Cómo combatir el sueño

Ha sido un artículo de Javier Cercas, en el que relataba como consiguió dejar de fumar, el que me ha animado a tratar de transmitir a quien pueda interesar, la experiencia personal que me ha permitido combatir y vencer el insomnio, tras haber pretendido transmitirla verbalmente a mis allegados, sin aparente resultado. Es por lo que recurro a dejar constancia escrita, que sin aspirar a los resultados que tuvieron la plasmación al papel, las ideas de Leonardo da Vinci, que después de haber transcurrido tantos siglos, se siguen descubriendo sus legados mediante papeles que han aparecido en la Biblioteca Nacional de España recientemente. Me disculpo de haber recurrido a la anterior “boutade” que los franceses dan, a los disparates ontológicos.

Ahora en serio, trataré de exponer un “modus operandi” para combatir el insomnio, del que ignoro su origen, pero que vengo aplicando cada vez que se me presenta la ocasión: consistente en que cada vez que no consigo conciliar el sueño por cualquier desquiciamiento de mis neuronas que se revelan a mi deseo de dormir, en lugar a recurrir a fármacos, expediente del que eché mano en mi vida profesional, al reconducir a la cama la acumulación de trabajos que tuve que afrontar en aquel período de mi vida, ahora que han desaparecido los problemas acuciantes de las obligaciones laborales, en que vengo disfrutando de una plácida jubilación, me he inventado otros problemas, ciertamente elegidos, que también pugnan por robarme el sueño, habiendo conseguido eliminarlos mediante la fórmula que expongo a continuación que me ha dado resultado satisfactorio en el 100% de los casos hasta este momento, si bien tengo que confesar no haber tenido nunca que afrontar problemas capitales como son, los de la propia salud y la de mis allegados ni el deceso de seres queridos de la proximidad familiar y/o afectiva.

Paso a describir el “modus operandi” empleado: la voluntad, cuando no se logra alcanzar por cualquier circunstancia, causa frustración como todo el mundo sabe, la necesidad fisiológica del sueño es combatida generalmente por la farmacopea, por la gente que conoce sus efectos y recurre a ella, a veces llegando a cometer excesos que han conducido a desenlaces irreparables.
Mi fórmula de actuación es distinta, consiste en la constatación de que disponemos de cinco sentidos que nos permiten percibir las sensaciones que transmite nuestro entorno, que accionan la actividad de nuestras neuronas. Si para el descanso nocturno creamos las condiciones idóneas para descargar a nuestros sentidos de influjos físicos exteriores como: sabores , colores, táctiles, auditivos y visuales, seguimos no obstante sometidos al martilleo de: pensamientos, obsesiones, intervenciones mentales de todo tipo, que someten a nuestras neuronas a una presión a veces insoportable, debido a que concentran toda su intensidad sobre un problema específico, que si se transforma en obsesivo, pudiendo acarrear desarreglos psíquicos. Para evitarlos, en mi caso concentro mi atención el único sentido que puedo activar a voluntad cuando los cuatro restantes están desactivados : la vista, que tras asegurarme una relajación absoluta de todos los músculos del cuerpo, cosa que requiere una fuerte dosis de voluntad para no percibir el menor síntoma de molestia en todo el organismo, procedo a buscar un punto, negro para fijar la vista, que tras una denodada concentración en dicha zona inicialmente oscura, en la que aparecerán con el tiempo, pequeñas marcas luminosas móviles de muy baja densidad, inicialmente casi imperceptibles por lo que se requiere gran fuerza de voluntad y a veces de paciencia para superar esta fase que es decisiva, cuya continuación o resultado es la llegada del sueño, con lo que uno no puede apercibirse de su resultado que consecuentemente es satisfactorio al alcanzar el fin perseguido.

Mi actividad mental, que en esta etapa postrera de mi vida, va dirigida a la búsqueda de rutas positivas por las que puedan discurrir las acciones de los colectivos humanos, se me ha ocurrido difundir un comportamiento personal, con la pretensión que pueda ser útil a los demás, puesto que los problemas psíquicos, constituye un azote para muchos espíritus elevados, que son los llamados a incidir más directamente en la vida de sus congéneres. He tenido escrúpulos que cuestionan en cierto grado el anterior planteamiento para combatir el insomnio, al poner diques a la actuación neuronal, cuando mis consignas van orientados a dejar fluir los pensamientos para ejercitar la libertad en plenitud, no obstante, el tratar de evitar desgarros psicológicos que a veces conducen al uso indiscriminado de perseguir paraísos artificiales a partir de las drogas que tantos dramas acarrean a la humanidad. Compensar la subversión de principios arraigados en lo más profundo de la convicción ético-moral que tratamos en todo momento de observar a pesar de la hipocresía que observan las máximas instancias a las que estamos sometidos, como son el haber transferido el mando real de los mas altos intereses del mundo, al llamado mercado que entroniza al dinero, como el artificio depredador de los productores, puesto al servicio de los más abyectos especimenes de las sociedades actuales y a la fuerza militar intimidatoria de los pueblos pobres que se gastan lo que no tienen para intentar defenderse de tan onerosa opresión.

Espero que por haber transgredido por una vez mi línea editorial, no sorprenda a los receptores de mis escritos panfletarios abocados a una utopía, que por el momento no tiene los menores visos de ser factible, si bien en mi convicción más arraigada figura cada vez más, en mis pobres neuronas, que las sociedades maduras tendrán que echar mano de la selección de los mejores sabio-eticos, situándolos a cada uno en el puesto que le corresponda por méritos propios, para encauzar por derroteros de racionalidad los destinos de la humanidad, mediante el ejercicio de la democracia directa, valorando las actuaciones de cada uno, en todos los estadios de la acción humana: por sus obras los conoceréis, a imagen de cómo proceden las cooperativas.