24 enero 2011

Subsidiariedades

Todo está sujeto a la dependencia de los nuevos instrumentos que a ritmos acelerados está alumbrando la humanidad en los tiempos actuales. No haría falta aportar ejemplos de tan evidente hecho, que para algunos aferrados a la tradición puedan parecerles disonantes como: que la agricultura es subsidiaria del tractor, que el trabajo de la mujer fuera de casa, es subsidiaria de los electrodomésticos, que el coche, es subsidiario del fordismo, que la prolongación de la expectativa de vida es subsidiaria de los trasplantes, las prótesis y los avances médicos, que el trabajo físico se está transfiriendo a las máquinas, para ganar en eficiencia y comodidad para los que lo soportan como un sacrificio, pero el mayor revulsivo introducido por la revolución tecnológica ha sido la difusión del conocimiento a través del éter, con alcance planetario por medio del Internet.
El fenómeno Wikileaks, ha demostrado el potencial de penetrabilidad de dicho medio, al haber sido capaz de desentrañar los que se consideraban como los secretos mejor guardados del mundo, por los que se tenían por organismos super-eficientes como la CIA. Otra batalla entablada entre los llamados creadores y la difusión no retribuida de sus creaciones a través de Internet, que tiene lugar en nuestro país con la ley Sinde, y a nivel mundial con Googel, que veremos en lo que queda. Los frutos del pensamiento que difunden a raudales incontenibles la sabiduría compartida, que secularmente había sido el secreto mejor guardado por los depositarios del conocimiento; baste recordar como la Iglesia en la edad media que duró siglos, guardó celosamente los libros existentes y todo el saber de la época en el interior de sus monasterios.
La instrucción en todos los órdenes de la vida, que contribuye al desarrollo de las neuronas del ser humano, es el activo por antonomasia con que cuenta la humanidad, para desarrollar los prodigios con los que nos obsequia la tecno-ciencia actual. Una de las funciones capitales a confiar a tan admirable medio, con el que servirse para determinar las potencialidades de cada persona para darle su mejor encaje en la sociedad, tanto para procurar lo mejor para el afectado, dándole alas para el desarrollo de sus facultades en provecho de la sociedad beneficiaria de sus aportes. Esto que para muchos sería una irrupción en la intimidad de las personas, sería la fórmula para alcanzar una de las mayores desideratas que ha concebido la mente humana a partir del axioma: “ de cada uno, sus potencialidades, a cada uno, según sus necesidades”. Cierto que las pautas con las que hoy se rigen las sociedades, se encuentran en las antípodas de las bases que darían pábulo a comportamientos humanitarios, en detrimento de pautas que incitan: a la codicia, a la maldad,, a la corrupción, a las guerras, como derivación de la avidez por el dinero.
Entre los despilfarros: de objetos, de energía, del derroche de recursos por falta de organización estructural, indicamos como una de las mayores faltas en que incurren los humanos es el fracaso escolar, que se manifiesta en nuestra sociedad, por fallas atribuibles a defectos del cuerpo social: hipocresía y falsedades difundidas en los mensajes emitidos por los media, y los ejemplos que dan personajes representativos de las sociedades actuales.. El caso de Berlusconi es de lo más paradigmático: donde el jefe supremo de un país: (que ha dado a la humanidad, ramilletes de personajes polifacéticos y geniales en todos los campos del conocimiento), por influjo del poder que le han dado los medios de comunicación a su servicio, que le han permitido, licencia para cometer aberraciones sexuales amparadas por la inmunidad jurídica, que recientemente le ha sido retirada, que hasta el Vaticano, que ha sido su valedor, le han afeado si bien él no se da por aludido, dado que la Iglesia en su lenguaje confuso no le nombra.
Los enseñantes, como el colectivo que más puede contribuir en incrementar la mayor riqueza que la humanidad puede atesorar, según atestiguan los entendidos en los actuales parámetros de valoración, deben ser prestigiados al máximo, cosa que no ocurre a la vista de los estímulos que más movilizan a la juventud, que son: deportes, juergas del botellón, concentraciones movilizadas por ídolos musicales, el sexo y su exhibicionismo en sus mil modalidades y la atracción irresistible que despierta la posesión del dinero,…lo que merma entusiasmos para asimilar conocimientos que son las auténticas fuentes del progreso que da riqueza a los pueblos.
