Economía: piedra de toque para controversias
Los grandes conceptos como: cosmopolitismo, internacionalización, mundialización, etc..de la economía, reiteradamente utilizados en los foros y tertulias de opinión, que concitan la atención de numerosas audiencias en los distintos medios de comunicación, permiten tratar con amplitud y asiduidad el tema estrella de las relaciones humanas que es la economía, por su gran impacto en la vida de las personas.
Cuando tuvo lugar la caída del muro de Berlín, que simbolizaba el fracaso del experimento soviético en el campo de la economía, se acuñó un eslogan tan llamativo y simbólico, como que dicho acontecimiento significaba "el fin de la historia". Nadie en su sano juicio, puede tomar en su sentido literal tal aberración, por lo que se deduce que su autor lo refería a que la economía de libre mercado, o el liberalismo económico, -como también se le denomina-, había alcanzado la culminación de la perfección, término metafísicamente inaceptable para la mente humana.
Es admitido, que desde Adam Smith hasta nuestros días, han transcurrido mas de tres siglos de prácticas capitalistas, con las variantes que haya podido tener, en las que no vamos ha entrar por ser materia de especialistas; ahora bien, lo que muestran las evidencias, es que estamos en presencia de cambios drásticos en la aplicación de métodos nada ortodoxos, para alcanzar cotas de crecimiento económico en países con regímenes comunistas, que nunca se habían alcanzado en países capitalistas.
Conviene fijarse en los precedentes, que han marcado la evolución de los países en los que han tenido lugar tales prácticas exitosas, entre los que se pueden citar: que tenían conciencia de haber tenido un pasado glorioso de conquistas científicas alcanzadas en la antigüedad, cuando solo se consignaban, los hechos de armas, religiosos, filosóficos y artístico-monumentales. Que fueron humillados y sometidos, mediante la introducción de drogas traídas por las escuadras de las potencias occidentales y por la invasión del imperio japonés, que tuvieron lugar en el transcurso de los dos pasados siglos. Que nunca tuvieron arraigo en su suelo las religiones; que la filosofía confuciana mantuvo su vigencia durante dos milenios; que tuvieron que hacer frente al crecimiento demográfico mediante leyes; un precedente mundial.
Tras las convulsiones de la revolución de mediados del siglo XX, en la que se ensayaron varios experimentos económicos con desigual fortuna, se llegó a la era Deng Xiau Ping, en la que se introdujeron dos conceptos económicos aparentemente contradictorios: por un lado una reforma agraria consistente en dar a los agricultores pequeñas parcelas de terreno, para que pusieran en práctica la economía de subsistencia, alcanzando la cifra de 800 millones de agricultores. Por otro lado acuñó la frase de que ser rico era bueno, permitiendo la instalación de factorías industriales. De aquella decisión se ha derivado el dar facilidades para la implantación de todo tipo de establecimientos, para el ejercicio del libre comercio en dichos países, cuya financiación corre a cargo de las empresas interesadas en: pagar sueldos más bajos, en erigir factorías con los últimos adelantos de la técnica, dimensionadas para economía de escala, habida cuenta de la amplitud del mercado local, y las facilidades logísticas para la exportación que se ofrecen. Paralelamente la oferta de mano de obra preparada es abundante y nada conflictiva. Las condiciones expuestas determinan crecimientos del P.I.B. anual acumulativo de dos dígitos, lo que reporta a los países receptores de las nuevas industrias, doblar su riqueza cada tres o cuatro años, sin necesidad de recurrir a la financiación de las factorías que se implantan, que debido a los avances continuados de las técnicas para mantener la competitividad de las mismas deben ser renovadas, por caer en la absolescencia de sus equipos con cierta frecuencia, debido a los constantes avances tecnológicos. Consecuencia de todo lo apuntado los superávits obtenidos en las transacciones comerciales de los países beneficiados son cuantiosos lo que les permite acometer las infraestructuras físicas para la modernización de sus ciudades, comunicaciones, etc, y las más importantes relativas a los establecimientos de investigación y formación de las personas.
Un aspecto de enorme incidencia humana, no contemplado por los agentes sociales de las economías clásicas, consiste en los evidentes desajustes que por efecto de la deslocalización de las industrias a estos nuevos paraísos del negocio, supondrá sensibles pérdidas de mano de obra local, con la consiguiente frustración para los obreros especializados de edad avanzada, que no encontrarán fácil acomodo que les permita ejercitar las habilidades adquiridas, que son razón de ser de su salario.
También parece llamativo que los economistas no den la voz de alarma, sobre el hecho de que se pida insistentemente la revalorización de las monedas que se considera que distorsionan el mercado por su baja cotización, las cuales pueden despertar la codicia de los especuladores en el supuesto de que tuvieran expectativas de ser revaluadas, con la compra de dichas monedas debido a sus bajos precios actuales, permitiendo a los beneficiados obtener financiación gratuita canjeando sus monedas, por monedas fuertes (dólares, euros etc.) a imitación de cómo hicieron los EE.UU. con los dineros procedentes de los capitalistas pusilánimes que buscaban seguridad para sus fortunas, colocándolas en un país con garantías.
Estos días que tiene lugar en nuestro país, el acalorado debate sobre las opas para hacerse con Endesa una compañía ex estatal, perteneciente al conjunto de los españoles hasta tiempos recientes, que fue exonerada del conjunto para pasar a ser de los accionistas y depender de los nuevos propietarios, las decisiones de un servicio público como la electricidad, un bien vital como lo es el aire para respirar, para el conjunto de los ciudadanos, que dependa de unos pocos por el hecho de disponer de un instrumento como es el dinero, puedan decidir sobre el resto de los usuarios que somos todos, creemos que si pudiera opinar al respecto un observador que procediera de otra galaxia simplemente le parecería aberrante, por contra para muchos de nosotros, anestesiados por convencionalismos al uso, nos parece normal.
Los datos aportados más arriba, que tienen la pretensión de ser bastante objetivos, creemos que pueden abrir ventanas para la entrada de aires nuevos que renueven el viciado panorama actual, plagado de nubarrones de conflictos bélicos, engendrados sin bases legales ni morales que los justificaran, exacerbando con ello las pasiones de los integrismos religiosos alimentados por los cuantiosos recursos que les proporciona el petróleo y también por la lacerante herida abierta por los colonos judíos, que se apropian de territorios pertenecientes a los pobres palestinos, que como arma para oponerse al expolio recurren al terrorismo, que es el peor expediente al que acudir.
Siempre recurrimos a la moraleja final, como en las fábulas de Esopo y a lanzar un mensaje positivo, como acostumbraban a terminar las películas antiguas del "happy end". La riqueza del conjunto del mundo crece a buen ritmo gracias al comportamiento económico de los países de los que hace apología en estas líneas y esto es bueno.
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