23 junio 2007

Multilateralismo versus unilateralismo

La dicotomía del título que antecede, ha entrado a formar parte del debate político mundial, a partir de la proclamación del fin de la historia con ocasión de la caída del muro de Berlín, que dio por finiquitado el bilateralismo representado por las dos grandes potencias de la guerra fría.
Previo al acontecimiento indicado en el punto anterior, Europa, por sensata percepción de sus principales dirigentes, dio el primer paso con la unión del carbón y del acero que cristalizó en el Tratado de Roma origen de la actual Unión Europea, que representa un hito histórico en las relaciones entre los pueblos que permitirá hacer frente a los dos grandes desafíos de nuestro tiempo: las guerras, habida cuenta de la existencia del arma nuclear y la preservación del planeta de la degradación ecológica.
Estos días tiene lugar la discusión entre los 27 países integrantes de la Unión Europea, para resolver un punto crucial del tratado cual es, el equivalente a una constitución que sirva de punto de referencia común para los comportamientos políticos/sociales... de sus integrantes. De los preparativos de esta importantísima reunión, entre los más altos representantes de los países, han surgido posiciones que proyectan negras sombras sobre su resultado. Es imperativo dar una solución debidamente refrendada por todos en el supuesto que los representantes y sus pueblos hayan tomado verdadera conciencia de lo que la Unión Europea significa, tanto para ellos como para el resto del mundo, al constituir el embrión fundacional del multilateralismo futuro, que marcará las pautas de las relaciones entre los pueblos y sus moradores a nivel planetario.
La iniciativa tomada por los principales mandatarios de los países europeos en 1957 con el Tratado de Roma, fue la consecuencia de los desastres ocasionados por las guerras sufridas a lo largo de la historia en el viejo continente, por las rivalidades y ambiciones ( ínfulas unilateralistas) practicado por los países que se creían en situación de superioridad respecto de los otros, monstruosidad que llegó a extremos apocalípticos con la Segunda Guerra Mundial. Muerte y destrucción, vivida en propia carne por los países europeos y Japón, donde el arma nuclear, dejó huella indeleble de lo que le podía esperar a la humanidad de seguir practicando la dialéctica de las armas, aberración impropia de seres racionales, sabedores tras haberse cuantificado los arsenales de las armas nucleares existentes, que había capacidad sobrada para destruir varias veces todo atisbo de vida sobre el planeta.
Riesgos han habido, de recurrir al arma nuclear desde aquel apocalíptico 6 de agosto de 1946, cuando se desató el pavor sobre Hiroshima y Nagasaki, por el país que ha tratado de institucionalizar el unilateralismo planetario, consecuencia de su astronómico presupuesto militar que iguala al de los siguientes 15 países que le siguen en gasto armamentístico. ¿ Acaso prevé enfrentarse simultáneamente a las restantes mayores potencias del planeta?. No puede existir ninguna razón plausible que justifique embarcarse en nuevas guerras en el siglo XXI, vistas las consecuencias de la guerra de Irak, que además ser infundadas y falsas las razones que la motivaron aducidas para su justificación: dar al país, condiciones democráticas de las que carecía y erradicar el terrorismo, se han convertido en la práctica: en centenares de miles de muertos, en destrucción física del país, en millones de desplazados por la imposibilidad de vivir en dicho infierno, en la exacerbación del terrorismo en todo el entorno regional, en haber creado el mayor foco de desestabilización del planeta, etc.. Resumiendo, la guerra de Irak ha supuesto para los U.S.A. la mayor pérdida de prestigio de su historia, que un comentarista norteamericano, apunta al cambio de liderazgo mundial de su país en parte determinado por el estruendoso fracaso en Irak.
El segundo aspecto a considerar por la incidencia a nivel mundial que tiene la experiencia europea como ejemplo de multilateralidad, es el debatido tema relativo al calentamiento del planeta que no puede ser resuelto unilateralmente por cada uno de los países, ni tan siquiera por zonas geográficas por amplias que sean: su ámbito de actuación debe ser planetario.
El paradigma en curso, originalmente desarrollado en los países ricos, que ha calado profundamente en el subconsciente popular, lo personifica el consumo desenfrenado, que abarca a masas ingentes en todos los rincones del planeta, como sustituto de lo que fueron las religiones como obsesiones colectivas que condicionan las vidas de multitudes, incitadas por la publicidad omnipresente.
El consumo en magnitudes desmesuradas ejercitado por poblaciones ingentes, es tributario de la energía para producir los objetos y servicios demandados, y dicha energía por imperativo de mercado se obtiene de los derivados del carbono por ser los más económicos. El artículo más utilizado es el automóvil, como el instrumento que mejor se presta a ejercitar la libertad de movimiento, cuya mayor servidumbre es que contribuye a la contaminación causante del efecto invernadero.
Se especula sobre una energía: ( la fusión nuclear) a imagen de la que se genera en el sol y las restantes estrellas que pululan en el firmamento, cuyos efectos conocidos a partir de la monstruosa generación de energía desarrollada en la bomba de hidrógeno, que en teoría, cuando dicha energía pueda ser controlada, permitiría suplir todas las necesidades de electricidad, a partir del agua del mar como materia prima no consuntiva, complementada con la producción igualmente ilimitada de hidrógeno que se tiene como el combustible de futuro para automóviles y demás medios de transporte.
Alguien ha barruntado que los oligopolios del petróleo y el automóvil, ostentan tanto poder e influencia, que pueden influir en la marcha de los acontecimientos mundiales, paralizando y/o demorando las investigaciones en curso para desarrollar otras energías que requieren de ingentes aportaciones económicas y especialmente de cerebros solo al alcance de estados poderosos que se presten a acometer proyectos como fueron: "la bomba atómica" y " la conquista del espacio".