Desigualdades

Los últimos días, están apareciendo en España síntomas de desigualdades sangrantes, en aspectos sensibles de la cotidianidad ciudadana, al generalizarse casos de niños que no reciben la alimentación suficiente, para asegurar un desarrollo armónico: físico y mental, en las condiciones requeridas por un país civilizado del siglo XXI que cuenta con un PIB de más de 20.000 euros. Para paliar dicho déficit en la medida humanitaria requerida, varias comunidades autónomas han decidido asignar de sus menguados presupuestos, lo necesario para proveer de tres comidas al día a los alumnos de comedores escolares necesitados de tan indispensable recurso vital, actitud loable adoptada por gobernantes responsables.

Resultaría sarcástico si no fuera cruel en grado sumo, que autoridades que alardean en proclamar en sus comunicados que todo lo hacen para el bien del país y sus moradores cuando han provisto a sus bancos con ingentes sumas del dinero de todos, que no se dignen asignar los ridículo fondos necesarios, que evitarían a los niños de hoy contraer deficiencias orgánicas que les inhabiliten para tener un desarrollo normal a lo largo de sus vidas para poder afrontar las responsabilidades futuras, en igualdad de condiciones con el resto de sus conciudadanos.

Las noticias que tenemos de tiempos pasados, en que la carencia de medios obligaban a los pobres, tender la mano en las puertas de los templos, para que los pocos ricos existentes en la época, se consideraran absueltos de sus responsabilidades cívicas, con la limosna depositada en las escuálidas y serviles manos, para acallar sus conciencias, hoy, en que el despilfarro es moneda de cambio en los conductas de los defensores del consumismo a ultranza, resulta cruel el triste espectáculo que se da en nuestro país, al ver a tantas personas dignas, buscando en los contenedores de basuras, lo que otros han desechado.

La macabra metáfora que se puede sacar, de que, lo que unos tiran a la basura otros se tengan que comer para asegurar su subsistencia, es de por sí, un fiel retrato de la cruel sociedad que nos hemos dado como marco de convivencia en la que habitamos, sin percibir en nuestros órganos sensibles de personas civilizadas, el punzón desgarrador que nos inste a gritar con todas nuestras fuerzas, lo absurdo e incongruente que es, el compaginar tanta: ostentación, despilfarro, derroche, en las que se desenvuelven nuestras sociedades, para dar el deprimente espectáculo que permite con absoluta impunidad, el consentimiento mayoritario de los integrantes de las sociedades neoliberales que nos gobiernan, soportar con estoicismo suicida e inhibidor, lo que emana de las más limpias fuentes del sentimiento humano. Aberraciones tan ominosas, como las que permiten las diferencias existentes en tantos comportamientos asentados: por tradición, por ideología, por privilegios de exclusivo disfrute por unos pocos, para mostrar una superioridad ofensiva para los espíritus que hacen de la sencillez y la humildad, virtudes, más humanas que teológicas, como se las etiquetaban antiguamente, en contradicción con lo practicado por el santo de Asís, en los fastos exhibidos en los monumentos catedralicios y en las indumentarias e instrumental de sus oficiantes, que sin duda habrá tenido alguna influencia en la tradición con la que las monarquías y la nobleza siempre hicieron gala, de la ostentación para marcar bien las distancias entre amos esclavos y plebeyos, que diferenciaban la condición social de las personas, a despecho del discurso difundido desde los púlpitos y en las proclamas reales, que fueron ley en todo el discurrir de la historia, pregonando que en otras vidas todos serían iguales. El poso de hipocresía heredado subsiste en nuestros días, dejando la semilla de la insolidaridad sustentada por la codicia, que hace de las personas, lobos para otras personas, por afán de diferenciarse: personal, social, nacional, económica, culturalmente,.. unos de otros por medios que conducen a las peores aberraciones como son: guerras, enfrentamientos, intereses, leyes que permiten a unos abusar de otros,.. cuando existen los medios para disfrutar de una vida feliz.

A pesar de tener la certidumbre de que discursos teorizantes como los que anteceden producen hilaridad a la mayoría de la gente, últimamente, han surgido ejemplos como es el caso de Singapur, que a pesar de estar formado por tres nacionalidades distintas: malayos, chinos e indios, tienen el mismo gobierno desde hace más de 50 años, con el que parecen seguir estando de acuerdo la gran mayoría de sus habitantes y con el que han conseguida notables mejoras en sus estándares de vida.

Europa que en las últimas centurias ha sido el faro de la civilización, mediante avances tecno-científicos a través de la la revolución industrial, y con la educación como motor de progreso, en la actualidad se encuentra en recesión económica, por imposición de intereses económico-ideológicos de países que disponen del potencial financiero que según los entendidos es el que mueve en la coyuntura actual el devenir de los pueblos.

Contando en que con la globalización no se podrán poner puertas al espacio para permitir a los manipuladores del poder fáctico actual confiado a las finanzas virtuales ,de permitir que la emisión de dinero, al que se le permite multiplicarse mediante la especulación, oficializada en las leyes dictadas por los poderosos de siempre, no podrá ser obstáculo, para que mentes preclaras consigan divulgar y poner en práctica, que los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad como son: sobrepasar los límites demográficos que ponen en peligro la conservación del planeta por la incidencia que tienen los humanos actuales, con el despilfarro incitado por el usar y tirar, que se tiene como el medio que permite mantener a la máquina en funcionamiento, mientras que la austeridad sigue teniendo tan mala prensa, por el hecho de que la codicia que tiene el mayor predicamento entre los humanos, se tiene como el impulso que despierta las potencias recónditas de las personas, mientras que la solidaridad debería ser la virtud más enaltecida por los espíritus selectos para su difusión.