas cotas de bienestar físico y espiritual, cuya meta sería la desiderata de la felicidad.
La metodología que podría conducir a una sustancial mejoría de las relaciones humanas, que a la vista de los avances materiales aportados por la tecno-ciencia: poniendo solo por ejemplo que en el transcurso de un solo siglo, haya permitido al planeta Tierra, pasar tener de 1000 a 6000 millones de personas. Los progresos experimentados en todos los aspectos de la vida humana, han sido espectaculares en los parámetros relativos al bienestar físico, según puede testificar cualquier observador objetivo. No obstante siendo el progreso material un bien apetecido por muchas personas, puesto que renunciar a seguir avanzando hacia horizontes de perfección, sería poner obstáculos a la vocación irrenunciable de los espíritus más elevados, que consiste en dar pábulo a la creación, persiguiendo los frutos que proporciona la imaginación, que son llevados a la práctica mediante los inconmensurables recursos de los que se dispone.
El boom experimentado por la extensión de la educación en grandes áreas del planeta, permite vislumbrar un auge prometedor de la consolidación del conocimiento humano, como proveedor de los bienes que proporciona el progreso. A tal fin, a la difusión del conocimiento ejercitada por los docentes, que sería el principal factor coadyuvante para su difusión, habría que otorgar los mayores incentivos a tal profesión, situándola en el cumbre de la escala social.
Paralelamente, a los avances alcanzados por la informática que en el poco tiempo en que se viene utilizando, ha revolucionado infinidad de funciones burocráticas antes confiadas al funcionario del manguito, etc,.. con el resultado de que las prestaciones del ordenador han incrementado de forma exponencial la eficiencia de las administraciones, con excepción de la de justicia, que al rechazar el útil informático sigue demorando la solución de los litigios que le son confiados en ocasiones hasta 15 años.¡ Aberrante ¿verdad? ¡.
Reconocida la eficiencia del ordenador para la resolución de los problemas administrativos, no sería arriesgado pensar que ha futuro, pueda ser encomendado a dicho ingenio la cualificación de las condiciones de los candidatos para desempeñar las infinitas funciones que requiere la vida moderna, de forma a asignar a cada uno el puesto que mejor cuadra a sus aptitudes, gustos, elección, vocación, etc,.. en sustitución de las oposiciones realizadas por jurados humanos que difícilmente pueden abarcar todas las facetas de la personalidad de los examinados como podrá hacerlo la inconmensurable memoria, rapidez de cómputo de los ordenadores, presumiblemente más objetivos que las limitaciones de la mente humana. Sentiríamos que la anterior aseveración pueda escandalizar a algunos, pero de no existir la máquina no contaríamos con el chip.
Supuesto que se puedan llegar a cualificar objetivamente las condiciones de cada uno para el desempeño de los cometidos de cada función específica, se podría situar los mejores en los puestos de responsabilidad de las infinitas especialidades desarrolladas por las sociedades modernas, siempre que las actuaciones de cada operador en su puesto de trabajo puedan ser fiscalizadas, valoradas, calificadas, etc,... por los propios componentes de la organización de la que forman parte, mediante el ejercicio de la democracia directa votando, sobre las cuestiones de interés general, tomando las resoluciones a partir de mayorías cualificadas acordes con los estatutos. Podrían ser una embrionaria aproximación las sociedades cooperativas extensible a todos los estadios administrativos de cada país, desde la empresa familiar al gobierno.Conscientes de lo revolucionaria que sería la aplicación de la anterior propuesta, en la crisis en la que estamos inmersos, se han dado aberraciones tales como que los Bancos, entidades de crédito, finanzas, especuladores,... que se forraron en los tiempos de bonanza, cuando quiebran son resarcidos por los gobiernos con el dinero de todos, dinero que a continuación es retrotaido: de las pensiones, del estado del bienestar, de los emolumentos de los funcionarios del estado, y causante del paro que supone la mayor irresponsabilidad de los gestores de los países al no saber y/o no querer erradicar el mayor desarreglo psicológico infligido a personas dispuestas a trabajar que la imprevisión, inaptitud, deficiencia estructural del sistema capitalista,.. que lleva implícita la injusticia más sangrante que se puede infligir a personas responsables como es el paro, que unido a la insolidaridad que representan las abismales diferencias económicas que genera entre los que laboran para el progreso y los encumbrados por herencia, a muchos se nos hace incomprensible que tantos perjudicados por las probadas ineficiencias del sistema vigente, sigan depositando su voto en favor de gobiernos depredadores del sudor de los productores de los múltiples bienes que proporciona la modernidad, evitando con ello que sean distribuidos de forma más equitativa, por gobiernos responsables que velen por el bien general.
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