Elogio de la economía de escala
Uno de los pilares sobre los que se asienta el progreso, consecuente con los avances de las producciones alcanzados en el pasado siglo XX, que supera en resultados materiales, a lo acumulado en todos los tiempos que nos han precedido, atribuible en gran parte a las aportaciones hechas inicialmente por Ford y Tailor, para racionalizar los procesos productivos, llamado “ economía de escala”. Previo a dichas iniciativas, no se conocen precedentes históricos que hayan tenido tanta repercusión en la acumulación de bienes y servicios para la humanidad.
Me permito aportar una anécdota personal, que creo puede servir de ejemplo para lo antes expuesto.: Cuando ingresé en mi actividad profesional como vidriero, la vida de los hornos donde se fundía el vidrio, era de seis mes de duración por el desgaste que sufrían los refractarios que contenían el vidrio fundido, tras los cuales se procedía a la reconstrucción del horno. Hoy la duración de los modernos refractarios y por lo tanto la vida de un horno es de doce años sin un descanso; las 24 horas del día, los 365 días del año, durante los 12 años de funcionamiento. El ejemplo expuesto, es a efectos de metáfora de los avances que se han alcanzado en productividad, debido a los avances tecno-científicos que es otro factor concomitante con las ideas de Ford y Tailor en las cadenas de montaje para conseguir multiplicar los resultados productivos de la generalidad de los ítems de consumo.
Son infinitos los ejemplos en que tienen aplicación fórmulas de racionalidad de los procesos productivos atribuidos a la actividad neuronal de personas formadas para cada acción específica. Presentamos dos ejemplos donde los resultados han sido espectaculares: producciones agrarias y edificación: las primeras al pasar de economía de subsistencia a“ economía de escala” la población agraria española, ha pasado de ocupar el 80% de la mano de obra al 6% en el transcurso de un siglo, aumentando las producciones, al tiempo que se mantienen a las poblaciones a resguardo de pasar hambrunas, por sequias y otros efectos adversos de la naturaleza.
Por lo que se refiere a la construcción inmobiliaria que está experimentando una gran demanda, consecuencia del acelerado transvase de la población rural a las ciudades que desde hace un siglo a nuestros días, se invierten los porcentajes residenciales en que, el 80% eran rurales y el 20% urbanos, pasando a ser el 20% de rurales y un 80% urbanos en breve plazo de tiempo. Dicho fenómeno lleva implícita la construcción residencial a marchas forzadas en países emergentes y tercermundistas, que obligará por imperativos de espacio y funcionalidad, a la edificación de rascacielos, cuyo recubrimiento de fachadas con paneles de vidrio de hasta 10 metros cuadrados que corresponden a 1.000 ladrillos, que un albañil tarda días en colocar, mientras una grúa instala el panel en minutos. La construcción de un rascacielos, es precedida de un proyecto minucioso que contempla todas las contingencias que puedan ocurrir durante la construcción de dichos edificios así como del uso para sus ocupantes, para que no tenga averías ni molestias cuando éstas se producen. En seis meses del año pasado, hemos tenido otras tantas averías en nuestro piso de instalaciones generales de agua, con las consecuentes molestias para los ocupantes cosa que no ocurre en los rascacielos en los que existen galerías de fluidos que no interfieren con los inquilinos, por discurrir por espacios acotados.
Las ventajas de la “economía de escala” son tan evidentes, por efecto de la racionalización de los procesos productivos, que es sorprendente que ningún especialista económico en el desarrollo de la presente crisis haya puesto el suficiente énfasis en el factor más determinante de la misma, que radica en la competitividad, que ha sido demostrada por las multinacionales adaptadas a la globalización, por su condición de “economía de escala,” que les da continuidad frente a la aleatoriedad, falta de consistencia y de continuidad de la pequeña y mediana empresa, que tiene carácter coyuntural. Esta ha sido la falla estructural de la economía del ladrillo en España, solo orientada a la especulación, en contraste con la economía alemana basada en empresas bien estructuradas con prestigio en la fabricación de equipos tecnológicos, reconocidos por una clientela fiel que reconoce el bien hacer de operarios que mantienen continuidad en el empleo, en contraste con la construcción que se nutre de advenedizos sin formación.
Por ello, lo crucial del cambio de paradigma al que estamos asistiendo, es la formación, donde a la vista del informe Pisa, España no demuestra especial brillantez y ciertas iniciativas constructivas han sido rechazadas por intereses electorales. No caben argumentos más aberrantes para una cuestión crucial como es la educación, elaborada con las aportaciones de los especialistas del ramo, sin otro argumento para rechazar el consenso, que las dichosas elecciones, por lo que no se cuenta con la unanimidad en aplicación de la nueva ley de educación que nos atañe a todos.
De la formación de las nuevas generaciones, habrán de salir los artífices que pongan en ejecución los paradigmas que permitirán poner a cada uno en el puesto que mejor convenga a sus facultades y vocación, para que el trabajopueda ser desarrollado con entusiasmo y dedicación placentera,( todo lo contrario del anterior castigo de Dios,) puesto que el trabajo, cuando haya sido despojado por la máquina de su servidumbre onerosa, se convertirá en la actividad más placentera a realizarse en la vida, tomado como la parte alícuota que cada uno aporta a la sociedad en función de su potencial latente para que cada uno pueda ser atendido en función de sus necesidades, lo que forma parte del mensaje más excelso que jamás se haya emitido, que solo podrá ser puesto en práctica, cuando las sociedades alcancen la necesaria madurez y sensatez a través del cultivo del pensamiento que proporciona la cultura.
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