14 junio 2007

Catarsis democrática

El ritornelo propio de los sucesivos períodos históricos, se interrumpe para tomar virajes que determinan nuevas: épocas, edades, etapas, acontecimientos, que inducen a los pueblos a tomar derivas hacia el progreso, inducidas por los nuevos instrumentos o útiles que la tecno-ciencia aporta de continuo.

La impropiamente denominada democracia griega, se constreñía a los ínfimos porcentajes de hombres libres. Las mujeres y los esclavos ampliamente mayoritarios, no participaban del festín de privilegios asignados a los asistentes al Ágora.

Los pioneros del pensamiento democrático moderno, se atribuye a los filósofos escoceses que rompieron el hielo del integrismo religioso inspirado en el pensamiento aristotélico, difundido en Occidente por los padres intermediarios de Cristo, durante la antigüedad y la edad media. La democracia tuvo su génesis en la enciclopedia francesa que trajo la Ilustración, expandida por Europa por los ejércitos napoleónicos.

Tras tres siglos de pugnas heroicas para el asentamiento de las prácticas democráticas alrededor del mundo, generalmente fueron mejor asimiladas y defendidas por las capas sociales más progresistas e ilustradas. En los inicios del siglo XXI en que nos encontramos, se advierten síntomas de degradación, corrupción y envilecimiento del sistema democrático, que son precursores de un cambio de ciclo por las siguientes razones advertidas en los principales países donde rige:

1º) En EE.UU. cuya camarilla gobernante en este momento, auspiciada por su principal mentor el vicepresidente Cheney, inspirador de la hoja de ruta “neocon”, parece de toda evidencia que pretendían atribuirse la dirección los asuntos mundiales, en sustitución de la O.N.U. Por ejemplo, se arrogaron la facultad de dar el calificativo a países como: “ejes del mal” y el derecho de atacarlos por medio de un ejercito cuyo poderío que no tiene parangón en la historia. Los hechos acaecidos desde el atentado del 11S, muestran el perfil del mayor leviatán que han conocido los tiempos por su potencial bélico, que han lanzado contra otros países, con la impunidad de que hace gala el poder contra la opinión del resto del mundo, causando un reguero de muerte y destrucción en una región, que para defender los intereses petrolíferos del imperio, ha convertido en el infierno del planeta, al que no se atisba solución.

2º) En nuestra vecina Francia, la corrupción ampliamente avalada por los votos de sus conciudadanos, para librar al país de la irrupción de la ultraderecha, ha salpicado a una docena larga de servidores públicos en las más altas instancias del estado que se mantienen impunes gracias a poderosos valedores que ostentan grandes resortes de influencia: política, económica y/o mediática.

3º) Pero lo más paradigmático en el orden de los abusos de poder ha tenido lugar en España donde la corrupción urbanística, ha salpicado a un número incalculable de aprovechados, que han tenido acceso a decisiones urbanísticas en las distintas administraciones del estado, amparadas por la ley que liberaliza el terreno para ser urbanizable. Ello, ha permitido la formación de las mayores fortunas, a los que se les han dado atribuciones para convertir terrenos agrícolas: (sin valor), en urbanizables, cuyo precio, tiene tanta incidencia en el de las viviendas, que el solar, equivale al coste de la construcción de las casas, lo que ha generado una cantidad de dinero negro con el “boom” del ladrillo de nuestro país que multiplica el del resto de Europa, con millones de viviendas vacías en manos de los especuladores.

El caso más llamativo de corrupción urbanística ha sido el de Marvella donde el escándalo fue de tal envergadura, que se vieron obligados a adoptar un precedente democrático: disolver el ayuntamiento y nombrar una comisión gestora municipal hasta los siguientes comicios. Las nuevas elecciones han tenido lugar, y los votos fueron a la misma ideología de los que cometieron la infracción, lo que demuestra que la honestidad democrática brilla por su ausencia.

El enfrentamiento cainita que se produce en nuestro país entre los dos partidos políticos mayoritarios, adquiere tal grado de virulencia que recuerda épocas nefastas de nuestra historia. En las manifestaciones callejeras que reiteradamente han tenido lugar en las calles de Madrid, contra el gobierno democrático, dejaron documentos gráficos y sonoros tan denigrantes, que los sujetos que los han protagonizado tendrán sobrados motivos de arrepentimiento, a la vista de sus actitudes.
Las instituciones políticas y judiciales, productos de la democracia, gozan de tal descrédito en las encuestas donde se refleja el sentir objetivo de la valoración que hacen los afectados de las actuaciones de los organismos que han de marcar las pautas de los comportamientos de la ciudadanía, denotan la anomia del sistema. Europa de la que se espera que de ejemplo para otras actuaciones, como lo ha dado con la erradicación de las guerras, es de esperar que supere la s grandes fallas expuestas más arriba sobre las deficiencias, fallas, corruptelas, y las innumerables disfunciones que presenta el sistema democrático, necesitado de una profunda catarsis, impulsada por nuevos paradigmas que iluminan nuestro tiempo.