Redimir la pobreza
En la reunión del G-20 que tiene lugar estos días en Seúl, el tema estrella que enfrenta a tres posturas contrapuestas, relativo al valor de cambio de divisas que tienen las tres monedas más importantes del mundo actual, donde cada una de ellas, defiende sus intereses nacionales para remontar la crisis en función de sus respectivas estrategias.
1º) El euro, defendido por Alemania, que es entre los países occidentales el que mejor sale de la crisis, gracias a su seriedad industrial, por lo que sigue exportando tecnología de punta, así como por haber flexibilizado los horarios laborales antes que recurrir al despido, expediente al que no ha podido recurrir España consecuencia del monocultivo de la construcción. Alemania defiende el cambio estable del euro respecto al dólar, que se rompe si EE.UU. le da a la máquina de imprimir dinero, con lo que el dólar se devalúa respecto al euro, con lo que Europa pierde competitividad exportadora.
2º) EE. UU., pretende recurrir a inyectar sumas astronómicas de dinero público, como hizo con ocasión de crac económico representado con la quiebra del Lehman Brothers, dándole a la máquina de imprimir billetes, con lo que pretende en la coyuntura actual inyectar liquidez crediticia al sistema para atajar el paro, con la construcción de obras públicas. La magnitud actual del circulante monetario en moneda impresa en papel del water, supera en decenas y/o
centenares de veces el valor de todos los bienes materiales existentes en el planeta, si bien la llamada ciencia económica no se atreve a cuantificar dichas magnitudes, posiblemente por el escándalo que supondría publicar tamaño escándalo que posiblemente constituye el postrer recurso al que recurren las fuerzas dominantes a lo largo de la historia, para confundir a los ignorantes mediante sus maquinaciones tramposas, lo que les resultará más difícil de vender a las futuras generaciones cada vez más ilustradas.
3º) La tercera postura está representada por China, que a través de haber conseguido que las empresas occidentales se establezcan en su país con factorías de nueva planta, dimensionadas para economía de escala, para surtir de los más variados artículos al resto del mundo a precios competitivos, como consecuencia de bajos salarios fruto de la austeridad de sus trabajadores y otros condicionantes que permiten redimir a masas de ciudadanos sumidos en la indigencia, proporcionándoles medios para conseguir mínimos de dignidad humana, como por ejemplo se dice que suministran a los almacenes Wallmart de EE. UU. la mayor empresa del mundo con sus dos millones de empleados, que surten con artículos chinos a los cuarenta millones de pobres norteamericanos. En Seúl, China, se niega a revalorizar su moneda: el yuan, gracias a la coartada que les permiten maniobrar con las elevadas cifras de pagarés del tesoro USA, que tienen en su poder.
La globalización, o como se quiera llamar al fenómeno de apertura mundial de los mercados y otros muchos capítulos de la relación entre países, que han hecho de los intercambios el “modus operandi” más generalizado de las relaciones humanas en sustitución de las guerras, que fueron el leitmotiv de los comportamientos del pasado históricos de las naciones, por sus ambiciones territoriales. A este respecto, estos días asistimos a la anomalía que tiene lugar en el vecino Marruecos, que pretende anexionarse el territorio del Sahara Occidental.
Las reuniones periódicas que tienen lugar entre los principales países del mundo, a las que últimamente se han incorporado los países emergentes, (llamados reemergentes por Javier Solana), por haber sido durante los dieciocho primeros siglos de la era cristiana países punteros de la civilización mundial, por sus aportes de grandes inventos en la antigüedad, que llegaron a occidente por la ruta de la seda, abierta, por mercaderes venecianos.
Dichos países, son portadores de nuevos paradigmas que imprimirán un viraje copernicano a los comportamientos sociales que han perdurado durante siglos en Occidente, que concede la prevalencia a los valores heredados respecto de los adquiridos por méritos propios. Hay que reconocer que la Ilustración dio los primeros pasos para corregir tan flagrante anomalía, pero aún hoy aparecen formas de actuación tan estrafalarias, como son las finanzas virtuales, más tramposas que los juegos de casino, que llegan a embaucar a los pequeños ahorradores que los fondos que confían a los Bancos, son el bumerang dirigido contra sus propios intereses, puesto que son los Bancos, que tienen sus franquicias instaladas en todas las grandes empresas que mediante el marketing político, cuyo altavoz tiene el mayor alcance para revertir todos los argumentos a su favor, pregona la privatización como la panacea, en detrimento de la acción de gobierno a la que en teoría confiamos la defensa de los intereses comunitarios.
Las fuerzas de la reacción, son aquellas que en democracia, (que es la que determina que cada voto tiene el mismo valor), consiguen mayorías que les permiten gobernar mediante los votos de sus adversarios naturales (los trabajadores). Por ejemplo en la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, consigue mayoría de votos para gobernar, pero como todo el mundo puede colegir, que su intención sería privatizar el Estado del Bienestar, para que los servicios prestados por el Estado, fueran de pago para que los que pudieran pagarlos que son minorías, pudieran sumir a los demás (que son mayoría) a la flagrante injusticia que se aplicaba en el pasado: privilegios para los pudientes y enfermedad ignorancia y abandono de los trabajadores que son los artífices junto con los científicos de la prosperidad, que nos ha proporcionado el progreso, mediante el despertar del conocimiento, la salud, el bienestar, con el aporte de los mejores que nunca han sido los privilegiados por: la herencia, por el dinero, la influencia,... que como se demuestra en los países emergentes, no son ni las finanzas capitalistas, ni los oligopolios, ni los llamados mercados, los más competitivas para redimir a los pueblos de la pobreza, sino, que los recursos administrados por los gobiernos son los más eficientes.
Que nadie me venga con llamar que a lo que antecede se le llamar demagogia, como será de rigor calificarlo por los políticamente correctos, que en rigor, son hipócritas corrompidos por un lenguaje, que antes era objeto de delito, aplicando con rigor penas, por los que durante siglos han sido azote y escarnio de la razón y del sentido común, mediante el poder omnímodo asignado al dinero, sin que como se ha demostrado en la crisis que padecemos, la injusticia aplicada por los hechos, premiando a los delincuentes y condenando al paro a las víctimas de tan aberrante operación, podamos votar a los delincuentes, esclavizando a las víctimas, tirando piedras sobre nuestro tejado.
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