Se dirá que es utópico pensar que puedan haber en el futuro artilugios capaces de realizar una valoración objetiva de las cualidades de las personas, a imagen de las oposiciones, en las que los juicios o calificaciones las efectúan los humanos que pueden estar influenciados por: rasgos, estereotipos o condicionantes de cualquier tipo que distorsionan la ecuanimidad. Además, con medios humanos no se pueden abarcar la multiplicidad de parámetros que solo pueden cuantificar y/o calificar los dispositivos electrónicos, con los datos que manejan los ordenadores: velocidades y volúmenes inauditos. La valoración objetiva de las potencialidades de las personas, (de lograrse alguna vez) permitiría ofrecer a cada una, la actividad con la que compaginar: conocimiento, vocación, inclinaciones, y/o preferencias, que más le motivan, con lo que harían del trabajo: elegido, admitido, consentido,.. con el que se sintiera más identificado, para hacer del mismo, el objeto capital de la vida de las personas concienciadas, que es el de dar un servicio a la sociedad que nos acoge, nos protege, nos permite el honor y el placer de ser solidarios, como corresponde a seres bondadosos y responsables de lo que tenemos pocas referencias en la historia de la humanidad, pero que a la vista de la celeridad con la que se han prodigado los bienes materiales en el corto plazo de un siglo, es de esperar que la sensatez humana nos proporcione el mayor bien social y universal, consistente en ser juzgados objetivamente por nuestras obras.
De llegarse a alcanzar la desiderata del punto anterior, lo primordial sería destinar a los primeros de la fila para desempeñar la labor formativa de los jóvenes, en la que quizás lo más importante sería despertar en los espíritus, lo que se ha dado en llamar virtudes, que no hay que confundir con las teologales, que nada tienen que ver con las de este mundo, que son las que concibió la ilustración: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, enriquecidas, con conceptos quizás más modestos, como son: bondad, entusiasmo, solidaridad, empatía, amor,….por supuesto, seguido de la formación específica de todos y cada uno de los saberes necesarios para afrontar la vida.
A renglón seguido, entrarían los mejor calificados en su currículum, en cada una de las áreas del saber práctico aplicable, para formar Thing Tanks, unidos en redes multidisciplinarias para acometer el estudio de las estrategias necesarias a cada país concordantes con las planetarias, en el mundo internacionalizado que viene, con el fin de asesorar a los gobiernos para la toma de las determinaciones comunitarias, convenientes para las sociedades y globalmente. Somos conscientes de la contestación que tendrán las anteriores propuestas, también lo fueron cuando dejé constancia escrita hace treinta años que China sería la primera potencia mundial y lleva camino de serlo. Es por lo que no me arredran otros pareceres que son muy dueños de ser emitidos, como lo pueden ser los míos, a pesar de ser políticamente incorrectos.
La moda institucional por la que se rije la gobernación de los países, se denomina neocon que semánticamente tiene cierta aproximación a neocolonialismo, pero parece que se la suele asimilar a neoliberalismo. Puede tener parte de ambas, pues las finanzas ejercen de nuevo colonialismo con la opresión sobre los países pobres, fijando los precios: de los alimentos, de los productos farmacéuticos, etc,. Y del neoliberalismo, privatizando los servicios sociales, que hasta ahora aún conservan algunos gobiernos, para beneficio de sus gobernados, mientras que los empresarios por la vía de los oligopolios cada vez más poderosos consiguen hacerse con lo poco que queda a los gobiernos para gobernar, si bien ello, que forma parte de la hipocresía, con que actúan los votantes a la hora de conceder su voto a los que nos gobiernan, que es el capital, sin tener los atributos legales para hacerlo. Con ello la seudo-democracia que padecemos se sirve de su instrumento goebeliano: del márketing político que tantos réditos le produce en lo comercial, para confundir a los que acostumbran a tirar piedras sobre su propio tejado.